Política

Tienen que caer, deben perder

Por el bien de Nuevo Laredo ya tienen que caer estos rateros, debe parar este robo, ya no más traición y daño al pueblo, urge que los villanos pierdan esta elección a efectuarse en dos domingos.
No pueden gozar siempre de eterna impunidad, debe acabar esa suerte que les acompaña, tiene que terminarse dentro de 14 días.
Para ello, todos tenemos que salir a votar en contra de los hampones que ya todos sabemos quiénes son.
Sí, esos que ayer eran perras flacas y ahora viven como magos gringos.
Está en manos del ciudadano, es tan fácil para un pueblo unido el terminar con tan mal fario que nos persigue.
¿O será que más bien nos hemos forjado con creces esta desfortuna nosotros mismos, por nuestra insensible pasividad, nuestro enfermizo desinterés, nuestro eterno abstencionismo?
Basta de no ir a votar, ¡eso quieren los rateros!, ellos mismos lo promueven, tratan de desanimar al pueblo, para así ellos sacar a votar a los suyos, a los miles de sufragios que ya han comprado.

LA SENCILLA SOLUCIÓN
En el voto del elector que se ha visto perjudicado con cinco años de atraso, con un lustro de saqueo del erario, está la solución a tan mal gobierno y pésima legislatura.
El robo sistemático y acostumbrado que vive la ciudad, acabaría con la inteligencia aplicada a esa boleta que usted tendrá en las manos el domingo 6 de junio.
No hace falta decirles las paupérrimas condiciones en que vivimos, no hay que explicarlas, ni enumerarlas, puesto que todos las vivimos y las padecemos a diario, en cada momento del día, a cada instante de nuestra vida en esta ciudad.
Ya no podemos permitir las decisiones legislativas que tanto nos han afectado, como el privatizar el tramo carretero que es nuestro cordón umbilical con el resto del país, con el interior de la nación y el cual nos ha hecho merecedores de grandes participaciones federales (inmenso tesoro que el pueblo no vemos, porque se lo roban los gobernantes municipales y estatales, como ha sido siempre).
Ya no podemos permitirles el reelegirse para que sigan aprobando deuda pública, empréstitos que por 4 mil 600 millones primero, y luego por otros 1 mil 500 millones, tan sólo en los últimos cinco años, ha contraído este caco de Reynosa.
Deuda que pagaremos los ciudadanos, hasta nuestros nietos, pues las participaciones federales han quedado en prenda, comprometidas para liquidar tales créditos, al menos hasta el año 2040.
Un dinero federal con el que más o menos se sostiene esta ciudad, el que si no se lo han robado todo, es porque es demasiado, si no, estaríamos peor.
Pero resulta que ya lo comprometieron todo, por los siguientes 20 años.
Nuevo Laredo estaría mejor con ese dinero de la Federación, si ellos no se lo hubieran escamoteado casi todo convertido en presupuesto de egresos, repartido entre gobernador, alcalde y diputados.
Todo es un círculo vicioso, la moneda rueda sólo en redondo, sólo cae en los bolsillos de ellos, no hay mejoras para el pueblo, no para Nuevo Laredo, un municipio tan rico en presupuesto, en participaciones, pero tan pobre en todo (agua potable, drenaje sanitario, calles, seguridad pública, alumbrado, transporte público, recolección de desechos sólidos, etcétera).

INFESTADOS DE LADRONES
El ciudadano no sabe dónde está el dinero de una ciudad tan rica, el residente sólo ve un pueblo tan pobre, tan carente de todo.
Son 10 años sin un policía municipal que nos quite los robos domiciliarios, los atracos a nuestro humilde puestecito de vendimia que es el sostén de nuestra pobre familia.
Alguien que evite el apañe de la batería o de la autoparte de nuestro vetusto coche.
Ya ni mecedoras tenemos afuera de nuestro humilde hogar para salir a mitigar el calor, todo va pa’l “fierro viejo”, como la tubería de cobre o la de bronce, que a cada rato reponemos y que a la vez nos obliga a gastar en reparar las fugas de agua y gas que nos dejan estos malditos ladrones.
¿Por qué otros estados -vecinos- como Nuevo León y Coahuila sí tienen policía en todas sus ciudades?
Y que conste, sólo clamamos por un gendarme de barrio que nos evite los delitos del fuero común, que nos cuide a nuestros hijos de ser molestados por degenerados y por gandules.
De los otros ilícitos no nos interesa ni hablar, ni ser blancos, los llamados “duros” no nos importan, son como las llamadas a misa, el que quiere va y el que no, pues no va.

