El polémico Bernal…
ESCENARIO POLÍTICO
Marco Antonio Torres de León
Algunas ricas perlas lanzó a los que estábamos cerca de él ALEJANDRO GUEVARA COBOS mientras comíamos gorditas ´’moya’ y coca cola.
Y a decir de muchos Alejandro Guevara es el hombre del momento.
Pero no nos referiremos a ninguna perla en especial, por ahora.
Solo a lo que informativamente interesa. Y a lo que atañe a lo público, no a lo privado.
Pero vemos que a Alejandro Guevara Cobos le va bien en su carrera en pos de la candidatura del PRI a gobernador. Nos impresionó su madurez al decir, palabras más palabras menos, lo siguiente:
-Estoy preparado para ser gobernador y para no ser. Lo que venga para mi, lo tomo. Si no soy yo, no importa, esperaré. Pues pienso que aun estoy joven y puedo esperar. Aún puedo prepararme más.
Y podría decir que estoy preparado hasta para declinar en favor de otro.
-Pero sé que voy bien, en las encuestas voy bien, por arriba de todos. Estamos Baltazar (Hinojosa) y tu servidor ahí parejeando. Vamos en ese orden. Primero yo y luego él.
-No me caso con un proyecto para siempre. Me queda claro que la política es así, de sorpresas y de echarse para atrás cuando haya que hacerlo y aguantar. Ya me ha pasado, ya lo he vivido.
Ya me he caído varias veces y las caídas duelen.
Alejandro Guevara recordó que por el año 2012 cuando se venían las candidaturas a presidente de la República y a Senador, el hoy presidente Enrique Peña Nieto le dijo mediante una sorpresiva llamada telefónica: “preséntate para tu registro”. Era para senador.
Preparó todos sus papeles y se fue a donde tenía que ir. Obvio, se fue loco de contento.
Pasaron días, y en eso estaba cuando a la hora de la definición de repente le entró otra llamada. Era EMILIO GAMBOA PATRÓN, quien le dio una noticia contundente, una afirmación que lo destrozó.
-“Sabes qué Alejandro, tú no vas; retírate de esa contienda”.
A Alejandro le costó digerir lo que oyó, pero lo hizo.
Pasaron los días, no muchos relativamente hablando, cuando ya apostado en otro escenario volvió a recibir otra llamada telefónica más. Era de nuevo el presidente de la república Enrique Peña Nieto, quien nuevamente le decía: “Vente, estarás aquí conmigo. Hay que saber esperar”.
Fue entonces cuando empezó a colaborar cerca del presidente.
Perlas, perlas, perlas.
Ahora bien, sobre sus filias y fobias nos dimos cuenta de algo, según lo contó él, que “anda un loquito por ahí”.
Es “el loquito que quería ser diputado federal” en el proceso de junio 7, donde el propio Alejandro Guevara Cobos fue candidato. Y que ahora anda con todo apoyando a BALTAZAR HINOJOSA OCHOA.
El “loquito” al que Alejandro hacía alusión era Javier Villarreal Terán, su contendiente en aquella elección interna inicios de 2015.
Pero la personalidad ciclónica de Alejandro Guevara Cobos así es, intrépida y contundente. Es su personalidad. Provoca efectos como los de un huracán.
Fue un sábado agradable. Dos horas de charlar con él, quien se portó multitemático.
Hubo cosas que dijo al micrófono, otras que solo dijo a unos cuantos periodistas, y otras tantas que oímos aunque guardaremos en el tintero.
Hizo una encuesta rápida entre los casi 40 periodistas presentes, a ver quién creíamos que está más apto para gobernar El Mante. O como él lo dijo claramente, ¿Quienes creen ustedes que son los mejores para gobernar?
Más de 20 periodistas coincidieron en una terna, así puesta en ese orden. Uno, RIGOBERTO RODRÍGUEZ RANGEL; dos, JULIO PORTALES MARTÍNEZ y tres, ROSALBA DE LA CRUZ.
De pronto había alguien que ponía a Portales en segundo lugar, luego en tercero. Y a Rosalba de la Cruz en segundo lugar, luego en tercero.
Pero en general la mayoría coincidió que Rigoberto Rodríguez.ocupaba el primer lugar.
Pasemos a otra cosa.
Si como dicen, MARCO ANTONIO BERNAL está o no apoyado por el ex gobernador EUGENIO HERNÁNDEZ FLORES, es cosa que a muchos no les importa.
