¡Omar fayad se raja!
El senador priista quien desató una tempestad en redes sociales por su iniciativa –dizque personal– de una «Ley para Prevenir y Sancionar los Delitos Informáticos», da marcha atrás.
No soportó la presión de miles y miles de usuarios de Internet, activistas derecho-humanistas, expertos en libertad de expresión y medios de comunicación.
Si bien la #LeyFayad –como fue bautizada con sarcasmo– proponía atacar y perseguir delitos tan graves como el robo, fraude, extorsión, abusos sexuales, pornografía y terrorismo cibernético contra sistemas públicos o privados –por demás necesario– sucumbió ante la ambigüedad para definir las faltas que ameritarían cárcel y multas para quienes las cometan, lo cual daba cabida a malévolas interpretaciones.
Por ejemplo, muy peligroso el impreciso resultaba el espíritu del artículo 21 de la iniciativa, referente a la «intimidación», para sancionar «a quien, a través de medios informáticos, acose, hostigue, intimide, agreda o profiera cualquier forma de maltrato físico, verbal o psicológico en contra de usuarios de internet, de forma reiterada y sistemática».
Lo mismo ocurría con el artículo 22, sobre «Divulgación de Información de Carácter personal» que se prestaba a confusiones para el trabajo de servidores públicos y periodistas al pretender castigar a quien revelara, «información sensible».
La redacción ambigua de la #LeyFayad confundía libertades; implicaba disciplina al interior del gobierno, sí, pero también aparentemente coartaba el derecho humano a la crítica de funcionarios públicos confundiéndolo con ataques, acosos, hostigamiento e intimidación.
Denunciar abusos de gobernantes y funcionarios podrías ser interpretado como un delito de agresión o maltrato?
De entrada, la #LeyFayad se entendió como una #LeyMordaza, diseñada para censurar a particulares y medios de comunicación por cuestionar al poder y por dar la impresión de intentar convertirse en una ley punitiva para regular el uso de redes sociales a conveniencia del poder, desde luego con tentaciones de censura.
Difícilmente se podía defender una iniciativa manchada por la sospecha; ni siquiera su autor material e intelectual pudo lograrlo.
EL MONJE LOCO: Omar Fayad, vapuleado por los cuestionamientos a su ideota, la descarta; trata de salir como puede del hoyo… no vaya siendo que sus aspiraciones a la gubernatura de Hidalgo también salgan tatemadas como su frustrada intención de imponer una sospechosa «ley mordaza».
@JoseCardenas1 | josecardenas@mac.com | www.josecardenas.com
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