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Devaluada…

Esto ya lo habíamos comentado, pero hoy lo recordamos al ver lo devaluada que esta esta virtud.

Aunque muchos no lo crean la lealtad es una virtud que engrandece más a quien la entrega que a quien la recibe, claro que cuando ésta es de ida y vuelta se crean lazos indestructibles que van más allá de cualquier conveniencia, uno siempre velara por los intereses y bienestar del otro.

Porque la lealtad es la firmeza de los afectos o de las ideologías, la fidelidad, cuando se tiene no engañar, no traicionar por más tentador que pueda ser el momento, el contrato u ofrecimiento.

Lamentablemente este valor está muy escaso y tristemente hoy en día  tiende a  desaparecer, más en la clase política, para quienes solo es una frase sin valor real y la ofertan de acuerdo a conveniencias, por espacios de tiempo, sexenios o trienios.

Tan devaluada parece estar la lealtad entre los políticos que el valor es casi siempre de  acuerdo a  intereses, necesidades o ambiciones, en él debe  y  el haber, los adeudos morales son a  la baja, quedan  en  saldo  rojo.

Las deslealtades se  dan en  todos los partidos políticos, bueno, hasta  en las mejores familias,  más  tratándose de poder  fama  y  fortuna son  capaces de  traicionar a los suyos.

Seguramente esa es la razón por la que escuchamos constantemente, ya sea en broma o con conocimiento de causa, que los perros son más leales o fieles que el hombre, y es que muchos animales conservan el sentido de pertenencia y nunca olvidan quien les trata bien, quien les cobijo cuando lo necesitaban o quienes les dieron de comer.

Situación  que no sucede con algunos políticos que constantemente desconocen a quien les brindo cobijo, y son capaces hasta de morder la mano que les dio de comer durante varios años, y sino que le pregunten a personajes, sobretodo del PRI y una que otra renegada del PAN, del resto de los partidos mejor ni hablamos cambian de lealtades e ideologías como cambiar de calcetines.

¿Qué a quien nos referimos? No terminaríamos nunca si enumeramos los personajes a quienes la lealtad no les han presentado y creen que solo pueden hacer referencia a ella cuando les convenga.

Basta echar una miradita y se encontrara con muchos  personajes, de todos los colores, que después de jurar que son leales a tal o cual persona o partido político apenas ven la oportunidad de en otra tabla brincar se olvidan de lo que pregonaban y son capaces de atentar  contra los intereses de quien les encumbraron.

Se les olvida que sus actos no quedan ocultos, que las traiciones resurgen, que serán señalados, no serán dignos de confianza pues la gente sabe que quien traiciona una vez lo hace siempre, que solo esperan tiempos o la ocasión para ejecutar la traición.

Con esto queda claro que aunque la lealtad es un valor infinito, más quien sabe valorar, muchas veces se subasta al mejor postor, se le pone precio de acuerdo al interés político, económico, o social.

Tristemente entre  muchos personajes que juegan a la política y otros que afanosamente persiguen el poder fama y fortuna, la  lealtad esta como ellos, devaluada.

VIDA DIARIA

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