EL DESPRECIADO…
Radicales Libres
Anibal Muñiz Silva
El despreciado
Qué feo es ser Gustavo Cárdenas.
Ya no existe un sistema ante el cual simular ser una oposición. Ese lugar le corresponde a sus anteriores patrones, la gente de lo que queda del PRI.
Gustavo no tiene a quién rendirle cuentas, no tiene capital político, no tiene como alzar la voz, no puede ser ni comparsa ni artífice. No fue hábil como Canales en Nuevo León o Chavira en Tamaulipas.
Escogió jugar a lo de siempre, ser escudero de la clica a la que pertenece. Hoy Gustavo Cárdenas a nadie le sirve.
Su utilidad es la de un cacharro arrumbado en el patio, sólo expuesto a que se acerquen alimañas y mugre.
Eso quedó de manifiesto en CDMX.
Francisco Javier García Cabeza de Vaca, el que sí quiso llegar a ser gobernador y lo consiguió, llegó a la capital del país, habló con los diputados federales, Baltazar incluido, en busca de recursos para Tamaulipas.
Gustavo no fue requerido.
Su participación fue a lo lejos, en un tuit: “Mi postura sobre la reunión de legisladores tamaulipecos con el gobernador del estado: estoy dispuesto a jalar y sumar por el estado.”
El problema es ese, nadie quiere que jale, y nadie quiere que sume.
O al menos nadie del PAN.
Sus disparates en campaña le están pasando una factura muy cara, su reducido músculo político se reduce a algunos incondicionales, “Tavochairos”, que le siguen haciendo el caldo gordo.
Cabeza de Vaca puede gobernar sin Gustavo.
Gustavo no puede medrar sin cabeza.
Al final del día, Gustavo Cárdenas es otro de los damnificados del sistema, a pesar de que jure ser de oposición.
Su tiempo ya pasó y no es fiel de ninguna balanza.
Gustavo, gracias por participar.