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El día de enfrente

Las huellas del 19-S están ahí, entre escombros de los que fueron edificios de oficinas o departamentos que albergaron a ¿miles? de familias, chilangas o no, pero habitantes de la CDMX, también de entidades como la misma EDOMEX, Morelos, Puebla. Sin olvidar el 7-S, con Oaxaca y Chiapas.

Miles de millones de pesos habrán de invertirse para que surjan nuevas construcciones, entre edificios y casas habitación, que alberguen nuevas oficinas o sirvan de residencias para los sobrevivientes a la amarga experiencia de haber vivido un temblor.

Quienes viajaron al centro del país, comentan que la Central Camionera del norte, sobre todo, desde el domingo pasado se vio abarrotada de rescatistas, unos de organizaciones gubernamentales y otros no gubernamentales que regresaban a su lugar de origen.

Algunos de estos hombres y mujeres vestían ropa sucia y hasta desgarrada quizá por jalón; otros con uniformes semilimpios, porque les dijeron que sus servicios ya no eran requeridos. No faltaron quienes solo se fueron a dar la vuelta porque los coordinadores de la ayuda en rescate declinaron sus servicios.

Pero nadie, que se sepa, se fue con un salario asignado. Quizá hubo quienes estaban cumpliendo su compromiso laboral, pero la gran mayoría dejó trabajo, familia y responsabilidades habituales por ayudar.

Sin embargo el día de enfrente no tarda en llegar, cuando entre la maquinaria pesada para terminar de derrumbar las construcciones fracturadas; cuando entren las palas mecánicas a levantar el cascajo de lo que fueron construcciones.

El día de enfrente llegará cuando haya que esparcir cal en áreas específicas por fétidos olores de cuerpos en descomposición. Exactamente igual que hace 32 años en muchos lugares de la CDMX.

Hoy no hubo un Parque México, sede de los peloteros Diablos Rojos, donde concentrar los cuerpos desenterrados de los escombros, porque el edificio fue derrumbado y en su lugar hoy es un moderno Centro Comercial llamado Delta.

El día de enfrente puede ser en una semana o dos, pero va aparecer cuando el agua, medicamentos y alimentos empiecen otra vez a escasear y entonces habrá otra vez que recolectar para enviar.

De lo inverosímil son las historias que se cuentan de aquellos, ‘amigos de lo ajeno’ -por llamarlos de alguna forma- que disfrazados de ‘rescatistas’ entraron a viviendas y edificios para sustraer lo que pudieron.

El día de enfrente también lo tenemos casi encima, por la intolerancia y lo jactanciosos de algunos políticos que se sienten ‘bordados a mano’ cuando siguen con sus amenazas de guerra.

Para nadie es desconocido que los vecinos hijos de Donald Trump, no solo siguen haciendo declaraciones, sino que ya se fueron a los hechos y desde hace unos días, los servicios de inteligencia surcoreanos detectaron movimientos de tropas norcoreanas tras el vuelo de aviones de guerra de EU.

Algunas agencias de noticias están difundiendo que Corea del Norte ha reforzado sus posiciones militares, después de que el canciller norcoreano asegurara que Washington ha declarado la guerra a su país.

Si sucediera lo que los mexicanos no queremos, la guerra, el día de enfrente no tarda en llegar, porque el presidente de este país, sin causa directa, declaró “Persona no grata” al embajador de Corea del Norte. Lo que indica que el señor de Atlacomulco, nos sacó boleto en este conflicto del que no tenemos razón para participar.

¿Tenemos de que preocuparnos? Usted tiene la respuesta, aunque todos sabemos que como entidad, Tamaulipas hace frontera con los hijos de Trump.

Mario Vargas Suárez

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