Encuesta electoral verdadera…
VIDA DIARIA
Por: Rosa Elena Gonzalez
Se ha desatado la guerra de encuestas, a los aspirantes a un puesto de elección popular les ataco el síndrome encuestitis y hasta pareciera que a unos y otros les preocupa más lo que les diga una casa consultora que la percepción de la gente.
Cierto, las encuestas bien estructuradas y con métodos correctos son el reflejo del sentir, de la opinión del pueblo en ese momento, sin duda alguna son una buena herramienta de medición para que los interesados sepan de acuerdo a sus fortalezas o debilidades donde tienen que aplicarse para posicionarse mejor.
Lo malo es que, al calor de la emoción por ganar una elección, hay alucinaciones, quienes mandan hacer los sondeos, se los creen o les dicen lo que quieren creer aunque los números de las encuestas les reflejen lo contrario.
Cosa peor, muchas veces aun teniendo constancia de que no logran posicionarse, que hay rechazo a sus propuestas, llegan a imaginarse que es solo percepción porque la encuesta les marca que van con muchos puntos arriba de sus adversarios y terminan creyéndola.
Las encuestas son fotografías del momento pero que de un día a otro puede sufrir alteraciones, la verdadera encuesta, la única que vale, es la que se lleva a cabo el día de la elección, cuando el pueblo valida o rechaza con su voto cualquier sondeo realizado anticipadamente.
Además, muchos candidatos aún no se dan cuenta que la gente ya aprendió a mentir, que dan una respuesta pensando hacer lo contrario, es decir, que sus dichos no concordaran con sus hechos.
La verdad es que hay varios tipos de encuestas, las verdaderas que llevan el pulso real del sentir de la gente, las inducidas donde la gente termina contestando lo que el encuestador necesita escribir, ejemplo, cuando preguntan si conocen a tal personaje y la gente contesta que si pero luego ese si no responde a si lo quiere o lo repudia.
Otras encuestas son las hechas a la medida, esas donde resulta ganador quien las paga y que cualquier encuestadora patito se presta hacer pero para los fines deseados, que no son otros que ganar una elección, no sirven de nada, lo único que logran es que el candidato se confié y es cuando llegan las derrotas.
También están las que se hacen para publicitarse, para tratar de contrariar a la gente haciéndoles creer que tal personaje está bien posicionado en las preferencias del pueblo, atendiendo a la máxima que el que pega primero pega dos veces, esa encuestas también sirven para desanimar al electorado que termina por no ir a votar porque están convencidos todo está dicho.
Bueno, al menos es lo que muchas encuestadoras le venden a los partidos políticos o sus candidatos, pero lo que no les dicen es que la gente hoy día es más analítica, ve cuando hay trasfondo en una publicación.
La verdad es que la gente aparte de analítica ya aprendió a mentir, a los encuestadores les dicen lo que ellos necesitan escribir y que quienes les contratan quieren oír, en ocasiones es más certera la encuesta en cortito, la que se hace con amigos, familiares, vecinos, trabajadores, sin manifestar la preferencia por ningún candidato, dejándolos en libertad de que expresen su sentir, ahí es donde se alcanza a percibir más o menos como pintaran las cosas.
Pero, reiteramos, la verdadera encuesta, la única que tiene validez serán los resultados arrojados de la elección y punto.