México campeón
Cada país tiene sus particularidades muy específicas.
El desarrollo económico, la industria, la educación, la tecnología, los avances médicos, etc., determinan la evolución de una nación y siempre, aunque sean odiosas las comparaciones, hay un marco de referencia que hace destacar a unos de otros.
Hasta la fecha, son indiscutibles los modelos de progreso que han presentado países caídos en desgracia por irresponsabilidad de sus gobiernos, como en el caso de Alemania con Adolfo Hitler o de Italia, con Benito Musolini y hasta Japón.
Los asiáticos después de haber sido bombardeados y puesto de rodillas ante sus verdugos, el progreso industrial y por lo tanto económico en las últimas décadas les ha convertido en nueva potencia mundial.
Alemania, Italia, Japón son tres países que se levantaron entre las cenizas para progresar en la adversidad.
Por el lado contrario, países de Latinoamérica y el Caribe siguen siendo parte de lo que el presidente Luis Echeverría Álvarez (1970-1976) llamó Tercermundistas y que después diplomáticamente llamaron “países en vías de desarrollo”.
Uno de los grandes problemas no superado por décadas por México es la corrupción, que para la organización no gubernamental creada en 1963 con sede en Alemania, Transparencia Internacional, en un nuevo informe, declara que nuestro país tiene el índice de corrupción más alto de Latinoamérica y el Caribe.
El documento publicado lleva por nombre Las Personas y La Corrupción: América Latina y el Caribe, donde se lee que el 51% de los mexicanos ha realizado sobornos para acceder a servicios públicos, específicamente en temas escolares y hospitalarios.
Desde luego no se trata de un privilegio que tengamos que disputamos con otro país, pero si una vergüenza que nos ubiquen en ese contexto ilegal y del que gobiernos estatales y federales han prometido “…combatirla desde sus raíces…”.
Dice el informe del organismo no gubernamental que la República Dominicana y Perú alcanzan un porcentaje del 46% de la población, mientras que los mexicanos rebasamos ‘olímpicamente’ el 51%.
Los investigadores que aplicaron los instrumentos sobre Las Personas y La Corrupción en América Latina y el Caribe, interpretan el soborno como una acción común para las personas de la región con necesidad de acceder a los servicios básicos.
El instrumento se aplicó en 20 países del continente a más de 22 mil personas entre los meses de mayo a diciembre de 2016, quienes afirman han pagado un soborno a lo largo de los últimos 12 meses.
Transparencia Internacional encargó las encuestas a las empresas Latinobarómetro y Marlet Research, quienes se encargaron de realizar las entrevistas en Latinoamérica y el Caribe donde quedó en claro que esos habitantes están siendo defraudados por sus gobiernos, su clase política y los líderes del sector privado, declaró José Ugaz, presidente de Transparencia Internacional.
Países como Brasil y Argentina registraron como índices de corrupción el 11 y 16% respectivamente, prácticamente son quienes ocuparían los últimos lugares donde menos impera ese fenómeno social.
El indiscutible primer lugar sin duda es para la República de Trinidad y Tobago, quien apenas registró un seis por ciento de corrupción entre sus habitantes que se ubican en el extremo sur de las Antillas.
El país caribeño tiene apenas un millón, 349 mil 667 habitantes, cesados en 2015 y es el quinto país más poblado del Mar de las Antillas, por detrás de Cuba, República Dominicana, Haití y Jamaica.
La capital de Trinidad y Tobago es Puerto España y su territorio está formado por dos islas principales: Trinidad -la más extensa y poblada- y Tobago, amén de varias islas más pequeñas, organizándose en catorce regiones corporativas. Su forma de gobierno es la república parlamentaria.
Usted y yo tenemos la palabra. Combatamos a la corrupción, sobre todo para sentirnos mejores nosotros mismos.
Mario Vargas Suárez