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CANDIDATOS DEL PRI EN TAMPICO, MADERO Y ALTAMIRA MUY ABAJO EN ENCUESTAS; DERROTA A LA VISTA

GRISELDA CARRILLO IMPUESTA POR SU QUERIDO…GOBERNADOR TIENE ENC ONTRA A TODOS LOS GRUPOS; SOLO LA APOYA EL CORRUPTO DE GIL

MAGDALENA PERAZA RECIBE EL RECHAZO Y ABANDONO DE SU PARTIDO; LA DEJAN SOLA

TAMAUIPAS.Contra lo que en público argumentan quienes más involucrados están en la operación político-electoral del feudo priista, en este proceso asoma el riesgo de perder al menos cuatro de los municipios con más recaudación y desarrollo económico (de los que tienen mayor explosión demográfica), porque sus candidatos desagradan a los grupos de interés locales. Tanto como al conglomerado que los puebla.

Obviamente son Altamira, Tampico, Matamoros y Nuevo Laredo.

Incluso hay otras cinco localidades igual consideradas entre las más importantes del estado –léase: Ciudad Madero, El Mante, Reynosa, Soto la Marina y Victoria–, donde se advierte un voto cruzado, puesto que sus planillas contendientes a los cargos edilicios (sindicaturas y/o regidurías), como sus candidatos a diputados locales, no han podido impactar.

Por al menos un par de razones.

Primera: haber sido impuestos por su majestad, ‘el dedo’, sin que en su nominación se tomara parecer a la estructura partidista reclamante de procesos democráticos; y en

Segunda: por tratarse de parentela fiduciaria del poder, aunque igual hay casos de socios, cómplices, amigos y empleados de quienes ejercen el control político en las municipalidades.

De eso hay constancia clara.
Y aquí consigno situaciones que no admiten lugar a dudas en lo que al nepotismo e imposición respecta:

Altamira
Griselda Carrillo Reyes es hija del ex alcalde Sergio Carrillo Estrada; y es sobrina del también ex munícipe Pedro Carrillo Estrada.

Pero aún cuando es heredera del poder, no ha logrado penetrar, con fuerza, en el ánimo ciudadano, puesto que mucho le pesa el daño que su padre y tío le hicieron a la demarcación y sobre todo a los habitantes que ahora suman 161 mil 628, de los cuales, apenas vota cerca de un 45 por ciento.

Ella codicia ser la cuarta alcaldesa de esta comarca petrolera –antes lo fueron las también priistas Aurora Cruz de Mora y Delia Calles Badillo; y por la oposición Ramona Flores Rivera–, donde al parecer, todavía tres familias ejercen cacicazgos políticos: los Carrillo (por supuesto), los De la Portilla y los Flores –representado éste por la ex esposa de Juan Genaro y Francisco Javier Martín Gil Ortiz (primo del exgobernador)–, que serían precisamente su perdición.

Tan es así que, en su fórmula, como candidato a diputado por el XIX distrito electoral lleva a Esteban de la Portilla Flores (el hijo de Ramona y Juan Genaro) –otro heredero de la ‘monarquía municipal’–, mientras que por el XVIII (que comparten Altamira y Aldama), juega una recomendada del magisterio: Felicitas Martínez Almazán, quien poco interés muestra al hacer campaña, en virtud de apostarle más al voto ‘cautivo’ del Panal.

Como rival a vencer, aparece la ex priista Alma Laura Amparan Cruz (esposa del ex alcalde Juvenal Hernández Llanos, también priista), quien fue impugnada por el PRD por haber despreciado su candidatura para, al final de cuentas, echarse en brazos del PAN.

Tampico
Aunque ahora nominada por el Partido Nueva Alianza (Panal), que juega coaligado con el Verde Ecologista de México (PVEM) y el tricolor, Magda hace valer su cacicazgo en el puerto jaibo; pero sólo entre políticos, pues el conglomerado ya está harto de sus caprichos e indefinición.

En el 2010, acudió al proceso electoral cobijada por Acción Nacional (PAN), pero (según ella) sin renunciar a su militancia priista, porque se le negó en el tricolor la candidatura –otorgada a Miguel Manzur Nader–, en mala lid.

Y esa rebeldía fue aplaudida entonces por los electores de Tampico, que mediante su voto la convirtieron en alcaldesa, hastiados del corrupto Óscar Rolando Pérez Inguanzo –acusado formalmente por uso indebido de funciones públicas, coalición de servidores públicos y uso indebido de atribuciones y facultades, aunque tres años más tarde fue absuelto–, así como de todo lo que oliera al membrete tricolor.

