A un mes de Gobierno…¿Cuánta confianza despierta Cabeza de Vaca?
Por: Mauricio Fernández Díaz
El Pueblo no le Pide PAN al Hambre, pero si soluciones a corto plazo
Que lejanas se ven las campañas políticas que antecedieron al histórico triunfo de Acción Nacional y su candidato Cabeza de Vaca en Tamaulipas.
Han pasado poco más de 30 días y el furor del triunfo no se desvanece, la esperanza de un cambio real permanece y las expectativas de quienes todo apostaron apoyando a Cabeza de Vaca siguen ahí, latentes, esperando ser tomados en cuenta para disfrutar también del éxito como premio a los esfuerzos y riesgos sufridos en el combate frontal contra ese inmenso y sanguinario monstruo que parecía imbatible pero que al final fue derrotado por el esfuerzo de una sociedad cansada y hastiada de tanto sufrimiento.
Ese ejército de ciudadanos que incendio las redes sociales con su indignación y se enfrentó con valentía a un régimen represor y amenazante apoyando a Cabeza de Vaca hoy esta callado, silencioso.
La sociedad tamaulipeca ve, observa con detenimiento todos los movimientos que realiza aquel en quien confió su destino y renueva cada día su voto de fe consciente de que 86 años de vicios y corrupción no pueden revertirse en un mes.
Ese invisible margen de tolerancia que la sociedad le está brindando a la nueva administración es como un depósito en el banco de la confianza, y como tal se va agotando cada día que pasa y no se ven resultados; si no se abona a la cuenta de pronto se encontrara con que el saldo se torna rojo y el margen de maniobra se reduce de manera irremediable.
El Gobernador y su equipo están muy conscientes de esto; Cabeza de Vaca ha pedido paciencia y la sociedad le ha respondido aguantando sin criticar, sin exigirle más de lo que piensa puede dar a pesar de que la economía del estado se encuentra paralizada, el hambre muerde las entrañas familiares haciendo que cada día sin empleo, sin ingresos, aferrados solo a una intangible esperanza de cambio que parece no llegar se convierta en un verdadero calvario.
La banda del desempleo no se reduce, al contrario se hace más ancha a medida que son liquidados cientos de burócratas, muchos de ellos héroes que desde al anonimato apoyaron a rabiar al entonces candidato y hoy gobernador, y que con indignación y tristeza ven que son a ellos a quienes les aplican sin miramientos, sin criterios, la máxima aquella “De que se van se van” en tanto que los verdaderos enemigos del cambio, agazapados y convertidos al cabecismo continúan medrando en las nóminas municipales y estatales.
Se habla de miles de aviadores pero no se ve que los despidan; se habla de saqueadores, de ladrones pero nadie sabe quiénes son y menos que estén siendo señalados o indiciados para que respondan por la agónica situación en que dejaron al estado; Se habla de una limpia de corruptos y no se ve que sean relevados para dar entrada a los sanos relevos.
En tanto ese ejército que empujo el triunfo del Gobernador, de los alcaldes, de los diputados espera paciente y estoicamente que les llegue un fulgor, un reflejo aunque sea pálido del éxito que conlleva haber sido participes de tan sonado triunfo.
Y eso fue lo que hizo Cabeza de Vaca; la rápida respuesta que diera el Gobernador ante el desastre natural ocurrido en el Sur y la cálida acogida que le diera el pueblo en su visita a las colonias afectadas evidencia que la confianza en él se encuentra en un excelente nivel a un mes de haber tomado el poder. La gente confía en su gobernante y este les responde rápida y atinadamente bajando apoyos, ayuda y gestionando fondos para aliviar la desgracia.
En este primer examen el gobernador salió avante con muy buenas notas.
Actos como este hacen recordar al pueblo que no se equivocaron, aunque saben que el cambio prometido aun tardara en llegar.
Sabio, el pueblo no le pide pan al hambre, pero si le exige mantener viva la flama de la fe y la esperanza.