UN VOTO MUY CARO
Salgamos todos a votar, que esos 500 pesos que han venido pagando los pillos del gobierno por cada voto en estas tres pasadas elecciones, no se conviertan como hasta ahora, en los sufragios más caros de nuestra vida.
Ha sido muy costoso ese desembolso de los rateros de cuello blanco, para con nuestro dinero.
Y lo caro no ha sido el capital para mercar tales boletas cruzadas, sino el resultado de esa compra de papeletas electorales, o sea, el asentar a estos gobiernos y diputados malandrines.
Ganar una elección para alcalde con 50 mil votos, de a 500 pesos cada uno, entre una población estimada en 500 mil habitantes, sí que es un precio muy alto.
Y no, no es por el hambre de los que vendieron su sufragio, sino que fue por la pasividad el desinterés de los otros 450 mil residentes, ese enfermizo abstencionismo del grueso de nuestra raza, de la avasallante mayoría desinteresada en cómo le va a ir a nuestra ciudad,
pueblo y comunidad, con los que resulten ganadores en las urnas, tal y como estas sabandijas.
No politizada, no interesada en el futuro de su pueblo, de sus hijos, algo que inevitablemente le afectará a él (a cada ciudadano), que le tocará en lo más sensible.
Pues aunque digamos que no nos afecta el votar o no, claro que sí infiere en nuestra vida, es algo inevitable aquí vivimos, de aquí somos.
¿O no le afecta que se roben todo y que como pueblo no tengamos nada? ¿No afecta que las calles estén destrozadas y dañen su automóvil? ¿O que lo estén atracando en su negocio a cada rato?
¿No nos afectan que a nuestras hijas las estén molestando (les hagan algo peor) esos barbajanes que se saben impunes, a los que nadie les hace nada?

UN PRECIO MUY CARO
Vean las dos elecciones de este individuo, hoy el hombre más rico de la ciudad, después de ser no más que un pulgoso y famélico can.
Y las de los cuarto legisladores con licencia, que también están ahí por la conjugación a su favor, de una doble situación: 1) Una grosera mercadería de votos; 2) El abstencionismo a su máxima expresión.
Una vendimia de sufragios y un pueblo que no salió a votar.
¿Lo vamos a repetir este 6 de junio, nos vamos a quedar en casa sin acudir a votar?

