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Con secuencia de maíz transgénico, 90.4% de las tortillas en México: estudio de la UNAM

Del total de tortillas que se consumen en México, 90.4% contienen secuencias de maíz transgénico, lo mismo que 82% de las tostadas, harinas, cereales y botanas de este grano, según un estudio encabezado por Elena Álvarez-Buylla Roces, del Instituto de Ecología (IE) y el Centro de Ciencias de la Complejidad (C3) de la UNAM.

El reporte indica que en México –lugar de origen y diversidad del maíz– cada habitante consume en promedio medio kilogramo diario de ese grano en el que se ha encontrado el herbicida glifosato, “probable cancerígeno para el humano”.

La UNAM difundió en un comunicado que, según el artículo publicado en la revista Agroecology and Sustainable Food Systems, en el estudio se encontró que en el alimento básico de la dieta nacional tiene una “presencia alarmante” de transgenes, es decir, genes que provienen de maíz transgénico, de plantas transformadas en laboratorios de Estados Unidos, principalmente.

Las modificaciones han sido para que el maíz resista plagas y tolere el herbicida glifosato, recientemente clasificado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como “probable cancerígeno para los seres humanos”.

En el estudio participaron los científicos Álvarez-Buylla y sus colegas Emmanuel González Ortega, Alma Piñeyro Nelson, Elsa Gómez Hernández, Eduardo Monterrubio Vázquez, Marlenne Arleo, José Dávila Velderrain y Claudio Martínez Debat.

De acuerdo con los resultados que encontraron, todos los alimentos hechos con maíz que se compran en el supermercado y las tortillas de tortillería tienen estos componentes. En cambio, las tortillas aparentemente más artesanales, de maíz nativo y hechas por personas ligadas al campo, tienen menos transgenes y no presentaron glifosato.

Los autores comentaron que no esperaban esos resultados, pues el maíz transgénico no está permitido en México a campo abierto, ya que está en proceso una demanda colectiva que lo impide desde 2013.

Si el gobierno apoyara la agricultura campesina, agregaron, “tendríamos un campo fuerte, menor impacto ambiental por la producción de alimentos, comunidades campesinas íntegras produciendo y comercializando su maíz de alta calidad a precios justos, y los mexicanos gozaríamos de una mejor salud”.

Álvarez-Buylla destacó que “es importante recuperar la soberanía alimentaria. Los mexicanos nos estamos quedando sin opciones en términos de productos de maíz libre de transgénicos”.

La investigadora afirmó que México produce suficiente maíz para el consumo humano: nativo e híbrido no transgénico. “En 2016 se produjeron 25.7 millones de toneladas de maíz, de las cuales 12.3 millones se vendieron para consumo humano, 4.2 millones para autoconsumo, 4.4 millones para el sector pecuario y 1.5 millones para exportación”, aseguró.

Según su cálculo, los 10 millones de toneladas que se importan anualmente de Estados Unidos deben usarse sólo para alimento de ganado o insumos industriales altamente procesados, pero no para consumo humano, y menos si es grano contaminado con glifosato.

Por último, destacó la necesidad de que el gobierno apoye a la agricultura sostenible, agroecológica y campesina para que este maíz nativo o criollo, de alta calidad nutricia, complementado con el híbrido, que se produce en el norte del país, cubra las necesidades nacionales.

 

LA REDACCION

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