Falleció el periodista Jorge Rodríguez Treviño
NOTICIERO
Falleció el periodista Jorge Rodríguez Treviño::: Le falló el corazón en Ciudad Victoria::: Empezó su trayectoria en Matamoros::: Estuvo en La Opinión y la XEMS::: Emigró a Ciudad Victoria::: Trabajó en El Gráfico::: Era el autor de la magnífica columna “Nombres y Sucesos”::: Descanse en paz el compañero y amigo
HECTOR MIGUEL CHAVEZ
H. Matamoros, Tam.- Falleció en Ciudad Victoria el compañero y amigo Jorge Rodríguez Treviño, connotado periodista de Tamaulipas.
La trayectoria de Jorge puede dividirse en dos etapas: Una en Matamoros y la otra en Ciudad Victoria que reseñó con su maestría acostumbrada el compañero Guadalupe Díaz Martínez, director del periódico El Gráfico de aquella ciudad.
Jorge empezó en Matamoros como reportero haciendo mancuerna con el también fallecido Humberto Olivares. Debutó en el desaparecido periódico La Opinión de Don Juan B. García, donde destacó de inmediato por su talento y preparación que ya tenía como maestro.
Aquí estudió una licenciatura en educación en la Universidad Pedagógica Nacional pero se entregó de lleno al periodismo. Trabajó en diversos periódicos y luego hizo una magnífica carrera como conductor de radio dirigiendo el programa Quejas, Críticas y Comentarios en la XEMS de Don Antonio Gallegos.
Este programa fue fundado por Leonel Ayala que lo colocó como líder de opinión en la comunidad, y Jorge Rodríguez sostuvo ese liderazgo fácilmente.
Con el tiempo emigró a Ciudad Victoria en busca de nuevas experiencias pues aquí ya había cubierto todo y aspiraba a la superación profesional.
La etapa de su carrera en Ciudad Victoria la cuenta Lupe Díaz en los siguientes términos. Mire usted:
“Ya no está con nosotros Don Jorge Rodríguez Treviño. El viernes por la tarde-noche recibí llamada de mi hermano Cuauhtémoc, para avisarme que mi gran amigo se nos había adelantado. Su corazón no le falló. Ya le había avisado que las cosas no estaban bien. Hace unos meses, en uno de ésos nuestros habituales desayunos, me dijo que su corazón andaba mal. Que se sometería a una serie de rigurosos estudios y, eventualmente, a cirugía a corazón abierto. Y lo dijo como quien se va a atender de una cortada superficial. “Y no porque no tenga miedo”, me dijo. “No lo debo demostrar”, aclaró”.
“Por distintas razones, las dos ocasiones en que acudió para ser internado y operado, los médicos le dieron largas. La semana próxima habría sido su tercera incursión, ahora por el IMSS en Monterrey. Ya no llegó a esa cita. Conocí a Jorge Rodríguez Treviño a principios del gobierno del Ing. Américo Villarreal Guerra. Llegó hasta El Gráfico acompañado de su querido Víctor Manuel Calzado. Llegó a pedir chamba”.
“Apenas unos años atrás había arribado desde su amado terruño, Matamoros, para integrarse al equipo con que se iniciaba la edición del matutino La Verdad en esta capital. Desde las primeras pláticas hubo esa comunión que sólo entre los buenos amigos se da. Desde entonces y cada vez con mayor intensidad se convirtió en mi gran amigo, maestro, consejero, asesor. De mucho tiempo a la fecha se hizo costumbre desayunar dos veces por semana. Proveniente de la cultura del esfuerzo, de niñez difícil, supo cursar dos carreras profesionales”.
“Adicto a la lectura, leía tres o cuatro libros casi al mismo tiempo. De vasta cultura, pocas, muy pocas veces llegué a verlo irritado. Siempre contento con la vida. Inolvidables los viajes a la Ciudad de México, pues las horas de camino pasaban rápido escuchando su plática, sus consejos. Nos abrazamos y platicamos largo y tendido la mañana del miércoles, en Victoria”.
“Le platiqué, entusiasmado, mi último proyecto editorial, y se emocionó. Como si adivinara lo que vendría en un par de días, pasadito el mediodía, me dijo, en lo que sería nuestro último abrazo: “Me gusta tener de nuevo al Lupe Díaz que admiramos”. Por supuesto que se solidarizaba ante la más reciente embestida oficial. Por la tarde se reportaba para avisar de su encuentro con viejo amigo y paisano. “Encuentro casi familiar”, dijo contento, y nos despedimos con la cita para el martes, a las 9 am, en el mismo lugar”.
“Pero, mi querido maestro ya no llegará. Tampoco habrá quién nos platique de manera sabrosona, como era el estilo de Jorge, las anécdotas, historias y vivencias del terruño. El Viejo Guerrero buscó su retiro definitivo. Ya estará ‘allá’, en gran plática con sus compadres queridos Mario Morales Palacios, Benjamín López Aguirre y Manuel Martínez Orozco y seguramente en amena polémica con sus admirados Lupe Díaz Jr. y Mario Díaz”.
“El periodismo de Tamaulipas está de luto. Al Viejo Guerrero se le cerró el espacio en esta vida. Hasta la vista, Jefe. Nos vemos pronto, Jorge. Descansa en paz, amigo. Mientras, releeré El Padrino y buscaré las muchas lecciones que constantemente me sugerías”.
Jorge fue un periodista muy completo e hizo importantes aportaciones a la sociedad a través de su columna diaria “Nombres y Sucesos” que se publicaba en los periódicos de Tamaulipas.
Reciba mi más sentido pésame su familia, a la que mando un fuerte abrazo.
Descanse en paz el compañero y amigo Jorge Rodríguez Treviño.