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EN REYNOSA NO HAY GOBIERNO NI BUENO NI MALO, SIMPLEMENTE NO HAY GOBIERNO
EL ICTUS NO DEJA QUE MAKI GOBIERNE
El pasado miércoles, al final de la Audiencia Pública realizada en la colonia Benito Juárez, grabaron un video de la alcaldesa bailando, video que reventó las redes sociales, y donde todos pudimos constatar porque a Reynosa le está yendo tan mal con el gobierno de la chihuahuense Maki Ortiz. No cabe duda que la de Reynosa es una triste y amarga realidad: en Reynosa no hay ni buen ni mal gobierno. Simplemente no hay gobierno. Hay ausencia de autoridad, hay ausencia de proyecto, de trabajo, de objetivos, de liderazgo y de ganas de servir. En Reynosa falta de todo. Y todo por dos problemas: uno de salud y el otro la falta de honestidad.
Así es queridos lectores. La alcaldesa Maki Ortiz Domínguez sufre de un padecimiento de salud que le impide poner su capacidad al servicio de la sociedad: el ictus. El ictus es un conjunto de enfermedades que afectan a los vasos sanguíneos que suministran la sangre al cerebro. Este grupo de patologías, conocidas popularmente como embolias, también se denominan accidentes cerebrovasculares y se manifiestan súbitamente. El ictus es el equivalente a un infarto de corazón, pero en el cerebro.
Existen dos tipos principales de ictus. Son los ictus hemorrágicos o hemorragias cerebrales, que se producen cuando un vaso sanguíneo, vena o arteria se rompe, y los ictus isquémicos o infarto cerebral, que ocurre cuando una arteria se obstruye por la presencia de un coágulo de sangre. A menudo, este trombo se origina en el corazón y se desplaza hasta el cerebro, donde interrumpe el flujo sanguíneo.
Cuando se sufre un ictus, el daño cerebral es irreparable y deja secuelas graves, que repercuten de forma notable en la calidad de vida de los afectados. Después de un ictus, sólo un tercio de los pacientes se recupera totalmente, otro tercio queda con secuelas y otro tercio fallece. Además, el 25% de las personas que padecen un ictus mueren durante los 30 días siguientes a la ocurrencia del accidente cardiovascular. La alcaldesa de Reynosa, dicho por ella misma, tiene Ictus.
El segundo problema es la falta de honestidad de la alcaldesa. ¿Por qué Maki aceptó y permitió competir en una elección en la que sabía que su circunstancia de salud, si ganaba, no le iba a permitir gobernar, con respeto y eficiencia, a una ciudad como es Reynosa? Porque en la fronteriza ciudad vive más de un millón de habitantes, con una complejidad de problemas que se presentan todos los días, y los cuales se deben resolver desde la Presidencia Municipal. Y, sin embargo, Maki dejó la honestidad en segundo lugar, ganándole su corazón la ambición por el manejo de los recursos y por los pingues negocios que están haciendo Maki, su esposo Carlos Luis Peña Garza y su hijo Carlos, desde el Gobierno Municipal de Reynosa. A pesar de ser una administración atípica de sólo dos años, las utilidades al final del ejercicio de Maki serán más que jugosas, aunque su salud día con día se va minando más y más.
Maki, no ha sido honesta. Ni con ella ni con los reynosenses. Y si en verdad fuera, como dice una persona seria y decente, todavía tiene tiempo de serlo, debe de pedir licencia al cabildo para permitir que al Gobierno Municipal de Reynosa llegue alguien que pueda poner todas sus capacidades al servicio de la gente. Los gobiernos de Reynosa en las tres últimas administraciones no han dado una. Los últimos 7 años han sido desastrosos para la ciudad: gobiernos ineficientes, ineficaces y transas. Así ha sucedido y así lo hemos denunciado desde este espacio desde hace mucho tiempo. Y así lo sufre día a día la ciudadanía de la fronteriza ciudad.
Reynosa ya se merece un gobierno de éxito, un gobierno que sepa realmente gobernar, que tenga objetivos y metas claras, que maneje con transparencia los recursos de los contribuyentes y que sea una administración honesta, de gente decente. Por deshonestos, Maki Ortiz Domínguez, sus familiares y socios, han abusado de los recursos de la Presidencia Municipal de Reynosa y los problemas se han incrementado una barbaridad en los últimos meses: basura por donde quiera; calles oscuras como boca de lobo; alarmantes niveles de contaminación ambiental derivados de la quema de los tiraderos a cielo abierto; baches, baches y m{as baches; y problemas graves, gravísimos de abastecimiento de agua, baches y caídos, en medio de un discurso oficial lleno de mentiras; y una corrupción obscena y galopante; . ¡Con este gobierno, Pobre Reynosa!
José Elías Leal no se quedó atrás. Fue un deshonesto y cobarde alcalde que abusó de los presupuestos de Reynosa, llevándose además entre las patas a proveedores quienes de buena fe que confiaron en su administración, mientras a José lo enloquecieron las mujeres y los excesos. Pero de resultados, igual que Maki, nada. Elías Leal dejó una ciudad semi destruida, y permitió que Egidio Torre Cantú y Manuel Rodríguez Morales hicieran negocios millonarios a costa de los reynosenses.
De Everardo Villarreal Salinas y su papa, “El Arqui Arturo”, no creo que podamos dar un escenario mejor. Everardo salió peleado hasta con su familia política, que fueron quienes le allanaron su camino para llegar a las diputaciones y a la Presidencia Municipal que ostentó. Y no creo que a Everardo se le haya olvidado ya que cuando andaba de novio de su actual esposa no tenía ni para invitarla al cine.
Reynosa necesita un golpe de timón, un gobierno de verdad, con alcance de miras, con proyectos de verdad, con idea de lo que es gobernar. Este mal gobierno, el de Maki, lo más relevante que ha hecho es “comprar” los 23 mini camiones de basura, los cuales por cierto llevan más de un mes para salir a la calle a hacer lo que la ciudadanía tanto anhela: tener una ciudad limpia y sana. Y mientras tanto, los funcionarios municipales siguen en el Ayuntamiento de Reynosa “diseñando las nuevas rutas y capacitando a los operadores”. ¿Será acaso que están cursando los operadores de los camiones recolectores de basura la licenciatura en Administración y logística de residuos sólidos en zonas urbanas y suburbanas?
Insisto, a Maki el Ictus no la deja gobernar. Y lamentablemente esta enfermedad es un proceso irreversible. De no irse de la alcaldía, a Reynosa le esperan todavía 12 largos meses de suciedad, baches, falta de agua, exceso de caídos, socavones, tránsitos bandidos, ausencia absoluta de obras, oscuridad en todas las colonias y un gobierno que se ha dedicado a la milonga, importándole una pura y celestial la gente y la ciudad.
Maki no es de Reynosa, es de Ciudad Juárez y no hay cómo hacer que ame a esta ciudad, pero lo peor es su estado de salud, el que cada día que pasa empeora más, a costa de la tranquilidad y el progreso de los Reynosenses.
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