Heriberto Deandar Robinsosn
Quiero compartir una reflexión dominical que tuve durante una comida familiar. Llegamos a la conclusión de que personas de otras generaciones tenían la aspiración de ser doctores, licenciados, ingenieros, agricultores o ganaderos. Esa era la ruta del éxito que representaba “triunfar en la vida”.
Después todo comenzó a cambiar, y los valores y las buenas costumbres se fueron diluyendo y degradando.
Luego el tiempo siguió su curso y las siguientes generaciones querían ser policías judiciales con “trocas” calientes del año y muchas “madrinas”. Eso era sinónimo fiel de la riqueza, el poder y la fama.
Pero con los años siguió la debacle y muchos jóvenes querían ser narcos, de plano, escalando en la sociedad.
Algunas familias presumían que el mañoso “don aquel” tenía separada, de segundo frente, a una de su familia.
Pensamos que ahí pararía la cosa, y que más para abajo era imposible. Pero ¡oh sorpresa!
Con el tiempo seguimos descendiendo y hoy por hoy la política representa una ruta rápida para tener una riqueza desbordada. Una fortuna sin medida, obtenida sin mucho esfuerzo ni talento; desafortunadamente para mal de todos.
Poco riesgo, mucha impunidad y mucha plata a pasto, a manos llenas.
Creo que todos tenemos algo de culpa en esta espiral descendente, unos por acción otros por omisión.
Pero nunca es tarde. Creo que es el momento de los hombres y mujeres buenos y decentes para que le entren al toro de la actividad política, buscando enderezar el camino.
Para dar otro ejemplo a nuestros hijos y sacar del basurero en que está convertido este país.
Estamos en deuda y en el 2018 sería bueno dar un pequeño abono