IMBECILIDADES MAYÚSCULAS
“Todos son iguales”, “todos roban”, “es lo mismo”, “¿para qué voto?”, “siempre quedan los mismos”, “de nada sirve”, “uno vota por uno, pero ellos ponen a otro”, “la elección es mentira”, “queda el que ellos quieren”, “la elección está vendida (comprada)”, “ya está tamaleado el asunto”.
Las entrecomilladas opiniones del pueblo, es lo que tiene sumido a nuestra ciudad, estado y país.
Vicente Fox Quesada ganó en el año 2000 porque el pueblo estaba cansado de gobierno de rateros del PRI, así que como uno, salimos a votar todos (casi) y por ello no le pudieron robar el voto, fue avasalladora la respuesta ciudadana, ni oportunidad para hurtar la elección, nada de poder cambiar los resultados.
Andrés Manuel López Obrador ganó en 2018 por lo mismo, es el más fresco ejemplo de lo que queremos hacer notar del poder del pueblo, de un pueblo unido, que jamás será vencido.
Antes, en 1975, a nivel local, Carlos Enrique Cantú Rosas lo hizo bajo las mismas circunstancias; y en 2013, su hijo del mismo nombre, triunfó exactamente bajo las mismas condiciones.
Así que salgamos a votar.
Ya no permitamos que se roben todo, que nos desgracien, que concesionen, vendan, renten, permisionen o malbaraten nuestro territorio, nuestra ciudad, que escamoteen nuestro tesoro.
Ya queremos un transporte público decente y una recolección de sólidos que le quite a nuestra ciudad el profundo y extenso olor a excremento.
Ya anhelamos un sistema de agua potable y de drenajes sanitario y pluvial ¡para todos y todos los días!, como el que nos debe dar una Comapa con números negros y un río Bravo que nos abraza.
Exigimos la ciudad que merecemos, el municipio de 3 mil 500 millones de presupuesto anual, pesos anuales, lo que nos merecemos, nada más.
No vendamos nuestro voto en 500 pesos, agarrémosles ese dinero, pero votemos por otro, es capital desembolsado por el pueblo, en obligaciones fiscales, pagos de impuestos y por servicios municipales y estatales prestados.
Elijamos a otros, no a ellos, hagámoslo por el que creamos que no será tan pillo como estos, por el que pensemos que hará mejor las cosas y que su único error pueda ser el desconocimiento del oficio, pero no por maldad, mucho menos por bandidos.
No permitamos que se eternicen en esta desalmada ladronería.
No a que sigan disponiendo de la ciudad a su antojo, vendiendo y comprando predios a millones de ¡dólares! según su antojo y conveniencia.
Que cese ya ese insultante manoseo de nuestro tesoro, la burla de los funcionarios asociados con particulares a quienes les ceden concesiones y permisos mediante contratos leoninos, que sólo significan pingües ganancias para estos servidores públicos y para aquellos particulares.
Pero que el pueblo no ve nada de confort en todo ello.
Este actuar de políticos-funcionarios con socios prestanombres o tapaderas, es cada vez una majadería más grande, robo descarado, sin ambages, sin caretas.

¡FUERA MÁSCARAS!
Que legisladores que se supone representan al pueblo, no estén levantado su manita para aprobar empréstitos que sólo van a parar a los bolsillos de su amo el goberladrón en turno, pero con jugosos intereses para ellos que como poder legislativo, se amafiaron con
aquel, para hacer posible el robo tan grave al pueblo, pues lo han dejado empeñado por décadas al ciudadano, y postergado el crecimiento del estado y municipios.
No se llenan no sólo de manotear el erario, sino que es quizá tal vez mayor la cantidad de dinero que obtienen, haciendo mal uso del poder gubernamental que les conferimos con nuestro abstencionismo.
Y con el posterior desinterés que exhibimos cada día como ciudadanos, cuando ellos ya son autoridad, gobernantes o diputados y nos están robando y hacen más negocios descarados, gracias a un pueblo tan pasivo.
Todo por no acudir a votar y así ser menos que los votos que ellos sí pudieron comprar (con nuestro propio dinero), míseros 50 mil votos que obtuvo este alcalde, de entre casi 300 mil electores registrados.

YA NO
Pero ya no, ahora van a morder el polvo, es urgentemente necesario que así sea, por el bien de la ciudad, por nuestra gente.
Ya no, ya se les acabó su minita de oro, su buena suerte que han tenido por tanto tiempo.
Nuevo Laredo ya no aguanta tres años más de pillerías mayúsculas como las de estos bandidos, ya no soportamos decisiones tan malignas como la de los legisladores locales.
Y las de regidores y síndicos que por migajas, aprobaron endeudamientos, de acceder a ventas y compras de terrenos, a regalar predios a particulares o a adquirirlos de éstos, cuando que el Ayuntamiento tiene decenas de hectáreas propias y no necesita de tales
trinques con predios.
Como primera sorpresita vamos a sacarlos del poder y como segundo, vamos a tratar de meterlos a la cárcel o de perdido, vamos a darles una descobijada bruta, una balconeada atroz, para que queden chamuscados para siempre, a ver si así se marchan de la ciudad.
Feliz domingo para todos, y todos a votar en dos domingos más.

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