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Por su falta de oficio, Morena Tamaulipas sataniza al Trieltam

Fuentes fidedignas. Por: Isaias Alvarez

La tenacidad con la que el PAN buscaba desconocer el triunfo de Américo Villarreal Anaya, el año pasado, chocó contra un muro más sólido: el Tribunal Electoral de Tamaulipas (Trieltam). De haber titubeado los magistrados locales, tendríamos un gobernador panista o habría sido más difícil defender el resultado de Morena.

Es decir, en el tribunal local se colocó la primera bandera para darle paso a Américo Villarreal a la gubernatura. Iniciar con la validez del resultado facilitó la llegada.

Pero el camino fue complicado y sus repercusiones aún siguen vigentes, pues el rencor de Cabeza de Vaca no ha cesado desde entonces.

Tramposa y falsamente, Acción Nacional impugnó la victoria del doctor con base en especulaciones e historias fantasiosas. El 13 de agosto, el Trieltam validó el resultado ganador al candidato de Morena con cuatro votos a favor y uno en contra. La única que dio la razón al PAN fue Blanca Hernández Rojas.

El PAN novelizó la elección y sostuvo que el crimen organizado había participado en los comicios para favorecer a la coalición Morena-PT-PVEM; aseguró, sin ton ni son, que la columna armada Pedro José Méndez había apoyado a Américo Villarreal.

Algunos medios nacionales y varios gacetilleros a sueldo propagaron las mentiras de los panistas para manipular la opinión pública y, sobre todo, para presionar al Tribunal Electoral de Tamaulipas.

Sin embargo, los magistrados soportaron el embate y desecharon los cuentos del PAN. Tras esta decisión, el equipo de César Verástegui se inconformó ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. Continuaba la batalla.

Por último, el 28 de septiembre de 2022, a unos días del cambio de gobierno, el tribunal federal ratificó la sentencia del Tribunal Estatal Electoral y finalmente Américo Villarreal fue, sin apelación, el nuevo gobernador de Tamaulipas.

Los panistas sabían que su aventura estaba condenada al fracaso, porque desde el 13 de agosto, Félix, el Moyo García Aguiar, jefe de los diputados panistas, había anunciado que no asistirían al cambio de poderes el 1 de octubre.

Por lo tanto, la primera impugnación, luego, el recurso de inconformidad y finalmente el rechazo a asistir a la protesta de Américo como gobernador, fueron en conjunto una maniobra política para dañar la credibilidad de la elección y la imagen del nuevo gobernador. Y esta forma mezquina y antidemocrática de actuar solo puede venir de una persona: Francisco García Cabeza de Vaca.

Hasta en los últimos días de su gobierno, el reynosense coaccionó y persiguió a sus opositores y casi nadie lo desafiaba. En el momento crucial, solo el Trieltam lo logró.

Desde luego, el tribunal estatal no es una institución perfecta ni la casa de la pureza, pero ha sabido defender su autonomía y actuar con libertad.

Por eso resultan ridículas las quejas de Yuriria Iturbe en contra del Trieltam solo porque ordenó reinstalar al PAN en la Junta de Coordinación Política del Congreso del Estado.

Es un tema difícil, de derecho constitucional y ciencias jurídicas, que solo puede ser abordado así; una simple opinión no sirve de nada en un caso como este.

Por esa razón, la presidenta de Morena Tamaulipas pudo haberse asesorado un poco para decir algo de mayor sustancia en vez de solo descalificar y acusar sin pruebas. “No actuaron con legalidad (los magistrados locales)”, dijo Yuriria, “no lo están haciendo y la ciudadanía va a ser un gran aliado. Y las consecuencias las van a pagar”.

Queriendo ridiculizar al Tribunal Electoral de Tamaulipas, quedó ridiculizada ella. Cuando las sentencias me favorecen, entonces hay democracia. Si me niegan la razón, entonces actúan ilegalmente. Este es el modo simplista de pensar de Yuriria Iturbe, la presidenta del partido más poderoso en el estado.

Otro que también es un cero como defensor de la 4T tamaulipeca es Rómulo Pérez, presidente del Consejo Estatal de Morena, quien prácticamente desapareció desde la elección del Comité Directivo Estatal, del año pasado.

Antaño, así fuera solo para el debate público, los presidentes de partido eran hombres y mujeres preparados, elocuentes y cultos, que sabían defender su causa y atacar al adversario con ideas. Pensamos en un Porfirio Muñoz Ledo, recién fallecido; en Carlos Castillo Peraza y en Dulce María Sauri Riancho.

Pero Yuriria Iturbe y Rómulo Pérez son como niños al lado de esos gigantes de la política, y su papel ha sido peor que lamentable en esta lucha que sostiene el morenismo con Cabeza de Vaca.

Cuadros políticos, líderes fuertes, voceros capaces, le urge todo eso a la 4T tamaulipeca si quiere llegar fuerte a la elección del 2024.

Hay una lucha por imponer la agenda pública en el estado, en la que el PAN agiganta el problema de la inseguridad mientras Morena denuncia los desvíos del cabecismo. Más vale que se preparen porque la lucha subirá de intensidad.

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