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El voto migrante

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Raúl Hernández Moreno

Junio 17

El tema del voto de los migrantes va tomado de la mano, del mito, de la leyenda, del cuento, de lo surrealista.

Antes de que se aprobara el voto de los mexicanos en el extranjero, sus promotores estaban convencidos de que al aprobarse habría una avalancha de millones de votos, que los migrantes votarían en masa y lograrían lo que los residentes en México no éramos capaces de lograr.

Cundo por fin se legisló para posibilitar el voto, los resultados fueron magros y costosísimos.

El tiempo ha confirmado que el voto migrante es caro, ineficiente e inoperante. Los datos duros lo confirman. Analicemos.

En el extranjero viven 11 millones 913 mil 983, distribuidos en por lo menos 104 países, de acuerdo a datos de diciembre de 2015 del Instituto de Mexicanos en el Exterior.

Los migrantes han votado en las elecciones presidenciales del 2006 y 2012 y lo han hecho con cifras mínimas.

Para la elección del 2006, el Instituto Federal Electoral, aprobó un presupuesto de 348 millones de pesos para promover el voto en el extranjero. Se inscribieron 56 mil 295 ciudadanos, residentes en 80 países, de los que finalmente votaron 32 mil 632.

De los que votaron, 35 mil 763 eran de Estados Unidos; 1,238 de España; 863 de Canadá; 510 de Francia; 447 de Reino Unido; 393 de Alemania; 212 de Italia; 188 de Suiza; 100 de los Países Bajos; 83 de Bélgica; el resto de otros 61 países.

En el 2012, el presupuesto fue de 196 millones de pesos, se registraron 59 mil 115, avecindados en 104 países y votaron 40 mil 737.

Los que votaron residía en 91 países, entre ellos, 45 mil 586 de Estados Unidos; 2,814 de Canadá; 2,345 de España; 1,421 de Alemania; 1,375 de Francia; 1,129 de Reino Unido; 492 de Italia; 378 de Suiza; 360 de Australia; 311 de los Países Bajos; y el resto de otros 81 países.

40,737 de un universo de 11 millones 913 mil 983, equivale a una participación de .0034 por ciento. Es casi nada.

El año pasado el Congreso de Tamaulipas rechazo aprobar el voto de los migrantes, los pobres números de las elecciones presidenciales, confirman que el voto migrante es caro, ineficiente e inoperante y las historias que se tejen alrededor del tema, son más producto de las buenas intenciones que de la realidad.

En el futuro, si se quiere eficientizar el voto de los migrantes se tendrán que encontrar mecanismos reales para impulsarlo, porque no bastan las declaraciones ni las reuniones internacionales tipo club de Tobi.

El viejo cuento de que los migrantes vendrían a México para rescatar al país de las garras del PRI o del PAN, ya no funciona. Y no funciona porque estos 12 millones de mexicanos en el exterior ya echaron raíces en sus países adoptivos y muchos ejercen su voto eligiendo a los funcionarios de la ciudad, el estado o el país donde habitan.

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