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EL CARTEL DE TRANSITO Y LOS GRUYEROS DE TAMPCIO

TAMPICO,TAMPS. Se desbocó el negocio de las grúas; por toda la ciudad andan como bestias hambrientas sorprendiendo a los incautos automovilistas. Su estrategia es simple. Esperan a que los ciudadanos se confíen dejando sus autos en calles donde por años los han dejado. Acostumbrado el ciudadano procura dejar el auto en una calle sin que éste estorbe, una de esas calles no tan céntricas, donde las señales de no estacionarse han sobrado siempre. Y nada más de repente, sin ninguna advertencia, de manera arbitraria y amparados en esa señal, se llevan el auto en grúa a un corralón. La infracción es lo de menos. Ya anunciaron con tiempo las autoridades que bajaban el costo de las infracciones; “fariseos hipócritas”. Estacionarse en lugar prohibido no sale en más de 50 pesos si paga uno la multa al día siguiente. Pero el verdadero negocio está en el arrastre de la grúa. Por este “servicio” una empresa particular, que no es pública, le cobra al infractor por lo menos 500 pesos por el arrastre. Y está tan desbocado el negocio que he visto grúas que llevan un auto en la plancha y otro auto arrastrando, sin importar si lo van maltratando o no. Pero son tan voraces con el negocio de las grúas que ahora se han dedicado a levantar motocicletas.

En el camino a las colonias periféricas y en el mismo centro, los oficiales de tránsito se han apostado para detener a los trabajadores que, después de una jornada de trabajo, van en sus motos a sus casas para por fin descansar. Pues los voraces dueños de las grúas ponen a hacer el trabajo sucio a unos cuantos oficiales que se ocupan de detener al motociclista y exigirles la tarjeta de circulación, la placa, el casco o hasta una medalla de la virgen de Guadalupe.

El caso es no dejarlos pasar, el caso es montar la moto en la grúa, y pueden ser hasta seis motos por viaje, porque otra vez, el negocio no está en la infracción, que es poco y es un dinero que se va para el estado, el negocio está en el arrastre, en el dinero que se queda en una empresa privada. De acuerdo con informes que nos han llegado, quien otorga la concesión del servicio de grúas es el Congreso del Estado. Para ello el gobierno le paga a estas empresas privadas una cantidad determinada por prestar ese servicio. Sin embargo, además de ese dinero que se les paga y para hacer el negocio más redondo, en la última reforma, publicada en la gaceta oficial del 26 de agosto de 2013, de la Ley de Tránsito y Transporte se añade lo siguiente: “Artículo 168: Cuando un vehículo sea retirado de la vía pública, el propietario estará obligado a cubrir el costo de la maniobra y arrastre realizado por la grúa, así como el monto de la pensión donde se deposite el vehículo, de conformidad con las tarifas autorizadas”. Es decir, paga el estado y pagamos nosotros.

No extraña entonces que hace algún tiempo las direcciones municipales de Tránsito hayan sido suprimidas, todo para que el estado pudiera manejar todo el negocio. Pero nuevamente advertimos, el dinero no se queda en las arcas del estado, el dinero va a parar a manos de oscuros particulares que son prestanombres de funcionarios públicos, quienes son los verdaderos dueños del negocio. Por eso se permite que de manera abusiva y arbitraria anden las grúas desde la mañana y hasta la madrugada obstruyendo el tráfico y asaltando a los automovilistas y ahora también a los motociclistas que, cansados de la chamba, sólo quieren llegar a su casa, pero se encuentran con estos asaltantes institucionalizados. Ahora bien, el negocio es negocio porque es en todo el estado.

Ya en el norte los ciudadanos se han quejado con sus representantes en el Congreso y por lo mismo ya se está viendo la manera de que se retire la concesión a estas empresas particulares. El luchador social Jesús Alberto Velázquez Flores al respecto señala lo siguiente: “No son grúas de Tránsito del Estado las que están recogiendo autos mal estacionados, también ahí entran concesiones de particulares, las concesiones a donde llevan los vehículos son de particulares. Al rato vemos que se paga más de corralón que de lo que llega a valer tu propio vehículo”. A muchos extraña el libertinaje con que actúan estas empresas particulares, auxiliadas por servidores públicos. Es por ello que para muchos la única explicación de este libertinaje se entiende cuando se cree lo que la gente dice, que la verdadera cabeza de este negocio es el CO de Tampico coludido con las grúas y tránsito: éste sólo sería uno más de sus negocios al amparo del poder. Pero a la autoridad estas acusaciones no le preocupan, no lo inmutan a pesar de estar lesionando seriamente a la ciudadanía tampiqueña en estos momentos tan álgidos en la economía popular

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