No obstante al finalizar su administración Magdalena Peraza Guerra le chaqueteó al membrete albiceleste, al apoyar al abiertamente (y hasta con recursos públicos del ayuntamiento) a Gustavo Adolfo Torres Salinas (actual munícipe) en su campaña por la presidencia municipal.

En concreto, hizo valer su dominio de entonces.

Hoy de nueva cuenta chaquetea, yéndose del PAN al PRI, porque al albiceleste no le interesó volver a cuerpearla y bajo chantaje –equivale al cacicazgo municipal–, forzó su postulación a la alcaldía.
Sólo que esta vez, los electores de Tampico ya no dejan engañarse.

Y por eso el cacicazgo de Magda va de más a menos, como bien se ha comentado entre los simpatizantes de Eduardo.

En cuanto a los candidatos a diputados locales se refiere (por el XXI distrito y el XXII), igual hay constancia de que son herederos del poder al haber sido nominados Mónica Villarreal Anaya –hija de Américo Villarreal Guerra (qepd) y Francisco Bolado Laurents, pese a éste ser acusado del desvío de fondos de la Comapa.

Matamoros
En 2013 Jesús de la Garza Díaz del Guante mordió polvo en el hándicap por la diputación local del décimo distrito con cabecera en Matamoros. Y, precisamente, eso lo marcó políticamente como un perdedor, aunque en 2015 la fuerza del estado haya operado para hacerlo ganar en la carrera legislativa federal.

Actualmente es candidato priista a la Presidencia Municipal. Y dicen que por imposición, para evitar que otros líderes contrarios al régimen se adjudicaran el derecho de contender en esta justa.
Lo cierto es que no prende ni aprende a ser político, pues para serlo se requiere no sólo parecerlo, sino demostrarlo.

Más ahora que enfrente tiene como contendiente a Verónica Salazar Vázquez –la hermana de la alcaldesa Norma Leticia–, y a un político que se las sabe de todas todas (Jesús Roberta Guerra Velasco), aunque éste va por la vía independiente.

Lo mejor para el mentado ‘Chuchín’ son su padrinazgo y el hecho de que Verónica esté distanciada de su consanguínea; y la operación contra el empresario. Pero no debe confiarse, pues del plato a la boca se cae la sopa, según advierte una añeja sentencia popular.

Sobre todo, cuando comprobado está que duele más el cuero que la camisa.

Es decir, el apoyo oficial hacia Verónica, aunque disfrazado como se acostumbra en estas lides, podría surgir en cualquier momento, lo mismo que a favor del empresario, quienes seguramente tienen documentado el mal manejo de recursos de ‘Chuchín’ durante su administración en la Junta de Aguas y Alcantarillado de Matamoros.

Lo peor del caso es que la población de esa localidad fronteriza está ya harta de los mismos rostros, por lo que los candidatos a diputados por los distritos X, XI y XII –Mónica González García, Juan Carlos Córdoba Espinosa y Anto Tovar García–, pudieran ser arrastrados al fracaso.

Nuevo Laredo
Allá, por donde Héctor Martín Canales González ‘juega’ por la alcaldía, a recomendación del ex alcalde Ramón Garza Barrios, su pariente, puesto que está casado con una de sus primas (e inclusive fue su tesorero en el Ayuntamiento), asoma el espectro de la derrota.

Y esto es, precisamente, lo que causa suspicacias, en el sentido de que ‘Moncho’ hizo valer su influencia para eliminar a la diputada Yahleel Abdala Carmona, aún sabiendo que los transportistas, como los agentes aduanales, se irritarían (como están), hasta el grado de cerrar filas con el alcalde Carlos Canturosas Villarreal y el candidato albiceleste, Enrique Rivas Cuellar.

Y sobre todo, porque Héctor y él están involucrados en un cuantioso fraude cometido con recursos del Nadbank en perjuicio del Ayuntamiento de Nuevo Laredo.

Y no hay forma de que ambos lo nieguen, pues sus firmas aparecen en los documentos exhibidos en tiempo y forma. La de Ramón como edil y la de Héctor como tesorero.

Por eso desde ahora preveo que la localidad se pintará de azul.

Práctica insana
El nepotismo es una de las viejas prácticas que más se le han criticado a los hombres del poder. Y aunque en realidad se trata de las preferencias que tienen los funcionarios públicos para darles empleos a sus familiares y amigos, sin importar el mérito que estos tengan para ocupar los cargos conferidos, igual aplicaría al imponer como precandidatos (a diputados o alcaldes) a sus cónyuges, hijos, sobrinos, hermanos, cuñados y cuanta parentela resulte directamente beneficiada.

Como ahora ocurre, en pleno proceso electoral.