O bien a unos sí, a otros no. Como dijo el poeta, nada es verdad, nada es mentira, todo depende del cristal con que se mira.
La política es como las ferias de rancho, cada quien habla como le fue.
Si a un ciudadano lo despluman totalmente del dinero que llevó, obvio, no recomendará ir.
Pero si fue a ganar dinero, a divertirse y a pasarla bien, hablará bonito de ella.
Política es percepción pero también ángulo de visión.
Como dice el dicho, para decir la auténtica verdad, solo Dios. Fuera de Dios no hay quien tenga la verdad absoluta; vaya, ni los sabios ermitaños hindúes que van a la montaña a orar, ni los monjes budistas, ni los cristianos.
La única verdad, Dios.
Ciertamente se advierte cierto tufo verbal pestilente contra Eugenio Hernández Flores, por ciertas cosas trágicas que ocurrieron en el pasado, y que ni al caso vienen.
Pero en política hay gente muy inmadura que aunque sea del PRI (en este caso) habla por hablar.
No cuidan la lengua ni ofrecen argumentos, excepto sus emociones momentáneas. Para empezar si GEÑO HERNÁNDEZ debe algo de dinero es tiempo que hubiera sido llamado a cuentas y nadie lo llamó. Ni PGR ni la DEA ni INTERPOL ni nadie.
Entonces, ¿somos o no somos?
La política parece que es -en pleno siglo XXI- un circo romano donde cada domingo se soltaba tanto víctimas como leones. Y donde los unos devoraban a los otros.
A nadie sorprenda que después de haber sido gobernador, Eugenio Javier (tiene nombre telenovelesco) se meta a la política de apostador.
La política es también de apostadores, ¿que no? Y en política también se apuesta, no solo en pelea de gallos ni en carreras de caballos.
Si atrás de MARCO ANTONIO BERNAL está EUGENIO HERNÁNDEZ FLORES, ¿quien está entonces atrás de los demás?
El que tiene más saliva traga más pinole. Eso es claro.
Hora de tocar otro tema.
Ahora bien, siguiendo con la polémica del invasivo y polémico apellido BERNAL, que por razones de mercadotecnia política hemos leído en anuncios publicitarios espectaculares aquí en El Mante y en muchas ciudades de Tamaulipas, diremos algo que omitimos ayer.
BERNAL es una palabra de origen árabe que fue usada por los conquistadores españoles para nombrar un peñasco grande y alargado que se encontrara aislado, es decir, emergiendo de una planicie.
Como ejemplos están, lo decíamos ayer, el Bernal de Horcasitas (no cerro del Bernal) y la Peña de Bernal, localizada en el estado de Querétaro.
Por lo cual concluimos lo siguiente, aunque los publicistas de MARCO ANTONIO BERNAL tengan estupendas intenciones, su sapiencia no les alcanzó en lo mínimo para darse cuenta que decir Cerro del Bernal es -en realidad- un barbarismo, un yerro del tamaño del mundo.
El Bernal de Horcasitas no es un cerro, pues un cerro está conformado de otros elementos, tierra, salitre, y hasta lodo.
Y en cambio, una peña es dura como una roca, propiamente un monolito.
Y monolito genera la idea de ser una sola pieza, porque «mono» significa -según su etimología-, Uno solo.
Como monopolio por ejemplo significa, «Uno solo que vende», así monolito significa «monumento de una sola piedra» porque ‘mono’ significa ‘uno solo’ y ‘lito’ significa ‘piedra’.
Es decir, para concretar, un monolito es una única roca que no está fragmentada.
Cierto, en mercadotecnia es válido todo, hasta crear polémica.
Una máxima en publicidad dice que si para vender calzones hay que quitárselos a la mujer, vale más sentarse a disfrutar su encantadora desnudez.
Y así como el fuego se alimenta del fósforo, así el marketing político existe para alimentarse del rumor, la controversia y la polémica…
Mejor pasemos a otro tema.
Existen datos curiosos de la historia mexicana, tanto de su geografía, su historia como de su formación geo política, que por ignorancia solemos desconocer.
Solo por citar dos casos, diremos que el Estado mexicano acabo de configurarse hace relativamente pocos años, lustros o decenios.
A ciencia cierta México tiene 200 años de haberse constituido como país.
Pero ésta parte de su historia que relataremos, data de cuando menos un siglo. O quizá un poquito más.
Daré sólo dos datos, que más tarde agregaré a mi columna Escenario Político, como simple aportación cultural por llamarlo así.
