“Asaltan”a padres en casas de empeño
Escrito por Perla María Reséndez empeno
VICTORIA, Tamaulipas.-Orillados por la falta de recursos para pagar inscripciones y útiles escolares, cientos de padres de familia hacen largas colas en las casas de empeño donde dejan su patrimonio a cambio de dinero donde les cobrarán por anticipado, intereses de hasta el 257 por ciento anual.
“Los bienes son para solucionar males”, dice un refrán que repite Josefina Padilla para responder el porqué va a empeñar una pantalla de 20 pulgadas, que le ayuda a cargar uno de sus hijos.
“Hay que pagar las inscripciones, uniformes y los libros que piden en las escuelas”, señala mientras le hace señas a su hijo para que se forme en la fila donde un valuador lo pueda atender.
Las cuotas de inscripción de hasta mil 500 pesos, los uniformes que se le obliga a comprar con un proveedor que los vende más caros que el precio del mercado, son gastos que no están en el presupuesto y la gente tiene que echar mano de sus bienes para sacar algo de dinero
Los padres de familia se vuelcan a las casas de empeño para cambiar por poco efectivo una prenda y así ayudarse a completar el gasto del regreso a clases.
Y las casas de empeño literalmente “hacen su agosto” con la necesidad de los padres que quieren que sus pequeños sigan estudiando, aunque el costo sea dejar por un tiempo algunas de las comodidades como la televisión, la computadora, la consola de videojuegos que los mismos padres regalaron la Navidad pasada al menor de la familia.
Doña Josefina no es la primera vez que tiene que desprenderse de algo para salir de un apuro, recuerda que en mayo empeñó la computadora portátil de su hijo para completar el viaje de estudios al que se fue con sus compañeros de la Prepa.
“La empeñé y luego la recuperé, ahora se va la pantalla, ¿para eso son las cosas no?, para sacarnos de un apuro, espero en dos meses sacarla, todo está en organizarse y hallarle el modo para no perder las cosas”, dice.
Pese a que algunas casas de empeño ofrecen prestar hasta un 80 por ciento del valor de la prenda, un estudio realizado por Condusef situó este promedio en apenas entre el 25 por ciento de las casas de empeño; el préstamo promedio se situó entre el 25 al 45 por ciento del valor de la prenda.
De acuerdo a un estudio del organismo, el 90 por ciento de las casas de empeño registradas son comerciales y apenas un diez por ciento son instituciones de asistencia privada.
En un sondeo en casas de empeño en Victoria, los encargados coinciden con Profeco al señalar que son las amas de casa, en un 80 por ciento, las que preferentemente acuden a empeñar alguna prenda, el restante 20 por ciento, son comerciantes, estudiantes, desempleados y jubilados y pensionados.
“Son ellas las que saben qué pagos hay qué hacer y siempre buscan la forma de resolver las necesidades de las familias, en esta época, el regreso a clases”, dice la gerente de una de las sucursales de Fundación Dondé.
De acuerdo a los encargados de las casas de empeño visitadas, es el mes de agosto, tras las vacaciones de verano, cuando se registra un incremento de pignorantes que empeñan desde joyas, computadoras, celulares, juegos de video, pantallas y en algunos casos coches o la casa.
“Mucha gente tiene la idea de que sólo quién no puede tener un crédito en el banco empeña sus cosas, pero algunos pequeños o medianos empresarios acuden a un empeño para resolver un problema de pago de nómina o comprar insumos necesarios para la actividad que realicen”, apunta Isela Santiago, de una casa de empeño ubicada en el boulevard Praxedis Balboa.
No todas las cosas que se llevan empeñar son tomadas por las casas de empeño o lo que ofrecen no es lo que el pignorante espera: “Traje una mini lap, pero me dicen que es muy viejita y sólo me querían prestar 300 pesos, no me sirven para nada”, dice Roberto Ponce al salir decepcionado de uno de las tantas casas de agio que hay en la ciudad.
La Procuraduría Federal del Consumidor se ha empeñado en la importancia de leer las letras chiquitas de los contratos que se firman en las casas de empeño, pues es común que se pase por alto el costo que al final se tiene que pagar por un empeño, es decir el Costo Anual Total (CAT).
De esta manera, mientras el CAT de las casas de empeño comercial puede alcanzar hasta el 257 por ciento, en una institución de asistencia privada alcanza como monto máximo el 120 por ciento; así por un préstamo de 5 mil pesos, en una casa de empeño privada, podría llegar a pagar hasta 12 mil 850 pesos en un año, además de otros gastos que a veces no son considerados y que algunos incluyen en los contratos como el seguro contra robo, almacenaje e IVA.
Un dato sobresaliente es que al menos en Victoria, el 80 por ciento de los pignorantes recuperan sus prendas, que servirán después para resolver algún otro “imprevisto”, los artículos del otro 20 por ciento, son exhibidos en aparadores de las mismas casas de empeño, muchas veces con precios como si fueran nuevos. Algo importante también a considerar antes de empeñar es verificar que la casa de empeño cuente con la inscripción en el registro público de casas de empeño y que el contrato de adhesión esté registrado ante Profeco, datos que se deben incluir en el contrato que se firma, de no ser así, la recomendación de la Profeco es no firmar.
Las sanciones por no estar inscritas en el Registro Público de Casas de Empeño pueden ser una clausura total o parcial hasta por 90 días y una multa de hasta 3 millones 732 mil 298.57 pesos, misma que será impuesta por la Profeco, con base en la Ley Federal de Protección al Consumidor.
En los casos en que el proveedor registrado utilice un contrato de adhesión distinto al registrado ante Profeco, puede ser suspendido en sus operaciones, en tanto no se apegue al contrato registrado por la Profeco o no cuente con el refrendo de la inscripción al registro.
También la Profeco está facultada para cancelar la inscripción de las casas de empeño en el Registro, cuando se presente información falsa o cuando incurra por más de dos ocasiones en alguna de las causas de suspensión.