Ley de Inseguridad Interior; El ejercito en las calles significa ¡pèrdida de libertades!
Los viejos ya nos olvidamos y los jóvenes no lo saben pero hubo un tiempo que el ejército en las calles de México significaba lo mismo que hoy ¡Pérdida de libertades!
Me encontré con un artículo del economista español Juan Ramón Rallo sobre Friedrich Hayek, premio nobel de economía 1974, lo cito: “Para Hayek, el orden no era un estado que se lograra mediante el control de los ciudadanos desde la cúspide de la burocracia estatal (y en México, al reportar las fuerzas armadas al Presidente, son burocracia al servicio del poder, además, un poder históricamente corrupto por acción u omisión.), sino un fenómeno emergente que se alcanzaba de manera espontanea cuando cada ciudadano perseguía su interés personal respetando la libertad de los demás y haciendo uso de esas instituciones sociales coordinadoras… Hayek nos advirtió contra los peligros del intervencionismo estatal extremo…” Argentina lo vivió, en México no estamos escuchando.
La propuesta de “Ley de seguridad interior”, en un México en donde las leyes se tuercen y se aplican de manera discrecional (El Dr. Mireles debe estar libre, su pecado fue hacer el trabajo de Osorio Chong al defender a su gente y a su familia), es un eufemismo de la militarización del país en función de una clase empresarial, financiera y política, nacional y extranjera, que avizora problemas sociales al insistir en un modelo socioeconómico orientado al consumo en un planeta finito cuya fundamento es el aprovechamiento de los recursos nacionales y la explotación del trabajador bajo el argumento de ser competitivos, para el beneficio de una élite (Rallo no está muy de acuerdo con esta afirmación y defiende que en España no existe el fenómeno de acumulación de riqueza en pocas manos, argumentando que es uno de los países más igualitarios); de España no sé, pero en México, con cincuenta millones de pobres, veinte de ellos en pobreza alimentaria mientras tenemos a uno de los hombres más ricos del planeta, una clase política y gobernante que viven como jeques árabes y al prófugo más rico del mundo después de robarse todo en Veracruz con la complicidad del Presidente, del gobierno federal, de su partido el PRI y de las instituciones de procuración de justicia, la crisis del sistema fundamentado en el abuso y la corrupción es innegable); pero como decía Jack el Destripador: vayamos por partes: El argumento de legalizar el desempeño del ejército mediante un marco jurídico que regule su actuación en las calles como estrategia del combate al crimen organizado y al narco es un mentira “oficial”; las tareas de seguridad y protección ciudadana están reguladas y legisladas en México y competen a los cuerpos policíacos, no a los militares; argumentar que las policías son corruptas e incapaces de garantizar el orden y la seguridad, es claudicar de la responsabilidad de gobernar por la que cobran quienes desgobiernan el país y pretender tapar un problema: el de la corrupción policíaca, en lugar de resolverlo; olvidando un detalle: las razones humanas, y culturales por la que se corrompe un policía en México, son las mismas por las que se corrompe un militar; y argumentar que los policías con corruptibles y los militares no, es mentir flagrantemente y querer tapar el sol con un dedo, olvidando casos de corrupción militar de alto nivel como el del General Gutiérrez Rebollo (Zar antidrogas), apresado por sus relación con el crimen organizado (aunque se comentaba que se trató de una venganza y vacuna del expresidente Zedillo que era investigado por el General por sus nexos con el narco: http://aristeguinoticias.com/2905/mexico/gutierrez-rebollo-indagaba-vinculos-de-la-familia-zedillo-con-el-narco/) ¡En fin!, sea el General o sea el expresidente Zedillo Comandante en Jefe del ejército mexicano el corrupto, la corrupción militar es innegable, unos castigados, otros impunes.
El punto es que el argumento mentiroso del Secretario de la Defensa, General Cinfuegos de que el pueblo le pide al ejército quedarse en las calles, coincidente con la posición oficial cuando no hay ninguna encuesta o consulta oficial al respecto ni lo han decidido nuestros representantes en el Congreso, tiene como fundamento, en mi opinión, una estrategia en seguridad para el control del pueblo y administración de la criminalidad similar a la que se construyó en materia energética para beneficio de unos cuantos; se dejó de dar mantenimiento a Pemex, nos alejamos de la innovación tecnológica, desangramos a la empresa vía cargas fiscales, corrupción y mala administración y luego se argumento que era necesario venderla para evitar costos de una empresa deficitaria al país; al narco, con la complicidad gringa, lo dejó crecer la clase política y gobernante, las policías corruptas e ineficaces fueron creadas y mantenidas por políticos y gobernantes y hoy que nadie cree en ellas y la gente se siente insegura porque está insegura, se argumenta la necesidad de tener el ejército en labores policíacas inconstitucionales ante la actitud pasmada de un pueblo apático, inculto, desinformado y cobarde, del que formo parte, que cree y acepta todo lo que le dicen con tal de no hacer esfuerzos o tomar riesgos, incluyendo claudicar de sus libertades para vivir en la zozobra y la inseguridad al aceptar que el ejército esté en las calles… ¡Así de sencillo!
Un saludo, una reflexión.
Santiago Heyser Beltrán
Escritor y soñador