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El bono de marcha…

Polvorín

José Ángel Solorio Martínez

Buena parte de la clase política tamaulipeca, se vislumbra claramente degradada. En el PRI, los más distinguidos especímenes de esa pléyade pútrida, son obviamente los ex gobernadores Tomas Yarrington y Eugenio Hernández. No es una exageración, afirmar que estos dos actores de la política regional serán recordados puntualmente por muchas generaciones venideras debido a sus evidentes excesos con los dineros públicos.
Las oposiciones, también tienen lo suyo.
Uno de los más significativos prohombres que ha vivido con el cuento opositor es Gustavo Cárdenas Gutiérrez. Pasó sin pudor y sin recato, por el PRI, el PAN, y más recientemente –indudablemente que no será el último- el partido Movimiento Ciudadano (MC). Ha ocupado un sinfín de cargos públicos y a su paso por ellos, los frutos dejados fueron tan vacíos e infértiles que es una verdadera pena recordarlos.
No hizo una sola acción para recordar.
Sin duda es de los servidores públicos tamaulipecos, el campeón de la ineficiencia y la ineficacia.
Ha sido dos veces candidato a gobernador.
Y de ambas, ha sacado raja: se especula que en la última,-contra Eugenio Hernández Flores-, obtuvo por dejarse caer y tácitamente levantar la mano del victorense, 50 millones de pesos.
Hoy va por el MC, por la gubernatura.
Y lo que ello conlleva, según su visión mercantil de la política.
Eso no es lo peor.
Lo más deplorable de su antiética postura, es que ahora arrastre a la actividad política con perspectiva empresarial, a su familia. En un afán, realmente incomprensible –para la lógica política- ha postulado como candidata a la alcaldía de Ciudad Victoria, Tamaulipas a su esposa.
Se entiende que la estrategia, más que de Gustavo, es de sus nuevos socios.
La dama es una persona respetable.
Mujer ejemplar.
Sólo que la política, y más la tamaulipeca, es un foso de tiburones.
¿Tenía caso exponerla?..
¿Qué busca Gustavo con esa desesperada maniobra?..
Pensando como el candidato a la gubernatura del MC –se ve agotado y cansado, políticamente; lo que hace presumir es su última aventura-, seguramente, va por su bono de marcha…

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