No obstante, los aludidos arguyen que fueron las fuerzas vivas de sus partidos quienes seleccionaron abanderados ‘democráticamente’ (en todos los casos), olvidando que el pueblo no es tonto y difícilmente nos tragaríamos el cuento de que así fue, es, cuando el tráfico de influencias y los remedos de un monarquismo aldeano, tanto como el chantaje (bajo la amenaza de irse a la oposición), mucho han tenido qué ver al negociar posiciones.

Y que conste, me refiero a los próceres de los nueve partidos con el derecho a las prerrogativas de ley que se cubren con nuestros impuestos y de los contribuyentes cumplidores quienes también son, somos los que pagamos el millonario gasto que representa una contienda comicial de tal envergadura.

Lamentablemente en México, aunque el tráfico de influencias está penado no se castiga conforme a derecho –como sí en Francia, España, Portugal, Perú, Bélgica, Brasil, Argentina, Rumania, Colombia, Cuba y en Venezuela–, aun cuando es una práctica ilegal por lo menos moralmente objetable, consistente en utilizar la influencia personal en los ámbitos del poder público, a través de conexiones con funcionarios, a fin de obtener favores o tratamiento preferencial.

En cuestiones políticas, obviamente se gestionan conexiones con amistades o conocidos para tener información; o con las personas que ejerzan autoridad o tengan poder de decisión. Y a menudo esto ocurre a cambio de un pago en dinero o en especie u otorgando algún tipo de privilegio.

Por otra parte, bajo el amago de trasladar sus capitales políticos a otros partidos –en caso de no ver cumplidos sus caprichos–, los jefes de los grupos de interés que, de una u otra forma, mantienen el control de la comarca, logran su objetivo de ser ellos, precisamente, quienes deciden los relevos.

Esa práctica, supongo, imperó en las negociaciones para nominar candidatos a un buen número de alcaldías y diputaciones locales, como en la ‘repartición’ de las candidaturas plurinominales al Poder Legislativo.

Y sobre todo cuando en las listas figuran parientes directos de los hombres y las mujeres que actualmente ejercen el poder municipal, en la administración pública (federal, estatal y municipal), en el Congreso de la Unión, la Cámara de Diputados local, las estructuras directivas de los partidos políticos, o, simple y llanamente, son parte de grupos que aún comandan los ex gobernadores.

Como fuere la práctica del nepotismo, tráfico de influencias y todo intento de monarquía aldeana, surge en este proceso, según aprecio.

Otros ejemplos
Una vez concretadas las candidaturas llamadas de unidad, que, en el sentido estricto de la palabra, son imposiciones, surge cualquier tipo de conjeturas a lo largo y ancho de la geografía tamaulipeca.

Pero mi intención no es aburrirlo con tanto rollo, así que doy paso al cúmulo de ejemplos del supuesto nepotismo, tráfico de influencias y ejercicio aldeanamente ‘monárquico’ con que el tricolor resolvió ciertas nominaciones.

a) En Reynosa, Amira Gricelda Gómez Tueme –heredera de uno de los cacicazgos municipales más cuestionados–, no pudo colocar a su hijo (Carlos Solís Gómez) como candidato a la alcaldía, merced a su desacuerdo con el empresario Ramiro Garza Cantú, pero a cambio logró la nominación (para su vástago) a una curul de mayoría relativa.
b) En Ciudad Madero, OLIVA fue designado por el tricolor candidato a la alcaldía, sólo por representar al sindicato petrolero, que, en la actualidad, significa un menor número de votos si lo comparamos con la cifra que podría aportar la sociedad en conjunto y eso, lector amigo, lleva a suponer que hubo chantaje de por medio.
c) Jaumave es harto ilustrativo del nepotismo, pues Olga Lidia de la Rosa, la precandidata priista, es hermana del ex alcalde Alfredo (de los mismos apellidos) y cuñada de José Gudiño Cardiel.
d) En Gustavo Díaz Ordaz, la precandidata a munícipe, Margarita Perales Salazar, es la esposa del alcalde en funciones (Jorge Refugio Longoria Olivares), pero eso no impidió que el PRI la postulara.
e) Mónica Saldívar Quintana, quien es candidata priista a la alcaldía de Jiménez, es la esposa del edil José Guadalupe Saucedo y la sobrina política del ex alcalde Mauricio Salazar.
f) Edelmira García Delgado, quien va por la alcaldía de Camargo, es media hermana del munícipe actual: Blas López García.
g) En Güemez, Carlos Cárdenas busca por segunda ocasión ser alcalde, cobijado por el grupo albiceleste que aún mantiene afinidad con su medio hermano, Gustavo Adolfo Cárdenas Gutiérrez, ‘La Guayaba’.

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