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Brincan priistas a Morena Tamaulipas y acaban con los fundadores

Por: Mauricio Fernández Díaz

Ciudad Victoria.- Cuando un grupo de simpatizantes de Andrés Manuel López Obrador, en verdad reducido, constituyó en 2012 los primeros comités de Morena en Tamaulipas, nadie le auguraba futuro. La gente rechazaba afiliarse al nuevo partido pues prefería la seguridad de institutos históricos como el PRI, el PAN y hasta el PRD. Diez años atrás, los “morenistas” deambulaban por las plazas como esos promotores de la Biblia que se quedan hablando solos. Pero ahora le llueven militantes y se ha convertido en la primera fuerza política en la entidad. Sorpresivamente, en sus cuadros directivos no hay un rostro de los fundadores, sino del PRI.

Cuando este domingo 28 salgan a votar por el presidente del Comité Directivo Estatal de Morena, muchos pensarán que ven una asamblea del Revolucionario Institucional. Los que pusieron la primera piedra del morenismo ni siquiera se presentan como candidatos. Es como si el tricolor hubiera utilizado a algunos idealistas para crear un nuevo partido, sin arriesgarse al repudio, y después invadiera la casa y expulsara a sus legítimos dueños. Básicamente, el PRI cambió de piel.

¡Democracia, democracia!, gritaba la izquierda contra el priismo, y luego contra el panismo. Ahora Morena gobierna al país, y en vez de democracia, cae en la coacción, el acarreo y en otras trampas electorales. Esta ni siquiera es opinión de un servidor; son las denunciadas enviadas por los candidatos a consejeros estatales al Comité Ejecutivo Nacional. Pero los líderes supremos del partido tampoco quieren democracia, y lo acaban de demostrar.

Convencidos por las pruebas, la dirigencia aceptó desconocer los resultados de los distritos 7 y 9 de Tamaulipas, correspondientes a los municipios de Altamira y Reynosa. A muchos les parecieron pocos distritos invalidados, ya que el basurero se repitió en Mante, en Nuevo Laredo y en Victoria. Pero la Comisión Nacional había pronunciado su sentencia, y así debía cumplirse. Bueno, ni el mismo partido la cumplió. Ya ordenó dejar el resultado como está y pasar pronto a elegir presidente estatal.

Esto parece un juego de adolescentes, de vagos o de bromistas. Ni una pizca de seriedad tienen los métodos de Morena. Recuerden que inventó y después canceló las tómbolas para asignar candidaturas. Así de hilarantes son sus procesos.

Este cambio repentino de decisión, al puro estilo de la Chimoltrufia, revela una urgencia de darle a alguien el mando de Morena Tamaulipas. Para los morenistas de escuela, la mala noticia es que esa posibilidad está reservada a un ex priista o a alguien recién llegado al partido.

Formalmente, no hay precandidatos o se los guardan; todo se maneja con tanto miedo y secreto como si alguien hubiera asesinado y ocultara su crimen. Sin embargo, un tema tan importante para miles de personas no puede pasar inadvertido, y ya se oye la persona que pudiera ser la elegida. Se trata de Katalina Méndez Cepeda, quien hace poco dirigía al grupo de Jóvenes con Américo. Sobra decir a que corriente representa. Como ocurre regularmente, ya se presentaron resistencias.

La vieja guardia lopezobradorista -los compañeros lucha que fundaron el partido- rechazaron la candidatura de la joven Katalina, a la que definen de primeriza, sin perfil y manipulable. Denunciaron que hubo un fraude electoral previo para elegir a consejeros que están comprometidos a votar por Katalina, consejeros que, por cierto, vienen del PRI.

Como en Tamaulipas tocará a una mujer comandar al partido, las otras propuestas que podrían ocupar la presidencia son Olga Sosa, Lupita Covarrubias, Mónica Villarreal, Úrsula Salazar, Casandra de los Ríos y Gabriela Regalado. Todos cuentan con red de simpatizantes en distintas colonias y regiones del estado. Es decir, tienen plata, recursos materiales y apoyos. Dichas redes, desde luego, se componen de los viejos operadores priistas de toda la vida.

Lo que pasará el domingo, en realidad, es el funeral de los viejos fundadores de Morena Tamaulipas, un final esperado que se pospuso por la pandemia y la parálisis partidista. Intereses poderosos los fueron desplazando lentamente de los cuadros directivos y de las candidaturas; como no tenían dinero, jamás los tomaron en cuenta. ¿Qué podía hacer frente a un Carlos Peña, hijo de Maki Ortiz, o una Carmen Lilia Canturosas, acaudalada simpatizante del PAN, transformada en activista antisistema de un día para otro?

Un nuevo PRI, incluso un nuevo PAN, pero sin ese nombre, estaría cerca de manejar a Morena Tamaulipas. Le separan tres días de eso.

El único que puede evitar la exclusión y el asalto al partido es el gobernador electo, Américo Villarreal Anaya. Tiene ahora la capacidad de negociar con todos los grupos para lograr la unidad y evitar disidencias desgastantes en los próximos años. Para eso es el poder; ojalá que lo escuchen y se sienten a dialogar.

Y ojalá que no interfieran Ernesto Palacios y otros intereses chilangos metidos en Morena Tamaulipas.

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