Sin categoría

Don dinero

Maremágnum
Mario Vargas Suárez

Hace un tiempo escribí un comentario con este título que se refirió, principalmente al negocio de los bancos y los altos intereses que cobran por todo y más cuando se trata de los intereses moratorios.
En la década pasada era buen negocio para los particulares tener dinero invertido a plazo fijo en el banco. Hubo burócratas que incluso pedían dinero al ISSSTE, a UPySST y lo invertían a plazo fijo porque los interese a plazo fijo eran mayores.
Hubo maestros que incluso andaban “pidiendo de favor” que sus compañeros sacaran préstamos y ellos pagaban lo que descontaran. Lo que nunca dijeron es que el monto de esos préstamos los invertía a plazo fijo y claro que les redituaba pingües ganancias.
El caso es que recién nos enteramos de que una señora, de esas que trabajan de “cerillo” en una tienda por el rumbo del Eje vial en la Libertad, Doña Dolores Estrada Jaramillo de 75 años de edad, fue víctima de agiotistas ¿sin sotana?
El final de esta historia es trágico porque a pesar de que Doña Dolores tiene un hijo de 57 años de edad con discapacidad, fue lanzada de su domicilio particular por una orden judicial, cuando los intereses de un documento de tres mil pesos se fueron hasta más de 400 mil.
Esta historia trágica está apegada a derecho, pero a todas luces es inhumana y hasta injusta, porque Doña Dolores no disfrutó ni un centavo de esos cinco mil pesos y sí pagó mucho más de esa cantidad.
Dicen los reportes de la prensa local, que en el año 2007 una hija de Doña Dolores, de nombre Blanca, acudió al pastor de su templo, “Iglesia de Cristo”, de nombre Arturo Martínez Moctezuma, para pedirle los cinco mil pesos.
El pastor hizo el préstamo pero pidió el aval con bienes raíces y ahí es donde aparece Doña Dolores quien reconoce haber firmado un pagaré en blanco y que después apareció en el expediente judicial por la cantidad de 180 mil pesos.
Las versiones confusas por un lado afirman que el monto de la deuda inicial fue de tres mil pesos, otros medios aseguran fue de cinco mil pesos. Otra confusión es que el préstamo fue en 2005 y otros dicen en el 2007. El caso es que todos coinciden que cuando solo faltaba 800 pesos por liquidar la suerte principal, las deudoras retrasaron sus pagos, por lo que se vino la demanda.
Hay fuentes que aseguran que Doña Dolores acudió a la presidencia municipal de Victoria para pedir auxilio y que de ahí mismo les asignaron un abogado, pero éste de plano “abandonó” la defensa de la anciana y la dejó a su suerte.
La colonia México de la capital tamaulipeca es el escenario de esta injusticia apegada a derecho, donde trascendió que la casa se puso a remate y en esta subasta la adquirió la señora Angélica Tovías Herrera, vecina de Doña Dolores.
Lamentablemente la “buena vecina” acudió personalmente a casa de Doña Dolores para avisarle que era la nueva dueña y que si quería quedarse ahí, debía liquidarle la nada despreciable cantidad de 400 mil pesos.
La negativa lógica de Doña Dolores nuevamente llegó a los tribunales donde se determinó el desalojo de la familia Estrada, por lo que el miércoles, después del mediodía, elementos de la “Fuerza Tamaulipas” hicieron su chamba, acompañados del actuario legal.
Blanca, la hija de Doña Dolores Estrada, identificó al prestamista como Arturo Martínez Moctezuma, “es el que tiene el templo atrás del Parque Tamatán”, comentó a los reporteros de la fuente.
Finalmente le comento que estos actos son legales pero injustos, están apegados a derecho, pero inhumanos y más todavía, se suma la negligencia de la autoridad municipal que no exigió un informe a su empleado sobre el camino de las diligencias.
Además, las autoridades hacendarias debieran estar más al pendiente de acciones como éstas, que desde luego se sobre entienden no pagan los impuestos como supongo deben pagar los bancos.
Para rematar este es un buen pretexto para que los candidatos a una curul federal le entren a los verdaderos problemas que aquejan a los victorenses ¿O… no?

Comentarios: mario.vargas@starmedia.com

Notas relacionadas

Botón volver arriba