Política

Américo: El Caballo de Troya del prianismo

Américo; la apuesta de Cabeza de Vaca y Egidio Torre

Por Mauricio Fernández Díaz

El haber permanecido 2 sexenios en el aparato gubernamental del PRI como Subsecretario de Salud y tener como progenitor a un ex gobernador priista moldearon el carácter, formaron la ideología y arraigaron en la personalidad de Américo Villarreal Anaya los usos y costumbres del ex poderoso PRI.

Américo, hoy Senador trepado en la locomotora de la 4T por azares del destino, sin haber realizado trabajo político alguno dentro de MORENA; recibió ese regalo por una sencilla razón: De los cuadros priístas era el menos malo, aquel que por su burocrática trayectoria, su gris personalidad y los amigos que su padre le heredó tenía el blindaje que en esos momentos MORENA necesitaba para enfrentar a un Gobernador obsesionado por proyectar políticamente a su hermano, el hoy Senador plurinominal Ismael García Cabeza de Vaca.

Sin duda en su momento la selección como candidato del Dr Américo Villarreal fue un mal necesario para ganar un escaño más en el Senado para MORENA, algo que logró catapultado por el nombre en la boleta electoral del hoy presidente Andrés Manuel López Obrador.
Desde su llegada a la Cámara alta, el Senador empezó a forjar sus planes de ser el siguiente gobernador, ya que, como él lo confesaba, le tocaba por herencia de sangre.

Sin embargo, su desempeño en estos 3 años ha estado marcado por su formación ideológica y su apocada personalidad; 3 años en los que el silencio que caracteriza a los timoratos ha sido el sello distintivo del representante popular; 3 años en que ese silencio tomó visos de complicidad con el actuar vandálico, gangsteril y corrupto del Gobernador desaforado Francisco Javier García Cabeza de Vaca; 3 años en que su indolente actuación como Senador permitió al sátrapa mandatario robar a sus anchas, encerrar a políticos de oposición principalmente de su partido, destrozar y saquear los fondos estatales y sobre todo, dejar en ruinas el sistema de salud en la entidad y a los tamaulipecos a merced de la muerte sin que Américo Villarreal osara proferir una sola palabra en defensa de quienes lo llevaron al Senado.

Era obvio el cómplice silencio del burócrata; No quería, ni quiere, enemistarse con los grupos de poder, con los grandes empresarios que facturaban medicamentos inflados al 100%, con los empresarios priistas metidos en el negocio de quebrar a Tamaulipas, al sector salud enriqueciéndose ellos.

Ahora que es aspirante a la gubernatura, sigue igual; El silencio es su sello.
Es ya conocido que las estructuras del PAN y del PRI se alistan para participar en la campaña para elegir como gobernador, pero trabajando para que Américo gane primero la candidatura y después la Gubernatura; Es el heredero.

Con el tendrían aparte de perdón y olvido, las mismas canonjías a las que estaban acostumbrados, los mismos negocios; Secretarías en manos de panistas, priistas y para despistarle, uno que otro morenista en los puestos inferiores.

Tanto el PRI como el PAN saben que ni unidos ganarían la elección que viene dado el profundo desprestigio, el rencor social y el descrédito que arrastran.

Por eso, le apuestan al caballo de Troya: Américo Villarreal.

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