Líder sin igual
Maremágnum
Mario Vargas Suárez
Los grupos llamados de «San Casiano», fueron las primeras manifestaciones públicas de maestros en México con el afán de agremiarse y se iniciaron en Chiapas, Oaxaca, Veracruz, Tabasco y en otros estados del centro del país. Durante el ‘Porfiriato’ estas organizaciones magisteriales estaban prohibidas y por esta causa desaparecían y volvían a aparecer.
En épocas de la Revolución Mexicana, su aparición fue definitiva, pero para su desgracia carecían de un programa nacional definido, la fuerza que pudieran representar se limitaba a una región.
A iniciativa del gobierno federal y con la participación de las fuerzas magisteriales más representativas del país, nació el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) el 30 de diciembre de 1943, teniendo como primer Secretario General al Prof. Luis Chávez Orozco.
A México como país lo gobernaba entonces Don Manuel Ávila Camacho desde el 1 de diciembre de 1940 y para entonces ya habían pasado como titulares de la Educación Pública Luis Sánchez Pontón, Octavio Béjar Vázquez y Jaime Torres Bodet. Este último es quien lanza la convocatoria para el Congreso Nacional de Maestros mexicanos, de donde surge el SNTE.
En Tamaulipas es Tampico donde se generan los primeros movimientos magisteriales que tienen como objetivo la asociación gremial de maestros, hasta que a nivel nacional el hecho se da.
A partir de entonces cada Secretario General de la sección 30 se convierte en auténtico líder, quien busca seducir a sus compañeros de profesión y la gran mayoría de ellos salen por la puerta grande.
Con la llegada de Carlos Jongitud Barrios a la cúspide del SNTE, en Tamaulipas a Jesús ‘Chuy’ Cervantes Sánchez le corresponderá ser el ‘Jongitud’ del estado y su palabra -en cualquier sentido- fue respetada por el magisterio y las autoridades.
A ‘Chuy’ Cervantes le tocó ser el ‘decididor’ de 1972 a 1989, y le aseguro a usted que no había un nombramiento de profesor, ayudante de taller, intendente, director, inspector, etc., que no autorizara el avecindado en Miguel Alemán.
Con Elba Esther Gordillo Morales (1989-2013) se acabó el liderato tamaulipeco y cada Secretario General de la sección 30 solo a Elba le rendía cuentas y si eran muchas las quejas, los ‘delegados’ del SNTE tomaban las riendas de la sección -muy discretamente-.
Poco antes del encarcelamiento de Gordillo Morales, en Nuevo Laredo, el Secretario General de la 30, Arnulfo Rodríguez Treviño, mejor conocido como el señor de Villagrán, movió todos los hilos para el ‘hijo predilecto de Elba Esther, quedara en la sección 30.
Como usted sabe, Jesús Rafael Méndez Salas no respetó el compromiso con Rodríguez Treviño y éste, hasta la fecha, sigue igual en Nuevo Laredo y el nuevo ‘líder’ de la 30, lejos de congraciarse con los maestros tamaulipecos, ha provocado una gran división interna entre él mismo y los grupos políticos de su mismo comité seccional.
Lamentablemente toda convocatoria ya salió de todo control y como consecuencia, los ánimos suben cada vez más, al grado que mentores del mismo municipio de donde «Rafa» es originario, lo señalan como uno de los “peores secretarios seccionales” de la historia del sindicalismo magisterial, pues es ‘campeón’ de ignorar peticiones, ocupa un primer lugar en archivar demandas y tiene diploma por tener al gremio estancado.
Es una constante que los maestros del estado se molesten por encontrar las oficinas del dirigente de la sección 30, en esta capital, cerradas durante la mayor parte del tiempo, aunque aseguran son atendidos por su secretario particular, Arturo Arismendi, pero no les resuelven nada.
El no poder localizar a su máximo líder, resurgen las quejas por los gastos de traslados y alimentos, amén de la inseguridad en las carreteras del estado y de la imperiosa necesidad de abandonar a los grupos a su cargo.
Varios maestros de la región cañera del Mante, aseguran que los múltiples traslados a esta capital han sido inútiles, “nada más hemos gastado por culpa del nefasto líder”. Declararon los profesores Jaime Barrón, Melesio Martínez y Ricardo Medina, quienes molestos aseguran no haber podido hablar con Méndez Salas, «…hasta sentimos que nos niegan poder dialogar con él”.
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