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El grito

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Maremágnum
Mario Vargas Suárez

La generalidad de los mexicanos tenemos los conocimientos históricos que nos han enseñado los maestros en la escuela. Es la historia oficial que la política educativa -establecida por el gobierno- señala en los programas de estudio para que los alumnos aprendan.
La historia oficial que el Estado mexicano ha institucionalizado en la escuela es a través de los maestros. Sin embargo, tener la capacidad de análisis y reflexión, para conformar un criterio propio sobre los acontecimientos pasados, es un mérito loable de los estudiantes.
Los historiadores nacionales, aseguran que México es rico en relatos de caudillos y hazañas de héroes militares, por lo que muchos de ellos han superado la tradición oral y han sido oficializadas cuando el gobierno los incluye en los libros de texto que llegan a los niños de las escuelas.
Lamentablemente para el Estado, varias han sido las instituciones que han hurgado en las páginas de la historia nacional, descubriendo un sinnúmero de imprecisiones y datos erróneos en algunos pasajes.
Alejandro Torres Huitrón, investigador de la Escuela Nacional de Antropología e Historia, de la Secretaría de Educación Pública, con motivo de la lucha de independencia, señaló ciertas imprecisiones de este hecho histórico.
Empieza diciendo sobre la fecha del inicio del movimiento armado por la independencia de la Nueva España -México- fue la madrugada del domingo 16 de septiembre de 1810, aproximadamente a las 4 de la mañana.
Sin embargo, es el día 15 de septiembre por la noche, cuando la primera autoridad nacional y/o local, sale al balcón del Palacio de gobierno para realizar una serie de arengas y tocar la ‘Campana de Dolores’ -o su réplica- que fue utilizada por el cura Miguel Hidalgo y Costilla en 1810.
Varias son las versiones sobre la arenga del cura Hidalgo, esa noche del grito por la independencia. Por razones de espacio me limito a registrar los vivas al Rey Fernando VII, a la Virgen de Guadalupe; a América; y a la religión católica.
También hubo gritos de muerte, principalmente al mal gobierno y a los gachupines. Se supone que los nacionales se concretaron a responder: «¡Viva la Virgen de Guadalupe y mueran los gachupines!»
Como aclaración a una lógica histórica, los habitantes del pueblo de Dolores, en el actual estado de Guanajuato, acudieron al llamado de las campanas de la iglesia porque creyeron se trataba de una emergencia, por lo que se reunieron en el atrio.
La historia de España, por aquellos tiempos, registró una invasión de tropas francesas y por consecuencia la abdicación de la Corona Española a favor de Napoleón Bonaparte, quien nombró a su hermano José, como primera autoridad de la península Ibérica.
Existen opiniones que contravienen la versión escolar sobre el verdadero origen de la lucha independentista, cuando aseguran que no fue contra la opresión y el mal gobierno de la colonia, sino más bien fue una disputa política entre las élites coloniales.
Es cierto que la revuelta nace en la casta criolla, es decir, hijos de españoles nacidos en la Nueva España, quienes se sentían rezagados respecto a sus padres, pues no tenían el mismo acceso a los derechos políticos, sociales y económicos de los españoles nacidos en la península, y además no eran partícipes de la vida social de la Nueva España ni podían aspirar a uno de los principales puestos de gobierno.
Finalmente le comento que la historia oficial asegura que «El Dictador» Porfirio Díaz Mori, adelantó la celebración del «Grito» para la noche del 15 por su cumpleaños. Sin embargo, existen evidencias de que desde 1840 los festejos eran el 15 y además se daba desde la Alameda Central de la Cd. de México.
El programa era que la noche del 15 había serenata en la Plaza Mayor; el 16 había salvas de artillería, repique general a vuelo, ceremonia en la Catedral y paseo cívico. Es a mediados del siglo XIX, cuando comenzó la costumbre que, a las 11 de la noche del 15 de septiembre, tronaran salvas y artillería, las campanas repicaran y bandas de música recorrían la ciudad.
La única aportación de Don Porfirio Díaz a la tradicional ceremonia del 15 de septiembre, fue llevar “el grito” de Guanajuato al Zócalo, al ordenar el traslado de la Campana de Dolores a Palacio Nacional en 1896, y desde ahí recordar a los «héroes que nos dieron patria y libertad».

Comentarios: mario.vargas@starmedia.com

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