Un detalle: identidad
Maremágnum
Mario Vargas Suárez
Estamos próximos a celebrar dos festividades, ya populares en nuestro país.
La más cercana es el Halloween o Día de Brujas, este sábado 31 de octubre, interpretada como una de las tradiciones gringas que desde hace varias décadas ha ido penetrando a México y sin problemas encontró albergue, principalmente entre la juventud y la población escolar en algunos colegios.
Por cierto, hoy jueves, la Facultad de Derecho Victoria, lleva a cabo su concurso de disfraces Luces, Terror y Fantasía, que organizan los estudiantes en su Semana Cultural Juan Manuel Solís García.
El concurso será a las 6 de la tarde, hoy, en la Techumbre de los edificios A y B, con premios entre los mil y tres mil pesos en efectivo, porque se calificará la creatividad, la originalidad y el desenvolvimiento escénico de los participantes.
Inmediatamente al Halloween, llega el Día de Muertos, tradición mexicana desde la época prehispánica que rinde culto a quienes ya se adelantaron en el camino sin retorno. La muerte.
Las autoridades educativas del país y Tamaulipas por un tiempo intentaron rechazar el Halloween gringo, pero a través de los años los comercios, las escuelas y la misma juventud fueron atizando poco a poco la hoguera para que en este milenio la conmemoración extranjera sea ya una tradición popular mexicana.
Ha llamado mi atención en los altares de muertos públicos, que no se acercan a la familia. A la cuestión de identidad.
Quienes dirigen la decoración de los altares en las plazas públicas, en las escuelas, clubes de servicios o instituciones en general, realizan decoraciones espectaculares con manos de artistas.
Pero… el gran ‘pero’ de siempre, los altares de muertos los dedican a políticos o artistas fallecidos y no a la familia, como dicta la verdadera tradición.
Me parece que si una escuela construye un Altar de Muertos, deberá alojar fotografías de alumnos, maestros, personal administrativos y directivos, que ‘han pasado a mejor vida’, porque entonces sí se les enseña a los estudiantes el respeto a ‘nuestros muertos’.
La educación escolar en eso está fallando y renglones anteriores suscribo la falta de identidad en ese sentido, porque desde tiempos prehispánicos, el culto es para los familiares que emprendieron su senda final.
El culto a los muertos es muy nacional, incluso la misma Autónoma de Tamaulipas, ha girado el día de hoy, un correo electrónico donde avisa a los alumnos, maestros, investigadores y empleados en general, sobre la suspensión oficial de labores el próximo 2 de noviembre, Día de Muertos, para reanudar actividades el día 3, según lo marca su calendario oficial.
Si tiene oportunidad, le recomiendo que este fin de semana, tome un descanso y váyase con su familia de Día de Muertos al DF, donde podrá disfrutar del «Campanero Monumental» el día 1 de noviembre a las 18:00 hrs., en la plaza Juárez, del poblado de Mixquic, de la Delegación Tláhuac, en la ciudad de México.
Nuestros contactos informan de que en Mixquic habrá el 1 y 2 de noviembre, eventos artísticos y culturales, donde la tradición se envuelve en el marco cultural que pinta el arte en el selecto panteón que rodea la Iglesia de San Andrés.
San Andrés Mixquic es un pueblo Prehispánico, forma parte del polígono de la zona chinampera declarada como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y cada año, recibe a miles de turistas mexicanos y extranjeros con motivo del Día de Muertos.
La noche del 2 de noviembre, se envuelve en el aroma de cempasúchil y de las velas, el incienso, y las tumbas decoradas con pétalos de esa flor amarillenta-naranja que dibujan sobre la lápida la religiosa cruz, adornada con un marco.
Divisar el panteón de San Andrés Mixquic desde el campanario de la iglesia, construida en el siglo XI, es un espectáculo nocturno extraordinario, puesto que la luz eléctrica se pierde entre el titilar de las velas de cera o cebo que se colocan alrededor de la tumba.
Disfrute México, vale la pena
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