Los subsidios a los partidos
Desde el primer sismo del 7 de septiembre, las redes sociales se inundaron con una andanada de críticas a los partidos políticos, senadores, diputados y políticos en general.
Se le acuso de todos, desde rateros, zánganos, aprovechados e infinidad de adjetivos. Fue el estallido ciudadano, el hartazgo contra los políticos porque ganan carretadas de dinero, legal y extralegal.
Con la indignación surgió la propuesta de que los partidos cedieran un porcentaje de los recursos que reciben del Estado para entregárselo a las víctimas de los sismos del 7 y 19 de septiembre.
Morena se dijo dispuesto a ceder 78.4 millones de los 392 que recibirá este año. El INE le dijo que no estaba autorizado a regresar esos recursos porque están etiquetados para otros gastos. Y ante la advertencia del INE, Andrés Manuel López se arrugo. Ya no repitió aquello de mandar al carajo a las instituciones. Yo quiero dar, el INE es el que no me deja, pareció ser su justificación.
En cambio, el PRI sorprendió al país cuando anuncio que ponía a disposición de la Secretaría de Hacienda, 258 de los 1,034 millones que recibirá este año, el 25 por ciento.
Esos 258 representan una mínima parte de los 10 mil millones de pesos que se necesitan para reconstruir las casas destruidas en Chiapas y Oaxaca, pero al menos son una ayuda importante.
Este año los partidos van a recibir 4 mil 059 millones de pesos tan solo de aportaciones federales, falta sumarle lo que les van a entregar los 32 organismos locales.
El año próximo la suma de lo asignado por el INE y los organismos locales serán 11 mil 904 millones de pesos.
Ese dinero permite que los dirigentes nacionales y su círculo más cercano, se den la gran vida y en el caso de partidos como el Verde, MC y PT, permiten que sus dueños, Jorge Emilio González, Dante Delgado Ranauro y Alberto Anaya cada día sean más millonarios pues son quienes deciden quién debe estar al frente del partido y manejan los recursos del mismo como si fuesen propios.
Los políticos, en especial los legisladores, suelen justificar los subsidios partiditas con el argumento de que no dárselos, partidos y campañas serían financiados por dinero sucio, cuando la realidad es que este dinero entre por carretadas.
Cuando no había subsidios a los partidos, de 1987 para atrás, los partidos se las arreglaban para trabajar. Claro, siendo gobierno se despachan con la cuchara grande, pero para los opositores reales no recibir apoyo gubernamental nunca fue un obstáculo para hacer campañas exitosas. Recordamos aquella campaña del PAN aquí en Nuevo Laredo, en 1983, donde sin recursos públicos realizó un trabajo intenso, le dio la pelea al PRI y le gano en las urnas, aunque no en la mesa de negociaciones,
Diez años antes, el PARM también derroto al PRI, con una campaña modesta.
Ya es hora de que se eliminen los subsidios a los partidos, quien quera ser candidato que recurra a los amigos y a la familia para hacer su campaña y el que no quiera gastar, pues que no participe.
Raúl Hernández Moreno