Reconoce EU que infiltró a jóvenes en Cuba
Washington
Estados Unidos reconoció este lunes que envió a jóvenes latinoamericanos a Cuba en un programa para promover la organización social y la democracia en la isla, bajo la apariencia de iniciativas cívicas y de salud.
«Hay programas en el mundo orientados a desarrollar una sociedad civil más vibrante y capaz, consistente con los programas mundiales de promoción de la democracia. Y obviamente este programa estaba en línea con eso», dijo la portavoz del Departamento de Estado, Jen Psaki.
La existencia de ese programa había sido revelada durante la jornada por un reportaje de una agencia de noticias estadounidense, que reforzaba el carácter reservado de la operación ya que serviría para impulsar la organización de grupos opositores al gobierno cubano.
Psaki afirmó en cambio que el objetivo era cooperar en temas de interés social en Cuba «pero independiente del gobierno» en La Habana.
El programa, desarrollado por la agencia del gobierno estadounidense para la asistencia internacional (USAID, en inglés), impulsó actividades culturales, limpiezas en las comunidades y siembra de árboles, además de un taller sobre prevención del Sida.
En referencia específica al taller sobre el Sida, Psaki señaló que sirvió a dos propósitos: «promover la organización de la sociedad civil y permitirle a las personas tener acceso a información que de otra manera no habrían tenido», señaló la portavoz.
La divulgación de información sobre el Sida fue «el beneficio secundario», apuntó.
La USAID, que no detalló el costo ni la duración exacta del programa, dijo a través de su portavoz Matt Herrick que «no es secreto, ni encubierto» y que utiliza fondos aprobados por el Congreso.
Pero Psaki señaló que en algunos países como Cuba los programas de la USAID «operan de manera discreta para garantizar la seguridad de los involucrados».
Según el reporte, desde 2009 y al menos por dos años, la USAID envió una docena de jóvenes de Venezuela, Costa Rica y Perú a las universidades cubanas para reclutar a eventuales líderes en movimientos de protesta contra el gobierno cubano.
El texto resaltó que los jóvenes extranjeros carecían de un adecuado entrenamiento en operaciones clandestinas y de un plan de seguridad mientras realizaban actividades que son ilegales en Cuba.
El programa incluso continuó después de que La Habana arrestara en 2009 al contratista estadounidense Alan Gross, condenado a 15 años de prisión por contrabandear a ese país equipos de espionaje.
Sin embargo, Psaki señaló que la empresa contratista que intermedió en el proyecto «garantizó que tenía en pie los protocolos de seguridad apropiados».
La revelación de este programa ocurre cuatro meses después de que Estados Unidos admitiera que implementó un proyecto de red social alternativa en Cuba utilizando teléfonos celulares, que críticos acusaron de buscar desestabilizar el gobierno comunista en la isla.