TIERRA BLANCA, Veracruz (La Silla Rota).- “¡Pero qué crueldad hicieron contigo¡”, exclamó Rosario Rosas abrazando el féretro de madera en donde yacía el cuerpo de su hijo, el periodista Pedro Tamayo, asesinado el miércoles en la noche en la ciudad de Tierra Blanca.
La mujer se sostenía, para no desfallecer, de sus otros dos hijos. Ante el último rosario, en vísperas de partir al panteón municipal, les prometió a los restos que cuidaría de su nuera, sus nietos y bisnietos para que él descasara en paz.
Así, ante ese escenario, amigos, familiares, reporteros de otros países y habitantes de esa localidad, ubicada en la Cuenca del Papaloapan, despidieron al periodista de nota roja, ultimado por dos sujetos en las puertas de su hogar.
Alicia Blanco, esposa de la víctima, insistió que elementos de la Secretaría de Seguridad Pública del Estado de Veracruz no brindaron la ayuda necesaria a su marido cuando estuvo herido en la calle por más de 25 minutos.
Ella, filtró a uno de los portales, en donde trabajaba el reportero, un video de la noche del atentado en el que los oficiales son señalados por los testigos de ayudar a los sicarios a huir sin ser detenidos.
Mientras la Fiscalía General de Veracruz anunciaba que tenía bajo declaración a por lo menos seis efectivos de la SSP, en Tierra Blanca, la llamada Novia del Sol, por las altas temperaturas que registra en el año, se daba el último adiós al periodista número 19 en morir en la administración de Javier Duarte de Ochoa.
El también reportero Octavio Bravo Bravo agradeció, en nombre de toda la familia, la presencia de la prensa nacional e internacional, así como la de amigos, familiares y colegas.
