Por Oscar Díaz Ssalazar
Ivett Bermea, la Ivechita de Carlos García, la Shita Bermea, la candidata del PAN a la presidencia municipal de Matamoros, adoptó el color rosa para su propaganda.
La Shita Bermea prefirió no utilizar la combinación de azul con blanco, que desde su fundación ha sido parte de la identidad del Instituto político fundado por Manuel Gómez Morin.
Alguien le advirtió, a la señora del Shit o Garcia, que el logotipo y los colores del PAN son un lastre en este momento y que el emblema de su partido tiene mucha carga negativa, luego de cinco años de soportar el pésimo gobierno de Francisco García Cabeza de Vaca.
La Shit a Bermea, comprendió bien esta circunstancia o simplemente decidió hacer caso a sus asesores, cuando le advirtieron que convenía ocultar todo lo que fuera alusivo al partido que la postula y mejor intentara buscar simpatías a su persona, y a segmentos de la población determinados, como es el caso de la población femenina, a la que un estereotipo le ha señalado el color rosa como identidad.
La estrategia de usar colores “femeninos” no es nueva, ni la inventó la Shit a Bermea, antes la ha utilizado la señora Yalheel Abdala en Nuevo Laredo, para ocultar su priismo, y hoy mismo recurre a esa treta para ocultar su reciente conversión al panismo, con ropa y propaganda de color morado.
Los colores institucionales de la Ciudad de México, durante la jefatura del perredista Mancera, fueron el rosa y el blanco.
El abandono de la combinación albiazul como identidad gráfica y el olvido del saludo conocido como la “vaca señal” son muestras claras de que el panismo en Matamoros, y en todo Tamaulipas, está derrotado.
El pragmatismo los ha llevado a reconocer que “el cabecismo” es una corriente política repudiada por la población, cuando ni siquiera ha concluido el sexenio… Y todo indica que el gobernador no terminará el periodo sexenal para el que fué electo.
Un dicho popular señala: “Aunque la mona se vista de seda, mona se queda”. Parafraseando les digo que aunque la Shit a se vista de rosa, albiazul se queda, con todo y el esposo que ya fue rechazado por los electores de Matamoros, y con todo ese grupo de arribistas que marginaron y persiguieron a quienes hicieron posible los triunfos panistas del pasado reciente en Matamoros y por supuesto también con la amenaza de entregarle la ciudad de Matamoros a la pandilla de la Vaca Salvatrucha, dedicada al saqueo de los recursos públicos y a regentear los negocios turbios.
