Por Oscar Díaz Salazar
Desde la oficina de Victor el «Mandados cortos» Sáenz se hizo la operación para colocar a puros incondicionales en las presidencias de los Comités Directivos Municipales del Partido Acción Nacional, en los municipios en los que hubo cambio de mando albiazul en semanas recientes.
Con la oferta de una chamba en el gobierno del estado, a cambio de desistir o posponer para otra ocasión las ganas de dirigir el partido o formar parte de los Comités municipales, así fue como se «planchó» el abordaje a las directivas panistas, de puros personajes afines al gobernador Cabeza de Vaca.
Victor Sáenz no tuvo empacho en involucrarse en un asunto que debió ser exclusivo de los panistas y desahogarse sin mezclar los asuntos del gobierno con los del partido.
La añeja crítica que los panistas hacían al PRI – gobierno, precisamente al acusarlos de no separar los temas de gobierno con los de su partido, les embona perfectamente, como el chile de la referencia peñista. Los panistas de los vientos de cambio, con estas acciones, demuestran que están igual que los priistas, por lo menos en el tema de las relaciones entre el gobierno y el partido.
En lo que también hay coincidencia es que al igual que como ocurría con los priistas, las promesas que se hacen a cambio de un voto o de la declinación a una aspiración partidista, no suelen ser cumplidas. Arrepentidos y molestos están ahora los panistas que se «bajaron» del caballo para que llegara una persona grata al equipo que gobierna en Tamaulipas a la dirigencia partidista, porque no les cumplieron las promesas de amor nominal, y ellos si entregaron la prueba de amor solicitada por el jefe de la oficina del gobernador.
Lo que debe tener en cuenta el Mandados Cortos es que esos trucos de prometer el cielo y las estrellas, sin cumplir lo que se ofrece, funcionan solo unas cuantas veces, pues con el tiempo se sabe si tienes palabra y la sostienes… Y esto es uno de los instrumentos más valiosos, que puede tener (o no tener) cualquier político, me refiero a la palabra.
De proporciones mayúsculas es el daño que le hizo Sáenz Martínez al panismo tamaulipeco. Hoy tienen al frente de los Comités Municipales a puros incondicionales, puros afines a la corriente vacuna. Pero la solvencia moral de los panistas quedó en entredicho tanto para los que declinaron (se vendieron por una chamba) como para los que se alzaron con la victoria, mediante una práctica que muchas veces condenaron: la compra de votos
