Cada ocasión que baja el presupuesto, los más torturados son el sector cultural y los medios de difusión públicos. Resultan claramente, los patitos feos del gobierno, los instrumentos incómodos, a los que se les desprecia por una clase política que insisten en salir, a cualquier precio, en las televisoras comerciales o aparecer en medios impresos de mediana circulación (ya que no hay uno sólo que tenga amplitud nacional).
El canal 11, por ejemplo, tendrá un presupuesto de 419 millones de pesos en 2017, siendo que en 2013, primer año de Peña Nieto, le asignaron 643 millones de pesos. O sea, 224 millones menos.
Para canal 22, le darán el próximo año una ridícula cantidad, 170 millones de pesos. En 2013 obtuvo, 232 milloncejos. Le restan, entonces, 62 millones de pesos.
Al Imer, que ha tenido altibajos en sus asignaciones, en 2013 le dotaron de 211 millones de pesos, y a inicios del año que entra le tocarán 173 millones de varos. Una reducción de 38 millones de pesos.
A la frecuentemente azotada Radio Educación, le permitirán ejercer el año entrante 76 millones de pesos, siendo que en 2013 le proporcionaron 97.7 de esos billetes. Lo que muestra un recorte de 21. 4 millones de pesos.
Una consecuencia inmediata a esta radiodifusora es que ya no podrá realizar la Bienal de Radio, acontecimiento internacional de amplia importancia, ya que no sólo conocíamos los avances en esa materia en otros países y las diferentes formas de que grupos comunitarios y de diversos espectros transmitían sus mensajes por la caja musical y parlante.
Extrañamente a la secretaría de Comunicaciones y Transportes y a la de Gobernación, igual que a Pemex que no debe hacer publicidad siendo todavía un monopolio, se les aumenta la lana para anuncios, a pesar que en la publicidad del informe presidencial se señalaba que sus acciones no las contaban los medios privados. Contradicción evidente en el gobierno.
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