Maki: primero mis dientes y mis parientes
Por Oscar Díaz Salazar
La presidenta municipal de Reynosa, Maki Esther Ortíz, no es una política que tenga seguidores, no tiene “equipo”, no se preocupó por formar “cuadros” y por eso no hay makistas, pese a que la Doña ya lleva casi dos décadas en la política y/o en la administración pública.
La Doctora no ayuda a nadie, no se “atraviesa” por nadie, no apoya a nadie, no pide para nadie, no coloca a nadie. Para Maki solo existe ella y su esposo… y recién se interesó en hacerle un espacio a “Carlitos”, su hijo, en la presidencia del DIF municipal, con miras a “inventarlo” políticamente y, si se le acomodan las cosas, hacerlo candidato del PAN a diputado federal en el 2018.
Maki ha tenido la habilidad de hacer de sus carencias y necesidades, una virtud, o por lo menos “venderlas” como tales. De su carencia de colaboradores, amigos, seguidores o personas de confianza para ocupar las posiciones del organigrama de la administración municipal, Maki inventó la versión del exceso de personal y de ahí la acertada (a su criterio) decisión de mantener acéfalas muchas de las oficinas del gobierno municipal. Que las cosas no funcionen o marchen mal, en gran parte se explica porque no hay quién las haga, quién diseñe, quién gestione y haga trabajo de escritorio, pero eso no le ha importado a la alcaldesa de Reynosa.
Regresemos con el tema original de la actitud individualista, -egoísta-, de Maki Ortíz, en la política. A su paso por puestos tan importantes como la regiduría en el Ayuntamiento de Reynosa, la diputación federal, la Subsecretaría de Salud de gobierno federal y el Senado de la República, Maki Ortíz aprovechó para conseguirle chamba a su esposo en CAPUFE, de donde salió con problemas, y la subdelegación del IMSS en Reynosa. Colocó también a su cuñada Bertha Peña y recomendó a dos o tres aviadores en los hospitales del sector salud, a cambio de realizar proselitismo a favor de una corriente, en las elecciones internas del PAN, trato que por cierto no le cumplieron a la hoy alcaldesa.
Con esos antecedentes de ver solo para ella misma, para sus parientes, y por nadie más, no resulta extraño que hoy la Doctora tenga interés en proyectar a Carlitos para una diputación federal en la elección del año próximo. Para eso se lo trajo de Washington, y lo hizo Presidente del DIF, para darlo a conocer y darle un baño de pueblo. Para que se luzca Carlitos, y no tanto porque tenga interés en atender a la población más necesitada, es que la presidenta quiere ampliar el millonario presupuesto del DIF, una institución obesa que consume seis millones de pesos mes tras mes, mas lo que se transfiere cotidianamente de la administración municipal, sin contabilizarlo como erogación del DIF.
El “proyecto” de Maki: si a alguien quiere impulsar, si tuviera la posibilidad de heredar el cargo que hoy ejerce o de influir para que alguien de su entorno sea candidato a presidente, o de perdido a diputado federal, ese alguien sin lugar a dudas es su Junior Carlitos Peña Ortiz, el hijazo de mi vidaza.
En poco tiempo veremos si los panistas le conceden el gusto a Maki de hacer candidato a Carlitos, y si los electores le dan la oportunidad al PAN, como lo han hecho con el PRI, de permitir que los cargos de elección popular se queden entre las mismas familias.