La muerte del ‘Perro’
Maremágnum
Mario Vargas Suárez
Muchos mexicanos confesamos nuestro apartidismo porque estamos hasta el ‘gorro’ de lo que escuchamos y leemos: promesas y ‘logros’ de algunos políticos y candidatos a puestos de elección popular. Desde luego, sean tiempos electorales o no.
La ironía del sabio pueblo ha llevado al gran rumor la promesa de políticos -sin especificar colores- que se han atrevido a prometer la construcción de un ‘puente’, en lugares donde se están muriendo de sed. Y más, prometen hasta el “río… pal’ puente”
Lo anterior viene a colación por las reflexiones del actuar de aquél partido político en cuya historia carga la de ser un partido familiar y que casi en todas las elecciones no ha sido capaz ‘jugársela solo…’ siempre como apéndice del Revolucionario Institucional.
Para mayores señas de identificación, recientemente ha sido multado por su necedad de promocionarse en los cineanuncios con lo del secuestro, los animales del circo, los vales de medicinas, las cuotas escolares, pero sobre todo “que sí cumple.”
En comentarios de café, charlas de sobremesa, diálogos de oficina o del trabajo, los ciudadanos hemos comentado que en lugar de ‘perder el tiempo’ con temas prácticamente intrascendentes, mejor debían los ‘verdes’ de aplicarse en buscar leyes para la preservación de la vida.
Los del Verde se andan preocupando que si maltratan a los animales del circo y de los acuarios móviles, pero nada hacen para detener la violencia de la lucha libre que, definitivamente, enseña y engendra violencia.
La muerte del ‘Hijo del Perro Aguayo’ ha provocado consternación y enojo entre mucha población, que desde luego, reprueba este tipo de ‘deporte’.
Sin embargo, puedo anticipar a usted que ni el PVEM abrirá la boca y menos en los cine-anuncios, para prometer una iniciativa de ley que regule este tipo de ‘deporte’ donde se pone en peligro la vida de los luchadores. Pero sobre todo, son enseñanza para los escolares.
Propios y extraños han opinado sobre la veracidad o no de las caídas, las llaves, los golpes y las consecuencias de todo ello.
Todo es espectáculo y aquí hay miles de millones de pesos invertidos en el ring, por lo que, pese a la muerte de ‘El Hijo del Perro Aguayo’ se duda una participación legislativa, del partido que me diga, porque es atentatorio a grandes fortunas… de este y de otros países.
La muerte del ‘Hijo del Perro Aguayo’ debiera ser considerada como un llamado enérgico de atención para quienes practican este tipo de actividad y para los organizadores, un grito estridente de ¡Ya basta! de malos ejemplos, sobre todo para las generaciones de mañana.
¿Qué están diciendo los padres de familia a sus hijos sobre esta desgracia? ¿Silencio cómplice? ¿O tal vez solo “así es la vida hijo… tú no lo vallas hacer”?
Esta desgracia debe tener enseñanza.
A propósito de enseñanza, en un cambio radical de tema, y entrando al tema de política sindical del magisterio, le comento a usted que los maestros de Tamaulipas están de plácemes porque el milagro casi se alcanza.
Resulta que el CEN del SNTE designó a Jesús Rafael Méndez Salas, actual secretario general de la sección 30 del SNTE, como candidato a diputado plurinominal por el PANAL.
Ayer varias plumas de Tamaulipas, dieron a conocer la noticia de que por fin, el milagro de la salida de la sección 30 del mantense Méndez Salas está a punto de lograrse y se tiene, por consecuencia, una esperanza sindical más abierta, más justa, más para la base.
Desde luego que quienes desconocen de la vida del SNTE hablan de una nueva elección para secretario general que supla la ausencia de Jesús Rafael. De plano le comento que esta idea es errónea.
Otros aseguran que en el Congreso de Nuevo Laredo donde se eligió a Méndez, también se eligió a su suplente. Esto es cierto. Aunque le aseguro que muy pocos recuerdan su nombre y el CEN del SNTE no permitirá la llegada de este ¿desconocido?
Tradicionalmente el sindicato envía a un representante del nacional que hace las veces de Secretario General de la sección, como fue el caso de San Juanita Cerda, que cubrió la silla vacía que dejó Oscar Martín Ramos Salinas.
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