Armando y La Güera: Dos víctimas de la insensibilidad panista
TINTERO
Por Francisco Pucheta González
Eran felices hasta que el gobierno municipal del cambio trastocó sus vidas. El, diabético y sordomudo septuagenario y ella, afanadora de 49, se dedicaron por espacio de 11 años ininterrumpidos a trabajar en la limpieza de las oficinas del Ayuntamiento local.
Sin embargo, la situación de Armando Castro García y de su esposa María Elizabeth Quinto Oliveros pasó de la felicidad al drama cuando a él, que estaba delicado de salud, lo sacaron a barrer las plazas públicas, a lavar los servicios sanitarios y a tirar basura ocasionando que la insolación y el frio provocaran estragos en su endeble estado físico, que le hicieron perder también la vista.
Mary o la Güera como la identifican sus allegados, admite que con los gobiernos priistas les fue muy bien pero el actual ´´apoya a su manera…desgraciadamente con los cambios mi esposo empeora en su salud y se queda ciego…no estaba acostumbrado a recibir de lleno el sol y el frio…eso lo dañó, sin remedio, por lo que no considero justo lo que hicieron con él´´.
Armando es hipertenso, tiene un tratamiento de por vida, pero aparte carga con un problema degenerativo de córnea bilateral, por lo que su cónyuge se vio en la necesidad de renunciar al sentir la presión encima de sus jefes inmediatos. ´´Las actas administrativas me cansaron y opté por salirme porque tenía que llevarlo constantemente al Seguro Social por ser una persona discapacitada y depender estrictamente de mí´´.
Dicen vivir al día con el magro apoyo que les dan sus amistades y la venta callejera de golosinas.
Trabajaron 6 años en regidores, tres años en el Departamento de Notificación Fiscal y un año en comunicación.
En su condición de incapacitado por el Seguro Social Armando percibe un medio sueldo de 1,200 pesos por catorcena pero le llegó un aviso a su casa de que la próxima vez que acuda con su doctor de Servicios Médicos Municipales, lleve su gafete, no se sabe si para liquidarlo pero de ser así, cuánto piensan darle, porque a su esposa únicamente le dieron 26,200 pesos que fue muy poco por las deudas que traian encima, dice ella.
La Güera comenta que sólo le contaron 7 años de antigüedad y no los 11 que había completado con el municipio por lo que consideró una injusticia la que cometieron contra ella, aunque aclara que todo se lo deja a Dios.
Sólo me dijeron que el Departamento de Mantenimiento me había dado de baja porque tenía muchas faltas administrativas y otros argumentos que nunca me comprobaron porque siempre reporté y justifiqué mis ausencias. ´´Ahí están todos los expedientes…´´.
Por ahora nos ayudamos con la venta de dulces, pues la renta de la casa nos cuesta 2,000 pesos mensuales, aparte nuestra amistades nos apoyan, no nos dejan solos, matiza.
Con la venta de confitería obtienen ingresos de 100 a 200 pesos cuando salen a la calle, asegura la Güera que lleva de la mano a su inseparable Armando que acaba de celebrar sus 70 primaveras.
Los dos expresan su eterno agradecimiento por el apoyo que reciben de la gente que los conoce, que mitiga un poco sus penas.
Y dicho esto, se van caminando como pareja, esposos, novios o compañeros de infortunio pero con la mente bien puesta en el amor que un día los unió mediante los indisolubles lazos del matrimonio y que parece no romperán: ¡hasta que la muerte los separe!.