ANECDOTARIO.
POR JAVIER ROSALES ORTIZ.
Su vida era de lo más común y sus sueños de lo más ambiciosos en materia profesional, hasta que una enfermedad le metió el pie y cayo al piso, por ello desde hace nueve años va y viene como puede, pero siempre de la mano de todos aquellos que la queremos, todos aquellos que han visto alterado lo que antes les era cotidiano.
Pero ella, en contra de todo, arriesgo su vida para traer al mundo a un hermoso y saludable bebe, quién hoy es su eterno acompañante, su apoyo y su corazón, al grado de que la llena de cariño y hace que por momentos se olvide de que está siendo severamente castigada por la Esclerosis Múltiple.
Ese nombre sueña extraño porque su surgimiento es aún inexplicable científicamente, pero es cruel, porque por medio de brotes condena a la ceguera y a la perdida de los movimientos corporales, poco a poco.
Necesario, es, mencionar que ella estudio en Ciudad Victoria, Tamaulipas, medicina en una universidad privada, pero no le fue sencillo abrazar su codiciado titulo, porque se vio obligada a vender dulces y panecillos para sacar adelante esta carrera, que es la más completa y admirada porque se dirige siempre a salvar vidas.
Que paradójico, que injusto, porque ella hace bien su trabajo a pesar de su dificultad física, mientras que la vida la trata mal, pero nunca se da por vencida.
Su nombre es Karina Lizbeth Villa López, doctora de profesión, una mujer de apenas 36 años de edad que labora en el Sector Salud de Tamaulipas, en el que la discriminación, la injusticia y la grilla barata parece que son el pan de cada día.
Ver a Karina –quién es mi nuera- aferrarse fuerte de los barandales para subir las escaleras, arrastrar su pierna derecha y abrazar a su bebe, con lo que no ha evitado caer al suelo, pone la piel chinita, mueve, impresiona que la vida trate de esa manera a un ser humano que vale oro.
Duele, que ella esté en la lista de los 2.5 millones de personas que padecen esa enfermedad a nivel mundial y de los 20 mil que hay en México, sin embargo trata de controlar los estragos que produce la esclerosis y, porque no decirlo, gracias al bondadoso servicio que presta el ISSSTE de Tamaulipas, a su delegado, Juan Manzur Arzola, y a doctores como Tofic Salun Fares, los dos de grande corazón.
Y ella, Karina, sigue ejerciendo su profesión a pesar de todo, porque en ningún momento a cruzado por su mente retirarse, porque el salario íntegro que recibe, le es sumamente necesario.
La doctora a estado en programas radiofónicos de esta capital para hablar de la esclerosis múltiple y forma parte del equipo que trabaja para organizar un congreso que será público para que quién sospeche que parece esa enfermedad que inicia con el adormecimiento de alguna parte del cuerpo tenga a su alcance una ventanita para no caer vencido.
Controlar esa enfermedad alcanza hasta los 30 mil pesos mensuales, aunque el IMSS y el ISSSTE salen al auxilio de todos aquellos que se han convertido en su presa.
Por eso, a nuestras autoridades estatales, se les suplica que pongan atención a estos gritos de auxilio, porque permanecer ajenas constituye el peor latigazo para todos aquellos que ahora son víctimas.
Karina y su familia a veces pierden el equilibrio, pero nunca la esperanza de que la naturaleza puede ser algo bondadosa con una mujer que es productiva, propositiva y estudiosa y que ha estas alturas se ha ubicado como un ejemplo a seguir en esta constante lucha contra lo adverso.
Su vida tiene sentido porque la protege su esposo, mi hijo el Doctor Said Iván Rosales Galindo, y el vástago de ambos, Sebastián de casi tres años de edad, y porque junto con toda la familia procura que sus caídas al suelo, no se multipliquen.
Hoy fue el día internacional de la Esclerosis Múltiple.
Y la llano “Doña” porque su crueldad.
Es infinita.
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