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¡ Si te compro un arma, va a ser «un cuerno de chivo», pero de verdad

Nicasio Fonseca Munguia Quijoteando
19 h ·

¡ Si te compro un arma, va a ser «un cuerno de chivo», pero de verdad..! Se regresaron los difuntos al Mixtlán y la vida sigue en México su diario trajinar; el incremento al costo de la energía eléctrica para los industriales ( 5.6 – 7.2 ) empresarios ( 3.3 – 5 ) y alto consumo doméstico ( 3.3 ) a partir de este uno de noviembre, pese a lo que se diga, tendrá necesariamente un impacto inflacionario en la economía de la población, si consideramos que tanto industriales, como empresarios, trasladarán sus costos al público consumidor, o sea, usted y yo, el vecino y la vecina, amable lectora, lector. ¡ Pobrecito… se murió..! resulta una expresión muy ad hoc, aunque fuera de la realidad, mejor debiéramos decir ¡ pobrecitos los vivos..! ( también los no muy vivos ) puesto que nuestros difuntos, efectivamente pasaron a mejor vida, porque no conocen de impuestos como la tenencia, el predial, I.S.R., impuestos sobre nóminas, inflación, créditos impagables, tarjetas de crédito sobregiradas, el celular y tantos problemas de la vida actual que el hombre y la mujer moderna no pueden sustraerse; cuya tarea diaria, en el mejor de los casos, es hacer rendir el salario, sin contar por supuesto a quienes ni salario perciben. Hace pocos días, en una tienda de autoservicio de nuestra capital, nos llamó la atención el diálogo de un niño con su padre, el cual de manera evidente no contaba con la capacidad de compra como para satisfacer las necesidades básicas de su familia, toda vez que se limitaba a echar «al carrito» uno o dos productos básicos como un tomate, una cebolla, un kilo de huevos, un litro de aceite, un poquito de chile y párele de contar. Dispuesto a pagar en la caja, el niño le pide le compre un rifle de juguete y la repuesta del padre nos impactó por lo dura, cruel y pragmática: «¡ Si te compro un arma va a ser un cuerno de chivo, pero de verdad..!. Impactados aún por aquella respuesta tan llena de un explicable rencor social, seguimos de manera discreta a la singular pareja, misma que salió del estacionamiento del lugar para tomar el «micro» que seguramente los conduciría a su hogar ¿ hogar ? ¿ por la comunicación del padre con su hijo, pudiéramos pensar en un hogar o simplemente domicilio ?. El tema no es nuevo, ni único; se reproduce diariamente en el país como resultante del desempleo, los bajos salarios, la inflación tremenda que golpea con mayor severidad a los grupos sociales más vulnerables, generando impotencia, desesperación y no se diga insatisfacciones alimenticias, de vestido e inclusive recreación, como es el caso del menor aludido. ¿ En donde se empieza a gestar la violencia criminal que hemos padecido históricamente ?, ahí, precisamente, en las cajas registradoras de los grandes negocios, donde por falta de solvencia económica los artículos se quedan en «el carrito» del mandado y en el peor de los casos ni siquiera llegan a el. Ahí donde el bolsillo del padre o la madre se exprime y la mano sale vacía; ahí donde se dan los grandes contrastes entre tener y no tener y el salario mínimo se pulveriza para convertirse realmente en el mínimo familiar, que no ganará jamás su carrera contra los precios. «¡ Si te compro un arma va a ser «un cuerno de chivo», pero de verdad..!. La frase se quedará por siempre grabada en nuestra conciencia, como el más duro reclamo a un sistema político que no ha sido capaz de brindar a su población mayoritaria, las condiciones de igualdad básicas para su sobrevivencia digna, a través de la generación de empleos que garanticen seguridad laboral, alimentación, vestido, salud, educación y hasta recreación, como lo establece el precepto constitucional. Difícil, duro, impactante, tener que concluir que mientras la alta clase política mexicana se sirve hasta de manera irracional del erario público, ostentando ranchos climatizados, lujosos departamentos, residencias de fantasía, yates, coches de colección, cuentas bancarias millonarias, y muchos excesos más que ni siquiera tenemos capacidad de imaginar hasta que nos enteramos por ellos mismos, cuando los exhiben en las redes sociales de las que no se pueden sustraer como nuevos ricos. Se fueron los muertos…pero quedan en nuestro México, los vivos… y muy vivos como los Duarte, Borge, Padrés y todos los demás que usted y yo sabemos, pero que por obra y gracia de los «compromisos» políticos, jamás conocerán un auto de formal prisión… ¡ listos los muchachos…! ¿ no cree usted ?.

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