Otro día de muertos
Éste será el peor año en el país en el número de asesinatos desde que se tienen registros. Más que en el 2011. Los panteones estarán más llenos que nunca. “Difícil atacar al crimen con pocos policías y mal pagados”. Gran verdad. Propia de un columnista sin responsabilidades en la materia, como el de la pluma. Preocupante cuando la frase es de quien dirige la seguridad en México.
02 de Noviembre de 2017
Quizá no sea evidente de quién estoy hablando, dado que nunca parece ser el responsable de que el día de muertos se celebre diariamente. Me refiero al secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, quien encabeza esta materia porque el gobierno de Peña Nieto desmanteló la Secretaría de Seguridad Pública para ponerla a las órdenes de Gobernación. El cambio, se argumentaba, era para poder coordinar mejor la política de seguridad.
Por dos años pudieron presumir una mejoría. La caída en los homicidios dolosos que inició en el año 2012 continuó hasta el 2014. Desde entonces no hace más que subir. Lo hace también la tasa delictiva de casi todos los crímenes: robo, extorsión, secuestro…
Un delito que se ha agravado mucho ante la indiferencia y la incompetencia de las autoridades es la ordeña de ductos de combustibles. En el 2012 se detectaron mil 749 tomas ilegales. En el 2016, seis mil 873. No se atendió el problema y se volvió una epidemia. Hoy existe un ecosistema que vive de robar combustible y que ha penetrado a más de un gobierno municipal y quizás estatal.
En un país con rendición de cuentas, Osorio Chong estaría muerto políticamente. Sin embargo, no tiene de qué preocuparse. No es costumbre de su jefe despedir a quien no hace bien su trabajo.
Es el político del PRI mejor posicionado, según las encuestas de opinión pública. Si su partido seleccionara al candidato a la Presidencia a través de una elección abierta, se llevaría la victoria.
¿Por qué no parece afectar la imagen del secretario el desastre en materia de seguridad que encabeza? ¿Será que a la gente no le importa vivir con creciente miedo? Lo dudo. Las encuestas muestran que la inseguridad es hoy una de las preocupaciones centrales del electorado.
¿O serán las dotes de orador de Osorio las que le permiten compensar el fracaso en su gestión? Tampoco parece una buena hipótesis. Es más convincente leerlo en el periódico que escucharlo en televisión o radio.
En claro contraste con el presidente Calderón, este gobierno optó por abandonar el tema de la seguridad y hablar de éste como si fuera un problema externo, como el clima. Parece que les ha funcionado.
Esta administración, a lo mucho, hace propuestas de grandes reformas constitucionales. No usan los múltiples instrumentos que tienen para, por ejemplo, contratar más policías federales siguiendo protocolos adecuados y pagarles mejor. Les ayuda el que una parte de los analistas parece seguir creyendo que la nueva oleada de inseguridad es todavía responsabilidad del gobierno anterior. Sigue prevaleciendo la idea de que cuando aparece un grupo de jóvenes asesinados “algo habrán hecho”.
Gobernación es responsable de las concesiones de los medios electrónicos de comunicación y desde ahí se distribuye mucha de la propaganda oficial pagada. Quizá por ello no hay muchas críticas directas a ella por la crisis de seguridad. Por lo mismo, la historia de las residencias del secretario en las Lomas de Chapultepec tuvo mucho menos impacto mediático que la casa de la esposa del Presidente situada en la misma colonia. La casa de Osorio Chong también se la vendió un contratista conocido en su estado natal (https://goo.gl/uhoL4m).
Las historias de horror en ciertas comunidades abundan. En el municipio de Chilapa, Guerrero, con una población de poco más de 30 mil habitantes, en el año van unos 100 homicidios dolosos. Poco más de un tercio de todos los muertos en el sismo del día 19. Pero no tienen eco.
La élite no suele vivir agobiada por la seguridad. Optó por trasladarse en autos blindados, vivir en condominios con seguridad privada y pasar largas temporadas en Miami. Tampoco a la oposición parece importarle mucho, entre otras cosas porque muchas veces ellos son los responsables a nivel estatal de la oleada criminal. Sólo cuando el crimen es contra alguien de clase media, como el horrendo asesinato de Mara Castilla en Puebla, entonces hay, por unas semanas, una reacción crítica de la ciudadanía.
El dedo del Peña Nieto no parece que vaya a seleccionar a Osorio como candidato presidencial. Requiere a uno que pueda robarle votos al PAN y atraer a los que están hartos de la corrupción e inseguridad y no creen en los políticos tradicionales. Osorio es casi ejemplo perfecto de ello.
Ante tantos muertos, sin embargo, el tema de la inseguridad debería volverse central en la siguiente elección. Será tierra fértil para todo tipo de ocurrencias. Si queremos tener menos días de muertos se requiere la lenta y trabajosa tarea de construir instituciones competentes al servicio de la ciudadanía.