Uno, tiene que ver con las leyes mexicanas antiguas, que impedían -para evitar invasiones por mar de naciones extranjeras- que ciudades porteñas fueras capitales de estados.
Tenemos pues que Tampico, Tamaulipas o Veracruz, Veracruz por ejemplo, nunca fueron ciudades capitales de sus respectivos estados, por causa de esa ley.
A pesar de que en la época antigua fueron ciudades de gran importancia.
Y si alguna vez fueron capitales de estado a lo largo de la larga y rica historia de México, por fortuna el tiempo no fue ni será cosa acabada. Siempre habrá tiempo para más.
Porque el tiempo es perenne en su esencia. Así debería de ser la historia.
Era claro que el Estado mexicano del siglo antepasado -cuando se establecieron esas leyes- no quería problemas de pérdida de territorio por contar con ciudades capitales en sus costas marítimas y en sus fronteras con países vecinos.
La razón era simple, por seguridad nacional.
Por mar llegaron muchas invasiones, sobre todo la francesa y la relacionada con la conquista. Ambas penetraron por Veracruz. Hubo otra invasión que pretendía la reconquista, la de España. Y comenzó por Veracruz.
Tampoco deseaba el Estado mexicano poner en peligro a la nación, instalando ciudades capitales -ni siquiera de entidades- en la frontera, en este caso con Estados Unidos.
En el tiempo actual ciertamente si existen en México ciudades capitales localizadas en sus costas. Pero extrañamente se trata de los dos estados más jóvenes de la historia, cuya fundación data del año 1974, Quintana Roo y Baja California Sur.
Solo con un agregado, hoy no estamos en tiempo de guerra. Y hace 150 años sí.
Tenemos pues que la capital de Quintana Roo es Chetumal y da directamente al mar.
Y la capital de Baja California Sur es La Paz y también da al mar, aunque por el mar de Cortés.
La tercera y última ciudad capital de un estado que da al mar se llama San Francisco de Campeche (nombre oficial) o Campeche como se le conoce comúnmente, capital del estado del mismo nombre, Campeche.
Un último dato curioso, solo para observadores, Mexicali, Baja California Norte es la única ciudad capital de una entidad que existe en México actualmente, y que hace frontera con otro país, en este caso con Estados Unidos.
¿Por qué?
No se sabe. Y no es que se trate de un enigma, quizás ya le tocaba serlo…
Antes de irnos, debemos decir que el alcalde PABLO ALBERTO GONZÁLEZ LEÓN trabaja duro sin filias ni fobias partidistas. Cumple su labor de alcalde a la perfección y va diariamente a cumplir a las calles del Mante con una agenda de trabajo pesada, difícil, pero donde para él lo más importante es la ciudadanía, su pueblo amorfo.
Pablo González está más allá de querencias o de malquerencias.
Es el presidente y punto.
Ahora bien, quien quiera salir de la trampa, que lo haga.
Sobre él se dicen algunas cosas, pero como dice la ochentera canción La Fuga del Rojo de Los Tigres del Norte, “Me culpan de muchas cosas pero nada comprobado, ni siquiera traen mi nombre de plano andan despistados”.
El alcalde está más allá del bien y del mal a estas alturas de su vida.
Y hasta diríamos que de su misma biografía. El pueblo ya decidió hace 2 años y el presidente municipal Pablo Alberto va corriendo veloz por las praderas y como el caballito Bronco, le sacó muchas leguas de ventaja a sus persecutores.
JULIO PORTALES MARTÍNEZ por su parte es un discípulo muy atento del presidente.
Si fuera salón de clases, diríamos que Julio Portales es el mejor, el más adelantado, el que saca puro diez. Y un agregado más a favor de Julio, es el más leal y fiel de los colaboradores cercanos al alcalde.
Hace esfuerzos por aprender del presidente municipal lo mejor, pues quiere obtener la rica savia del conocimiento y colmillo de éste, quien a estas alturas, repetimos, está a un solo paso de la gloria.
Y no es que 3 años en Palacio municipal le resuelvan la vida a alguien. No, porque tres años son muy pocos para eso.
Pero como prueba de descargo diremos que Pablo González León ya era rico desde antes de hospedarse en Hidalgo y Juárez. JULIO PORTALES como todos, hace su lucha. Está en su legítimo derecho de hacerlo.
Malo que se quedara en casa a dormir la mona.
Y como dice el refrán, quien trabaja, recoge. El que siembra, cosecha.
Bien, hasta aquí por hoy, nos leeremos en breve.