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El Madrazo

8 diciembre de 2015
Columna
Jaime Hernández

Para como van las cosas, yo creo que nunca saldré del asombro: ¡Está prohibido hablar de dinero si es que quieres ser aceptado por determinado gremio de la sociedad! Precisamente un gremio mayoritario: los pobres. Y si la aceptación social busca a las mayorías, se entiende que el tema del “dinero” deberá estar vedado si lo que se busca es aceptación. ¡Dios! Pero paradójicamente, por no hablar de dinero es que la gente no puede saber cómo generarlo, y así, por mantener ese silencio que reposa en la aceptación es que perpetuamos la pobreza. Y de un tiempo para acá yo ya no aguanto mucho este silencio, en beneficio de la gente precisamente, No saben qué tristeza me da que tenemos un México donde tanta gente con falta de dinero pienso que se mantiene así… ¡por el más puro merecimiento! Y lo peor: se molestan y quejan si alguien les enseña un camino hacia la libertad financiera y estrategias de mejora económica. Percibo como si se tratara de un abundante gremio que piensa: “No me enseñes ni me ayudes a mejorar en mi economía, porque esa es la única manera con la cual me ayudarías a darme cuenta de la pobreza en la que vivo, y no es la pobreza la que me incomoda, sino el darme cuenta de ella”, uánta tristeza me da que haya gente en mi país que no acepta aprender de quienes podemos enseñar a mejorar incluso, económicamente. Qué fuerte se me hace que esa misma gente viva en un país del que es originario el hombre más rico del planeta, un mexicano como Carlos Slim, al que más he oído que se le critique, en lugar de que se le aprenda. Por mi parte… ¡¡¡estoy orgullosísimo de que un mexicano sea el hombre más rico del planeta!!! En cuanto él abriera una escuela, yo me matricularía en ella de inmediato. Por otro lado, afirmo, el pobre es pobre por el más puro merecimiento, la evasión propiamente elegida del conocimiento que genera riqueza material. He visto que el pobre es precisamente quien no quiere aprender de la gente que ya sabe cómo. Mejor es criticarlo, porque el éxito ajeno revela la propia mediocridad, y así, en vez de eliminar la propia mediocridad, mejor intentar eliminar el éxito ajeno o lo que se refiera a él, como su enseñanza, En fin, por mi parte seguiré cumpliendo mi misión de vida de una Nueva Conciencia: “Ayudar al ser humano a sentirse extraordinariamente bien”, favoreciendo la riqueza intelectual, espiritual, emocional y también la material. Qué impresión que esta última sea la que más rechaza la gente, gente que precisamente es la que más necesita, No cabe duda que todos tenemos un poco de “troll”. Si no tienes idea a lo que me refiero, debo decirte que en el argot de internet un troll es aquella persona que siempre está dando malos comentarios o críticas a cualquier cosa que dices. Si pones una foto tuya en la playa te dirá que te vez gordo o que no pudiste haber elegido peor lugar; si comentas sobre una película, mencionará que no sabes de cine; si le dejas un comentario a un colega, tu troll tratará de decirte que es la cosa más estúpida que pudiste escribir. El troll cree que lo sabe todo, ya que siempre sentirá que es mejor que tú. ¿Complejo de inferioridad? Tal vez, Sin embargo, hay ocasiones en que tu troll tiene razón. Actúa como ese Pepe Grillo, lo suficientemente molesto, que te recuerda los errores que tus “amigos” no se atreven a decir. No es que su objetivo sea agredir directamente; sólo te señala insistentemente lo que hiciste mal, bajo el escudo de que ellos lo harían de manera distinta o mejor la vida tiene sorpresas que hacen reflexionar. Del presente régimen que es bueno, habrá que pasar a uno mejor, en el cual se acentúen los aciertos y se corrijan los errores que arrastramos. Esto es algo que se deberá hacer, porque los ciudadanos de la época del PRI anterior, ya tenemos experiencia de lo sufrido, y no queremos agua del mismo molino: hoy, si se quiere permanecer en el poder, se necesita de un cambio con resultados tangibles, El presidente electo necesitará mostrar, entre otras cualidades, una que es excelentísima: saber-dejarse-decir las cosas, condición imprescindible para dar continuidad a lo positivo del régimen que está por terminar y eliminar lo que en el país no va, y aplicar nuevas iniciativas para solucionar problemas que ya existen o que vendrán, Es frecuente que en la vida política, el que está llamado a asumir una responsabilidad pública, es a menudo lanzado a la acción sin que las circunstancias le permitan una larga experiencia y preparación completa. Pero el que las cosas sucedan así, es la oportunidad para crecerse ante las dificultades y mejorar el afán de superación, Esto es cierto, en la medida que los puestos ocupados son de mayor importancia. Conforme crece la responsabilidad y la dependencia de un cargo, quien quede al frente, necesitará determinadas cualidades que no pueden improvisarse, ni mucho menos ser disimuladas ni suplantadas. No hablamos ahora de sí es mejor un político-administrativo, un político-ideólogo, un político-conciliador o uno que posea un gran carisma para atraer hacia sí a las multitudes, Nos referimos a la cualidad por la cual un líder es auténtico, es decir: que sea prudente, que sepa agotar la verdad y poner los medios, La historia refiere casos de seudolíderes que han iniciado su gestión en circunstancias bastantes adversas para alcanzar el ideal político-social que se proponían, y resulta que al término de su mandato han dejado al país en peores condiciones de cómo lo encontraron. Aplicaron remedios peores que la enfermedad. Si tomaron las riendas de un país cuando padecía fiebre, luego la entregan con cáncer, Quizá la primera cualidad del líder consista en un apasionado amor por la verdad, como requisito para identificar el problema, y entonces, situarse en condiciones de resolver el cómo. Y una buena dosis de valentía, para llamar a las cosas por su nombre. No parece acertado, actuar llevado por el subconsciente y después pensar en las razones de la acción, Sería un desorden tratar de solucionar un problema, sin antes plantearse y llegar al conocimiento objetivo: ¿qué es? ¿de qué se trata? La sincera y adecuada respuesta a esta cuestión, arroja luz para elegir los medios con acierto, Afrontar la verdad es tal vez el primer rasgo de valentía que exigimos de un líder. Saber manejar la realidad de acuerdo al interés del bien común, es otra característica no menos importante que la anterior, La huida o falseamiento de situaciones, y el miedo a saber que uno pudo permanecer equivocado durante poco o mucho tiempo, pueden incapacitar -si no se reacciona con rapidez- el pedir consejo, es decir ese necesarísimo saber-dejarse-decir las cosas, La arrogancia, la jactancia, el orgullo, la soberbia y la vanidad son los peores enemigos, que si no se combaten en cuanto aparecen los primeros síntomas, pueden anular al líder, corrompiendo su juicio mental y torciendo su voluntad, “cuando no hay humildad, las personas se degradan, Somos muchos, los que estamos convencidos, de que la prueba de oro de un hombre de valía es la humildad, que no quiere decir apocamiento sino permanecer en la verdad, aunque agotar esta pueda conllevar el mayor de los sacrificios, Es profundamente comunicativo y no tiene miedo a descubrir que los demás opinen diferente que él; aprecia la pluralidad de opiniones como aportaciones que pueden arrojar más luz sobre algún problema, y asume las decisiones, no por quién lo ha dicho sino tomando en cuenta lo que está bien, según su conciencia, porque es lo que conviene, esta es la realidad de los que encabezan los edificios presidenciales en todo el país, bueno es todo por el día de hoy y recuerden que dios les dará el doble de lo que piden para este humilde empleado de la pluma hasta la próxima.

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