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Geño Vs. Cabeza, polvo de aquellos lodos

Por Oscar Díaz Salazar

El gobernador Eugenio Hernández Flores fue, involuntariamente, uno de los personajes que tuvo más mérito en el éxito de la gestión de Francisco García Cabeza de Vaca como presidente municipal de Reynosa.

El acoso permanente, la fiscalización continua, la revisión constante, las auditorías frecuentes, la exigencia para que se cumpliera la ley, se siguieran las normas, se atendieran los procedimientos y se acataran los protocolos, en todos y cada uno de los rubros del gobierno municipal, ayudaron mucho a que fuera exitosa la administración que presidió Cabeza de Vaca.

En ese afán de incomodar en forma constante al presidente panista y rival político, Francisco García Cabeza de Vaca, el gobernador Eugenio Hernández y todo su aparato, incluyendo por supuesto al poder legislativo y la Auditoría Superior del Estado, fueron factores que en todo momento corrigieron el rumbo y obligaron a hacer bien las cosas al alcalde y su equipo.

Contrario a lo que muchos opinan, me parece que la rivalidad política y el uso efectivo de contrapesos de los gobiernos, es positivo para la sociedad, y eso fue lo que ocurrió en esos años en Reynosa, en los que se estableció una fuerte competencia por llevarle más beneficios a los ciudadanos, entre el gobierno municipal y el estatal, que en ese momento encabezaban, Francisco García y Eugenio Hernández respectivamente.

La rivalidad política que hoy tiene a Geño Hernandez en el penal de Tamatán, y que en principio se llevó con madurez y hasta cierta cortesía, se descompuso y se trasladó al plano personalísimo (al menos para el lado albiazul) una tarde en la que se rompió el pacto de caballeros que habían hecho estos personajes, para que sus conflictos no lastimaran a las presidentas del DIF, es decir a las esposas de esos contrincantes políticos, que no necesariamente, -hasta ese tiempo -, serían enemigos.

La presidenta del DIF Tamaulipas desarrollaba una serie de actividades en Reynosa, durante una gira que incluía varios eventos en los que se pidió, y se otorgó, el apoyo por parte de las autoridades municipales. Sería en el segundo o tercer evento de esa jornada, cuando se le negó el acceso al templete o plataforma donde ya se encontraban la esposa de Eugenio Hernández, a la actual presidenta del DIF Tamaulipas. A partir de ese momento la relación se descompuso totalmente. Recuerdo que el último evento era el encendido del árbol de navidad o algo por el estilo, una actividad nocturna programada para realizarse en la plaza principal, exactamente enfrente del palacio municipal o edificio sede del Ayuntamiento.

La instrucción fue terminante: todos deberían retirarse y apagar completamente las luces internas y externas de la presidencia y de la plaza. El desaire a la titular del DIF municipal, tuvo también su gesto de correspondencia por parte de los locales en ese mismo día que marcó el antes y después de las relaciones entre los políticos a los que coloquialmente se les conoce como Cabeza y Geño.

El round más reciente de estos pugilistas de la política tamaulipeca, tiene al ex Gobernador en la carcel y al panista en vías de consolidar su liderazgo y presencia en Tamaulipas, más con la estrategia de achicar, arrinconar y neutralizar a sus rivales, que por el éxito de su gobierno.

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