¿Qué país queremos? Por: Alberto Núñez Esteva
¿Izquierda? ¿Derecha? ¿Centro?
Creo que la economía de mercado es mejor que aquella en donde el Estado se proclama su guía.
Una economía de mercado que impulse la competencia y en forma alguna intente controlar o inhibir ésta.
Una competencia que abra las puertas a todos los empresarios – pequeños, medianos y grandes- y ofrezca reglas claras y justas para su actuación.
El Estado debe crear incentivos a la inversión, particularmente para impulsar a la micro, pequeña y mediana empresa, que son en donde se generan la mayor parte de los empleos. Las grandes empresas se mueven por sí solas, pero no hay que crear barreras artificiales que impidan su sano desarrollo, pues son las locomotoras que jalan los carros de las medianas y las pequeñas.
Todas las empresas –pequeñas y grandes- deben actuar dentro de las reglas de ética empresarial generalmente aceptadas pero frecuentemente violadas.
La organización de estas empresas a través de federaciones y confederaciones (Concamín, Concanaco, Coparmex, y otras) les dan una fuerza que, bien utilizada, constituye uno de los baluartes para sus sano desarrollo.
Los empresarios que actúan dentro de la ley y la ética, deben sentirse profundamente satisfechos por su labor: generación de riqueza a través de colocación de productos útiles para la sociedad, y distribución equitativa de la misma entre los accionistas, los colaboradores, y el fisco, este último a través de los impuestos.
Y las empresas a su vez jalan al sector de servicios que es otra fuente más de riqueza y empleo: sindicatos, servicios profesionales de asesoría legal, financiera, contable, etc.
Mención especial merecen los sindicatos de los trabajadores. Su papel es fundamental y contribuye al sano desarrollo de la empresa (o a su aniquilación). Ser líder de un sindicato es una gran responsabilidad ¡Líderes capaces y honestos es lo que necesitamos en todos los sectores de nuestra sociedad!
¿Y cómo atacar la pobreza, esa lacra social que padece nuestro país para vergüenza nacional? A través de empresas socialmente responsables que no sólo ofrezcan los productos necesarios, insisto, necesarios, para esa capa de la población, sino que los adecúen a las características de ésta con la intención de reducir su costo sin perder calidad. Llevar el sentido de empresa a este núcleo de la población y capacitar a sus integrantes para que ellos mismos formen sus empresas, por ejemplo cooperativas o con espíritu cooperativo, con el propósito de facilitar su capacitación empresarial, reducir la intermediación innecesaria que se apodera de la mayor parte de las ganancias y alcanzar economías de escala que les permita avanzar en la cadena productiva hasta el máximo de sus posibilidades, es algo que se puede hacer y se ha hecho. Transformarse en empresarios, por modesta que sea su empresa al inicio, es el mejor camino para salir, en forma digna, de las garras de la pobreza.
Los meses venideros estarán envueltos en el proceso electoral y, por tanto, en las campañas de los candidatos a la Presidencia. Un tema inevitable para todos y cada uno de ellos será el relativo al manejo de la economía y dentro de ésta su visión sobre el papel de la empresa en el desarrollo del país. De particular interés será escuchar las voces de aquellos que se declaran de izquierda ¿Qué rol debe jugar el sector privado? Y las empresas públicas ¿Deben privatizarse? O, por el contrario, ¿Deben crecer y competir con las privadas? ¿O debe el Estado ir mas allá y absorber algunas de estas últimas?
En este tema encontraremos visiones diferentes de los participantes en la política nacional. Debemos estar muy atentos y exigir a los candidatos que expresen con absoluta claridad su posición al respecto. Esto, sin duda, será uno de los elementos para definir nuestro voto.
Mañana será otro día.
El autor es presidente de Sociedad en Movimiento.