SU SONRISA LO DICE TODO.
ANECDOTARIO.
POR JAVIER ROSALES ORTIZ.
Con tan solo una sonrisa él vuelve locas al tremendo viejerío que lo jalonea, que se lo disputa y que con sus gritos amenaza con dejar sordo a más de uno en el camino que recorrerá durante su campaña.
Son gritos femeniles que taladran con fuerza el oído, gritos de alegría porque a su amigo, a su líder, por fin le hizo justicia la revolución y no precisamente la francesa.
Y es que Oscar Almaraz Smer, el candidato del PRI a la presidencia de Ciudad Victoria, Tamaulipas, se le da naturalito lo bonachón, lo saludador y eso crea empatía entre él y las féminas que tal vez por recato no le lanzan una prenda como sucede en los conciertos populares.
Y cómo no, si Oscar viene de abajo, de hacer talacha callado y disciplinado sin que le importe ver pasar sus años de juventud para apoyar al candidato en turno con esa masa humana que tiene en su bolsillo y que hace ganar en las urnas al Revolucionario Institucional.
No todo ha sido sonrisas y alegría en la vida del ahora candidato local priísta, puesto su camino ha estado repleto de abrojos que con habilidad ha sabido evitar, pero eso lo ha obligado a madurar a fuerza porque en la política tres tragos son amargos y tal vez solo uno, dulce.
Al rendir protesta como candidato Oscar demostró su fuerza, esa rica cosecha que ha sembrado a lo largo de su carrera como político y como servidor público, porque el aspecto que lució el Centro Cívico Gubernamental, con lleno total, hablo por si solo.
En ese lugar el candidato aglutinó a la clase política que gobernó y que gobierna a nuestra lastimada, pero querida entidad, por eso lo acompañaron las señoras Laura Graciela de la Garza de Torre y Adriana González, esta última cuya presencia se debe leer entre líneas
porque es la primera ocasión que reaparece en público desde figuro como la primera dama de Tamaulipas.
Y en ese local que resulto insuficiente para albergar a la multitud que se desesperaba por tocar la mano del abanderado tricolor también estaban presentes media docena de ex alcaldes de Ciudad Victoria, diputados federales y locales de su partido y quienes lo acompañaran en esta aventura en la que se interna para lograr la victoria, como Antonio Martínez Torres y Jesús Alberto Palomo Valles, cuyo talento mejor fue aprovechado en esta jornada y no en el empinado trecho que se debe recorrer para llegar a una diputación local.
Y los empresarios y los dirigentes de organismos diversos y los editores de medios y sus amigos los colonos no lo dejaron solo, como tampoco lo hicieron funcionarios estatales y municipales que ya visualizan a Oscar como la primera autoridad local.
Importante, es también, señalar que ocupo especial mención en el discurso central del candidato los nombres de la señora Tony, de María José y de Oscar, que son su esposa y sus hijos, quienes se desgastaron, por supuesto, en aplausos.
El evento de ayer fue pulcro y bien organizado, pero tal vez lo más significativo es que Oscar se vio muy bien arropado por quienes creen en él, en su trabajo, en su buena disposición no solo para darle un besito a su novia Victoria, sino para buscar los canales para que la capital de Tamaulipas regrese a lucir lo que hoy todos extrañamos.
El PRI ya tiene aquí candidato y es Oscar la carta fuerte que el tricolor lanzo sobre la mesa.
Una opción que al electorado.
Le corresponde, valorar.
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