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ANAYA Y SU FOBIA A LUEBBERT

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Raúl Hernández Moreno

 

Mal, muy mal, se vio Ricardo Anaya en su visita a Ciudad Victoria, al sugerirle al PRI y al gobierno federal que no permitan que Oscar Luebbert llegue a la dirigencia  del tricolor en Tamaulipas, por sus presuntos nexos con la delincuencia.

Anaya subió al ring a Luebbert y le dio un status de político nacional que el priista no tiene. Es cierto que haber sido dos veces alcalde de Reynosa, diputado federal, senador, secretario de Educación y líder estatal del PRI, lo convierten en todo un personaje en Tamaulipas, pero  fuera de aquí no es tan conocido.

Anaya exhibió su miedo ante Luebbert. ¿Será acaso porque Luebbert tiene su curriuculó haber derrotado a Francisco Cabeza de Vaca en el 2007, cuando este pretendió imponer un sucesor en Reynosa y el hoy aspirante a la dirigencia se lo impidió? Puede ser.

Anaya  paso por  alto que en estos momentos el PAN  controla el  gobierno estatal, 26 de 43 municipios y el Congreso. Todo eso hace favorito natural  al PAN para alzarse con la victoria en el 2018. Eso al menos en teoría, pues ya se sabe que la política es de circunstancias y que  cada elección es diferente a la anterior.

Ahí está de ejemplo el propio caso de Cabeza de Vaca que  gobernó Reynosa  de 2005 a 2007 y no pudo dejar sucesor.

O lo que paso en el 2006 cuando el PAN gano 5 de los 8 distritos  federales y el 2009 el PRI se llevó los 8 distritos. En el 2012, el PAN gano 6 de los 8 distritos y tres años después el  PRI gano los 8. Es  probable que en el 2009 y en el 2015 el PAN tamaulipeco  haya supuesto que  repetiría los  resultados electorales de tres años antes.

No hay nada escrito en materia electoral, como  tampoco hay nada escrito en el proceso interno del PRI por la dirigencia estatal. Lo que dijo  Anaya sobre Luebbert no va a influir al interior del PRI.

Hasta ahora Oscar Luebbert y Sergio Guajardo son los favoritos para ganar la elección  interna, pero  una cosa es que sean  favoritos y otra que estén seguros.  En  un descuido  resulta electo un tercero.

A Ricardo Anaya  le  gusta polemizar, pero no siempre  vence. Lo vimos en la elección de Coahuila en la que  horas después del cierre de casillas  presumió la victoria del PAN y   días  después el  instituto electoral le entregó la constancia de triunfador al PRI. Es cierto que el caso está en revisión y hay la posibilidad de que la elección se anule, pero le cerró la boca al triunfalismo desbocado de Anaya.

Hay  que recordar que días atrás Oscar Luebbert  solicitó un amparo de la  justicia  federal contra alguna orden de aprehensión  y le fue negado porque el  juez  no encontró  evidencias judiciales  de exista una averiguación en su contra.

Luebbert busco con ello ser enterado si le instruía un proceso judicial   y enfrentarlo en los tribunales, pero no hay nada en su contra. Todo son señalamientos  mediáticos, en un país donde  las condenas morales están a la orden del día. 

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