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Periodismo en la posmodernidad regional (Segunda parte)

José Ángel Solorio Martínez

Los medios impresos, enfrentan serios amagos; no sólo la Internet, los tiene horrorizados. El mercado, es otro agresivo animal que los acecha: los costos de producción, se han ido agigantando. Las ventas, han ido en picada, configurando un tejido de variables nada esperanzador para editores e informadores.
¿Podrá cruzar esos grandes obstáculos, la Prensa tradicional?
Complicadísimo paisaje, para los profesionales de la Información.
Creo que el futuro, aniquilará a los corporativos de la Comunicación: periódicos, agencias de noticias, portales informativos y empresas de Radio y TV. Los dejará, menguados y exangües de tal forma, que les será de mayor utilidad abandonar el mercado y el mundo de la Información.
El porvenir, el mercado, y el hoy, serán zona de acción de los líderes de opinión; de los periodistas, con mayores prendas para la aclimatación. Sólo aquellos individuos, que naveguen en el ciberespacio con la praxis de las fortalezas del periodismo tradicional, y pasen sobre las debilidades noticiosas de las RS, se moverán en esos tempestuosos escenarios, con éxito y larga vida.
Los líderes de la Comunicación que tengan la capacidad de crear corrientes de opinión y de reflexión en sus lectores -o usuarios-, serán los pregoneros de la posmodernidad. (Recordemos a los pregoneros que describe la Biblia: “publica, y hace notorio en voz alta algo para que llegue a conocimiento de todos”).
Serán, los supervivientes del holocausto que se aproxima.
Las RS, serán una anécdota infantil, en comparación al riesgo que flota en el ciberespacio: la Inteligencia Artificial (IA) y su intromisión en el universo de la Comunicación. En algunos lugares del mundo, ya ha generado conflictos que recuerdan aquellas primitivas oposiciones a las máquinas en la era de la Revolución Industrial en Inglaterra, que lanzó a grupos proletarios a destruir esos medios de producción: informadores, vilipendiaron los servidores que utilizaban aplicaciones de IA para redactar noticias.
Pablo Rodríguez, describe la IA como “la habilidad de los ordenadores para hacer actividades que normalmente requieren inteligencia humana”. Ante la sospecha y los miedos que genera todo lo desconocido, Sebastián Thrun, decidió llamarla eufemísticamente “ciencia de los datos”.
Es decir: la IA es el más desagradable enemigo del empleo y del despliegue futuro de las profesiones y oficios.
En concreto: la IA, es el uso de los datos -segmentos de Información, de toda la sapiencia del hombre- para aprender, enseñar y tomar decisiones sobre el mercado, la sociedad, la Ciencia y la Tecnología.
¿Cómo afectaría el uso de la IA al mundo de la Comunicación y la Información?
1.- Compactará la planta laboral de los medios de comunicación. Miles de periodistas, serán echados a las estadísticas de cesantes. ¿Para qué mantener en nómina a diez redactores, cuando una aplicación hará su trabajo con mayor rapidez y pulcritud?
2.- Intentará homogenizar la mentalidad de los usuarios. Convertir en una masa lejana de la razón, a millones de consumidores de esas noticias aparentemente sin ideología y sin intenciones políticas. Parafraseando -mas bien: reinterpretando- a Paolo Freire, se instaurará la época de la “información bancaria”; es decir: el individuo, sólo estará entrenado y predispuesto a guardar información en su memoria, anquilosando su óptica y postura críticas ante las noticias que consume y ponen en su mesa.
3.- La riqueza se concentrará en menos manos; caerá en las bolsas, de gigantescas corporaciones que dominarán el manejo de la Información y el Conocimiento que el mundo producirá. Y lo más estremecedor: esas élites, decidirán la orientación y la calidad de los saberes que estarán a la mano de las mayorías.
4.- Se ensancharán las franjas antidemocráticas de la sociedad. Ante la actuación minoritaria de elementos críticos en un mundo dominado por el Conocimiento y la Información asépticos, la hegemonía será propiedad exclusiva de los ordenadores, de los oligopolios y sus mega bancos de datos. Los desposeídos, serán hordas de consumidores de basura cibernética por sus debilidades cognitivas. Los Estados -y las naciones-, podrían vivir cambios nada positivos: perderían soberanía y su preeminencia, como entidad mediadora en la sociedad.
5.- El usuario, toda vez que el Gran Dato sabrá cómo respira y a qué aspira, perderá su privacidad e identidad para pasar a convertirse en un sujeto alienado y consumidor compulsivo.
¿Hay espacio para el periodismo, en ese futuro de oscuridad para la Información democrática?
Sí, sí lo hay.
Y más en la región.
¿En los tiempos mediatos, la IA podrá realizar un ensayo sobre el desarrollo de San Fernando, Tamaulipas?
Sí, sí podría; sólo que con grandes deficiencias y más grandes limitaciones.
¿Tendrá la IA capacidad para ejecutar un artículo de fondo sobre el movimiento de las obreras de la maquila en la frontera tamaulipeca?
Sí, sí la tendría; pero sin explicaciones coherentes y articuladas.
Con esas dos interrogantes, se trata de llegar a la fragilidad sistémica de la IA: sin datos -es decir: sin información- no existirá “la habilidad de los ordenadores para hacer actividades que normalmente requieren inteligencia humana”.
Finalmente, la IA, se erigirá como el más grande plagiador que hayamos imaginado, al servicio de los súper millonarios del universo.
¿Tendrá capacidad para enfrentar al Mega Plagiario y a sus proxenetas, el gremio periodístico de la comarca?
Sólo si se transforma, en un ente profesional que vea la actividad de apropiarse de saberes como un ejercicio continuo y permanente; si impone, una ética a su producción noticiosa; si imprime a su labor una necesaria carga crítica y humanística; si tiene la habilidad de cincelar su propio estilo periodístico; y finalmente: si es capaz de cohesionarse en colectivos, en defensa de la verdad, la libertad, la equidad y la igualdad, en estos trepidantes tiempos de acoso de posmodernos artefactos de dominación nunca vistos por el hombre desde que es hombre.

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