La identidad vecinal;»Borran» el español en la Casa Blanca
Maremágnum
Mario Vargas Suárez
Dice el diccionario de la Real Academia Española, con sede en Madrid, España, que identidad es el “…conjunto de rasgos o características de una persona o cosa que permite distinguirla de otras…”
De ahí que cuando una autoridad exige una identificación, podemos mostrar alguna credencial o documento donde aparezca el nombre y la fotografía, adicionada con otros datos, de tal manera que le distinga de las demás personas.
La lengua hispana o lengua de Cervantes, el español o castellano, es un idioma que hablan miles de millones de personas en el mundo. Aunque debemos reconocer que existen regionalismos y no siempre tienen la misma significación en un área geográfica, incluso de país a país.
El asunto de la identidad puede llevarnos a escribir un extenso libro sobre este tema y quizá de los primeros espacios se referirían a los hechos históricos, porque ahí están los antecedentes de las personas y de las cosas. De ahí nace la identidad.
Dentro de los rasgos de identidad podemos también citar a características étnicas como el color de piel, pelo, nariz, estatura, complexión, ojos; aunque también cuestiones culturales como la música, la danza, la literatura, la arquitectura, el deporte, etc., etc.
El tema de la identidad surge en este espacio por la nota periodística proveniente de Gringolandia, donde se informa que por instrucciones de su nuevo presidente, el idioma español, prácticamente “se borra” de la Casa Blanca en Washington, residencia oficial de la presidencia de los E. U., aunque se espera que esta medida se extienda a extramuros de la Casa Blanca.
Por el momento las autoridades de la residencia oficial en Washington no han explicado ni los detalles de esta decisión presidencial, ni el fundamento y mucho menos los alcances que esto podría provocar en las relaciones diplomáticas con países que tienen como lengua oficial el español.
Los gringos desde siempre han tenido la característica de ser soberbios y hasta ofensivos.
Dicho sea con verdad, aerolíneas estadounidenses hacen sus anuncios de vuelo y preventivos ya en el aire, en su idioma, el inglés y casi nunca en otro idioma. Lo mismo sucede en los autobuses para turistas, aunque existen muy pocas unidades que tienen el servicio de multilenguaje, previamente grabado.
Me parece que la mayor parte de países hispanoparlantes en sus vuelos locales e internacionales dicen sus avisos por lo menos en español y en inglés. Los autobuses de turismo procuran traer audio grabaciones en varios idiomas.
Pero hablar de la Casa Blanca gringa sin lengua castellana denota quizá resentimiento y hasta enojo en contra de los hispanos, pese a que una buena parte de ellos, ahora residentes y ciudadanos favorecieron con su voto al neoyorkino con orígenes escoses, por su madre, y alemanes por el lado paterno.
Helen Aguirre es la nueva Directora de Medios Hispanos de la Casa Blanca y Asesora Especial del presidente Trump, que por cierto su nueva Administración será catalogada en ser la primera -en 30 años- en no contar entre sus principales miembros con un hispano.
Se reconozca o no, la lengua española en particular y la herencia hispana en lo general, forman parte de la identidad de Estados Unidos desde el pasado; pero también ahora, en el presente. Y lo seguirá siendo en el futuro, porque el idioma español se habló en Estados Unidos antes que el mismo inglés.
La identidad no se puede “borrar” con un decreto presidencial o un documento oficial, porque hay historia, hay cultura, hay cosas en común que se comparten, aunque provengan de otras latitudes, como es el caso de los Trump neoyorquinos.
La historia oficial del origen de los Estados Unidos se remonta a 1620 con el viaje británicos desde Inglaterra hasta las costas de Massachussets en el buque Mayflower. Aunque un siglo y medio antes, los españoles ya se habían asentado en los territorios del Sur, pero España nunca fue muy buena comunicando sus conquistas.
La ciudad más antigua de Estados Unidos -con permiso de San Juan de Puerto Rico – fue fundada por el español Pedro Menéndez de Avilés, que en septiembre de 1565 fue el primer europeo en llegar a las costas de Florida y mandó construir el barrio de San Agustín. Por cierto en 2015 celebró el 450º aniversario de su fundación con la visita de los Reyes de España.
Sin duda no hay peor error humano que negar su propia identidad, pero es el 45º presidente, bajo la cúpula del Capitolio, quien por ahora da las órdenes y ojalá no se equivoque esta política lingüística.