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RETUMBA EL SILENCIO DE EGIDIO TORRE Y CABEZA DE VACA ANTE LA HUMILLACION DE DONALD TRUMP

Por: Mauricio Fernández Díaz

Ante la humillación internacional que hace Donald Trump, los mexicanos en general y los tamaulipecos en particular estamos solos, huérfanos; No ha habido una voz que se haya atrevido a poner en su lugar a ese émulo de Hitler; Ni Egidio Torre, ni Ramiro Ramos, ni Cabeza de Vaca han hecho pública su postura ante los señalamientos que hace Donald etiquetándonos de “criminales, violadores, vendedores de drogas”.

¿No hay nadie que defienda el honor de los tamaulipecos ante éste hijo de McDonald?

No me sorprende que la invitación por parte del Gobierno de México a Donald Trump para venir a los Pinos haya levantado una enorme ola de furia e indignación tanto en nuestro país como en estados Unidos;

En medios internacionales lo que menos le dijeron al presidente es que había sido una decisión “muy desafortunada”.

Lo que si asombra es que uno de los ejes centrales de las columnas y análisis periodísticos se centra en un punto: Quien debe pagar por el muro de la ignominia que pretende levantar Trump de llegar a la presidencia de Estados Unidos como una medida para frenar la oleada de inmigrantes mexicanos, calificados por el magnate de la construcción como “criminales, violadores y traficantes”; la sola idea de un muro a lo largo de la frontera con los Estados Unidos es inaceptable, humillante y denigrante.

Los tamaulipecos tenemos una larga franja fronteriza con los vecinos del norte por lo que seríamos afectados directamente por una decisión de esta naturaleza y sin embargo no ha habido un pronunciamiento oficial por parte de nuestras autoridades estatales; ni el Gobernador Constitucional ni el electo han hecho pública su postura ante esta ofensiva propuesta.

De Egidio Torre se entiende –no se justifica- su silencio; si en el plano estatal ha sido omiso en sus responsabilidades no podemos esperar que hoy le salga lo estadista y critique a Peña Nieto, o mínimo a Donald Trump. El señor se va como llegó, con más pena que gloria.

Tampoco lo esperábamos del Presidente de la Junta de Coordinación Política del Congreso del Estado de Tamaulipas Ramiro Ramos salinas, dado que éste es empleado del ejecutivo y si Egidio no abrió la boca mucho menos lo haría su empleado.

Del Gobernador electo Francisco Javier García Cabeza de Vaca esperábamos una postura firme en defensa de los tamaulipecos ante la embestida de ese retrograda político norteamericano, pero hasta el momento no se ha dado.

Y no es que se trate de política internacional y no le corresponda. Tampoco es que como Gobernador electo no pueda emitir una opinión, ya que nada se lo impide.

Si el presidente de su partido Ricardo Anaya levantó fuerte su voz reprochando que “con esta decisión se consumó la humillación en contra de los mexicanos al invitarlo y abrirle las puertas de Los Pinos” y remató su enérgica condena expresando lo que todos pensamos con un “En qué cabeza cabe haber invitado a Donald Trump, en el peor momento de su campaña, después de que nos ha insultado a todos los mexicanos, y además vino a insistir en la torpe idea de construir su muro; Debimos haberle dicho en su cara señor Donald Trump, los mexicanos tenemos dignidad y usted no es bienvenido a México, discúlpese y váyase”; políticamente estaba la puerta abierta para que el electo secundara y no dejara solo a Ricardo Anaya, dada la importancia que representa la opinión de un personaje que viene a desplazar 87 años de hegemonía priista en un Estado sumido en los más bajos niveles de todos los parámetros medibles.

Si los ex Gobernadores y sus nexos delincuenciales con los carteles de la droga hicieron de Tamaulipas un infierno y tanto en nuestro páis como en el extranjero, asocian a los tamaulipecos con violencia, narcotráfico, corrupción y criminalidad por culpa de unos cuantos políticos ladrones, es hora de que la voz de quien elegimos para representarnos se eleve para aclarar que no todos somos iguales, que Tamaulipas vive ya una época de cambio y que se acabó la tolerancia a los nexos criminales y la corrupción de políticos y empresarios y que exigimos respeto y un trato digno, y no toleraremos que quienes nos insultan y humillan sean bienvenidos a México.

Francisco García Cabeza de Vaca es el líder del momento en Tamaulipas, tiene tras de sí el apoyo de la inmensa mayoría de la sociedad civil y unas palabras de dignidad ante tanta genuflexión del presidente Peña Nieto harían positivo efecto en el estado de ánimo de los tamaulipecos y lo posicionaría, a él y a su partido excelentemente bien de cara al 2018.

No queremos pensar que su silencio obedezca a la gran amistad que mantiene con Estados Norteamericanos como Texas y sus autoridades; tampoco quisiéramos elucubrar que no arriesga su futuro político criticando a un personaje que aunque tiene muy pocas posibilidades, podría llegar a ser el presidente de los Estados Unidos con todo lo que esto conlleva en una relación de franca dependencia económica y política.

Los mexicanos estamos solos, huérfanos ante las posturas del Presidente de la República; Urge que alguien nos represente realmente y ese ya no es Peña Nieto. En Tamaulipas confiamos y creemos en Cabeza de Vaca. Es hora de que honre esa confianza, esa fé que los ciudadanos depositamos en él y nos haga sentir que no nos equivocamos.

Sus palabras condenando de manera enérgica la postura de Trump sería una bocanada de oxígeno puro para Tamaulipas y le darían el respeto y la estatura política que ningún gobernador tamaulipeco ha tenido hasta ahora.

“El muro de Berlín cayó en 1989, yo tengo todavía un pedazo de lo que cayó ahí”, diría Pedro Pablo Kuczynski el presidente de Perú.

Algo así quisiéramos oír de nuestro futuro gobernador

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