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David Cerda un obstáculo para limpiar de estiércol el poder judicial de Cabeza de Vaca

Por: Mauricio Fernández Díaz

Ciudad Victoria.- Se fue Francisco García Cabeza de Vaca y, con él, todos los panistas arrogantes y mediocres que parasitaron seis años en el Gobierno del Estado. Pero el cabecismo sigue en el poder a través de terceras personas, quienes le deben el cargo. Si bien pueden contarse por centenares, las caras más importantes son David Cerda e Irving Barrios, el presidente del Supremo Tribunal de Justicia y el Fiscal General, respectivamente. Están ahí con la consigna, no confesada, de defender al exgobernador y a su familia de los procesos judiciales que les han iniciado y los que llegarán. Esto provocará (¿quién lo duda?) un enfrenamiento con Américo Villarreal Anaya.

Todos los cambios que el mandatario conservador pidió hacer a las leyes estatales, poco antes de irse, tenían el propósito de blindarlo y aún de darle un pequeño cuerpo de “guardaespaldas” que lo defendiera. Hay consenso de que el Tribunal y la Fiscalía actuarán como cancerberos del reynosense, ya que ellos están ahí gracias a esos cambios.

El más importante y decisivo es el del presidente del Tribunal, porque ahí se dirimen todas las controversias y alegatos que provocan las decisiones de los jueces. El sumo jerarca de del Poder Judicial, cabeza de todo el sistema de justicia, es el panista, exasistente y amigo personal de Cabeza de Vaca, David Cerda.

Américo Villarreal ha interpretado perfectamente el voto de los ciudadanos que lo eligieron: ansiaban de nuevo la alternancia, sacar al PAN de la administración estatal; ese sería solo el primer paso. Los tamaulipecos fueron agraviados por el cabecismo y su falta de resultados en educación, salud y desarrollo social. Y nadie sabía a dónde había ido a parar tanto dinero. Por eso el segundo paso debe consistir en castigar los delitos cometidos por los funcionarios panistas.

Antes de finalizar el 2022, el doctor Villarreal anunció que las denuncias presentadas contra los integrantes de la pasada administración han aumentado y podrían llegar a 31. Las líneas principales de investigación son un desfalco a la tesorería estatal y malos manejos del presupuesto público.

Cuando Santiago Nieto asesoró a Villarreal Anaya durante el proceso de entrega- recepción, se presentaron las primeras denuncias en contra de Francisco García Cabeza de Vaca por un entramado de empresas fantasmas para desviar los recursos públicos.

El gabinete de Américo no ha interrumpido este trabajo de auditoría y documentación, y por eso ha triplicado las acciones judiciales contra el cabecismo. Es la mejor forma de hablar en serio a la sociedad y las instituciones del estado.

Son carpetas elaboradas profesional y exhaustivamente y no por llevarse la “nota de ocho columnas” en los periódicos. “Se encuentran bien fundamentadas”, ha dicho el nuevo gobernador.

Solo podemos dar crédito a sus palabras, ya que nadie se arriesgaría a lanzar una información así para quedar exhibido después como incompetente si las denuncias se caen.

Están firmes y vienen más, ha asegurado. Pero, ¿quién se encargará de juzgar esos expedientes? ¿Quién avalará las órdenes de aprehensión contra Cabeza de Vaca, sus parientes y colaboradores? Tendrá que avalarlo David Cerda como presidente del Supremo Tribunal y administrador de los juzgados. A nuestro parecer, eso jamás sucederá. Mejor lo dejamos así: ver para creer.

Ni en los sueños más disparatados se podrá a ver a los jueces de Cerda firmar las órdenes de detención contra los panistas. De hecho, tampoco se ve a Irving Barrios solicitarlas. Este será el choque que protagonizarán los poderes Ejecutivo y Judicial en las próximas semanas, después de que finalice la elección de senador, el 19 de febrero.

Las aparentemente educadas relaciones entre el presidente del Tribunal y el gobernador del estado terminarán ahí. David Cerda no tiene nada que perder, pues su carrera la ha hecho a lomos de alguien más y no por méritos propios. Ha llegado demasiado lejos sin esforzase mucho. Por eso tiene la frialdad necesaria para oponerse a las acciones del gobernador, aunque a este último le asista la razón.

El doctor Villarreal podrá apelar ante las instancias federales y seguir con los procesos judiciales, pero tendrá que pagar la factura del desgaste, el tiempo transcurrido y quizás hasta el desvanecimiento de pruebas, pero hay que esperar cómo vienen los acontecimientos.

A los ojos de la sociedad tamaulipeca, única ofendida y burlada por el gobierno panista, el nombre de David Cerda será sinónimo de impunidad, si se cumple el futuro que prevemos. Eso aún no ocurre, pero no tengamos demasiadas esperanzas de que un panista persiga a otro panista o que sienta, de pronto, un deseo incontrolable de hacer justicia y procurar el bien.

Esta es la vida real, no una película barata.

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