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“La clase política no oye al pueblo”: Toledo

Francisco Toledo, el artista zapoteco, es Tequio, es Guelaguetza, es Comunalidad.

De manera silenciosa –siempre ha sido así–, el artista plástico ayuda a las víctimas de los sismos de septiembre. Y lo hace lejos de los reflectores de los gobernantes.

El terremoto del 7 de septiembre que devastó parte del Istmo de Tehuantepec le removió los recuerdos de infancia, el misticismo de la cultura zapoteca y el amor por sus milenarias raíces.

Incansable, no se conforma con dar su tequio (trabajo comunitario no remunerado) al habilitar 43 cocinas populares para atender a 5 mil personas al día gracias a los 8 millones 829 mil 310 pesos que recibió como donativos.

Además, como Guelaguetza (don de dar), el artista diseñó dos ediciones de grabados con cuya venta pretende recaudar 1 millón 830 mil pesos, que destinará a los damnificados de la entidad.

Siempre atento a lo que sucede en su entorno y en las comunidades agraviadas que mantienen viva su identidad, Toledo se queja de la clase política porque, dice, no oye al pueblo ni en tiempos de devastación.

Preocupado por la restauración y reconstrucción de las localidades afectadas por los sismos de septiembre, Toledo envió una carta a todos los presidentes municipales de los distritos de Juchitán y Tehuantepec para ofrecer apoyo técnico para las comunidades que compartan la misma preocupación y quieran asesorarse para reconstruir casas y edificios públicos sin modificar el diseño tradicional.

Le preocupa, asimismo, que las instituciones oficiales y las organizaciones privadas no consideren las características del clima de la región ni la vida tradicional de los pueblos zapoteco, huave, zoque, chontal y mixe en la reconstrucción.

“Suplantar las casas tradicionales con habitaciones construidas según el modelo de la Ciudad de México y otras capitales del país –asegura Toledo– va a significar una vida incómoda para las familias y no está claro que les aporte mayor seguridad en caso de temblores fuertes.”

“Usaremos bien los donativos”

El viernes 6, antes de inaugurar en el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (IAGO) la exposición Casas Tradicionales del Istmo de Tehuantepec con fotografías de Alfonso Muñoz, el afamado pintor y filántropo cuestionó la forma como se están entregando los apoyos para la reconstrucción:

“No sé realmente si van a respetar (la arquitectura vernácula)… usted ya sabe cuál es el modo de respetar de los políticos. Los políticos y constructores necesitan que esté todo limpio y así hacerlo más rápido y más barato.”

En su columna T LEE –publicada en la edición 2133 de Proceso–, el artista juchiteco evocó el chin tacamaya, juego que practicaba con sus hermanos durante su infancia en Juchitán: un niño se sube a la hamaca mientras que otros dos sujetan cada extremo de ella y empiezan a zarandearlo hasta tirarlo.

“Cuando empecé a hacer una imagen sobre el temblor del 7 de septiembre en el Istmo de Tehuantepec vino a mi mente este juego, porque es como si a Juchitán lo hubieran zarandeado jugando chin tacamaya”, escribió.

Así que realizó un grabado sobre el temblor y explicó: “Dos monstruos están destruyendo Juchitán, como si hubieran zarandeado la ciudad más de la cuenta y todo brincó”.

Las obras fueron trabajadas en el taller de grabado de Fernando Sandoval. Toledo agradeció al impresor, quien se sumó a la causa donando el papel y la impresión.

Toledo informó que con las ganancias de los grabados se impulsarán distintos proyectos en el Istmo de Tehuantepec y una parte se destinará a la reconstrucción de viviendas.

Las ediciones de gráfica estarán a la venta en las galerías Quetzalli (Oaxaca), así como en la Juan Martín, López Quiroga y Galería de Arte Mexicano (en la Ciudad de México) y en las tiendas del Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (IAGO) y el Centro de las Artes de San Agustín (CaSa); también pueden solicitarse vía correo electrónico a la siguiente dirección: chintacamayagrabado@gmail.com.

Toledo agradeció a todas las personas que diariamente hacen sus donativos y aseguró: “vamos a emplear bien su dinero” para apoyar en las cocinas comunitarias instaladas en Juchitán de Zaragoza y Santa María Xadani.

A su vez, los Amigos del IAGO y del Centro Fotográfico Manuel Álvarez Bravo (CFMAB) informaron que hasta el 30 de septiembre la cuenta de banco abierta cinco días después del terremoto recibió 8 millones 829 mil 310 pesos como donativos.

Esa suma fue depositada por ciudadanos del país y del extranjero. También hicieron sus aportes la galería Quetzalli, Fundación Televisa, un grupo de ciudadanos organizados en Los Mochis, el Centro de Acopio de la UNAM, los trabajadores de la revista Proceso y Mauricio Fernández, presidente municipal de San Pedro Garza García, Nuevo León.

 PEDRO MATÍAS

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