El domingo pasado hubo festivales por todas partes del país en ocasión del Día del Niño que, por acuerdo de la Asamblea General de Las Naciones Unidas, en 1954, mediante su resolución 836, recomendó se instituyera en todos los países la celebración de un Día Universal para los Niños, sugiriendo a los gobiernos estimaran la fecha más conveniente. En México, el antecedente se remonta a una Acta de Notarial en los archivos de Cd. Victoria, Tamps., para celebrarse El Día del Niño, a partir del 8 de mayo de 1916, en la ciudad de Tantoyuca del vecino estado de Veracruz. No existe una prueba documental sobre el cambio de fecha al 30 de abril. La tradición dice que en todo el país se organizan actividades culturales y de entretenimiento para promover el bienestar de los niños. En tiempos pasados de Tamaulipas fue un enigma la organización -en el Estadio Marte R. Gómez de la capital tamaulipeca- del Día del Niño con un magno festival donde incluso había regalos, dulces y comida para todos los pequeños que asistían. Las escuelas de educación básica, particularmente en preescolar y primaria, los profesores siguen festejando a los niños con dulces, comidas y una jornada de actividades lúdicas, además de festivales o salidas a lugares de esparcimiento. Aun cuando es una celebración nacional no es día de asueto. Esta vez, llamó mi atención que en un Centro de Desarrollo Infantil (CENDI) de la capital de Tamaulipas, encargara la adaptación del libro El Principito, del escritor y aviador francés Antoine de Saint-Exupéry, a un guion teatral para niños. El encargo fue para Ernestina Olmedo Núñez, maestra recién jubilada que ya conocía el texto y que tras varias semanas de pensar en los personajes, el escenario, los diálogos y la mejor forma de hacer llegar el mensaje a las mentes infantiles, por fin escribió las páginas del guion. Adicional le comento que el libro El Principito fue publicado en abril de 1943 y las primeras ediciones se hicieron en inglés y francés, aunque la primera edición de éste último vio la luz en 1946 tras la liberación de la mano hitleriana. El guion de teatro infantil escrito por la Maestra Ernestina Olmedo, habla de las partes esenciales del libro El Principito, cuando describe a un niño venido de otro planeta a la tierra y encuentra a un aviador abandonado en el desierto porque su avión se averió. El personaje habla de la rosa, de la lucha contra los boababs, de las aventuras que pasó en los seis planetas antes de llegar al planeta tierra. La maestra Olmedo Núñez dice que el primer planeta está habitado por un rey exigente de su autoridad; en el segundo planeta vivía por un hombre vanidoso, cuya soberbia impedía ver su propia ridiculez. En el tercer planeta residía un hombre bebedor de alcohol; el cuarto planeta estaba ocupado por un hombre de negocios que vivía obsesionado por ser dueño de todo hasta llegar al límite de su propia soledad al no poder dar nada a los demás. El quinto planeta era muy extraño y el más pequeño de todos. Habitado por el farolero, quien realizaba una faena muy esclavizante; por último, el sexto planeta era un planeta diez veces más grande y habitado por un geógrafo entrado en años. El Principito se encuentra en la tierra con el aviador, con la serpiente, con el zorro (quien le enseñó la importancia del amor y la amistad), el guardagujas y el comerciante. La obra termina con el regreso de El Principito a su planeta, dejando triste al aviador, pero enseñando a los pequeños una gran lección. La maestra Olmedo Núñez dice: “los mejores guiones que he escrito para los niños son los que tienen una enseñanza. El Principito me costó trabajo porque posee una gran filosofía, mucha reflexión.”
