Paternalismo de SEDESOL afecta Ciudad Mier
PUEBLO TAMAULIPECO DE RODILLAS
ANTE PROGRAMAS ALIMENTARIOS
Por Ramón Loo
En verdad resulta lastimoso y penoso, que en pleno siglo XXI ocurran este tipo de situaciones, sobre todo en ciudades que están colindantes con el país más poderoso del Mundo. Tal es el caso del municipio de Mier, Tamaulipas, donde, sino se reactiva su economía, a través de fuentes de trabajo, que sean dignas y bien remuneradas, este lugar dentro de poco será un pueblo “fantasma”.
A pesar de que él gobierno del estado, ha implementado una serie de programas tendientes a brindar un apoyo solidario, esto a través de la ayuda paternalista, por parte de la SEDESOL, tanto federal, como estatal, y en combinación con la municipal, ésta resulta insuficiente, puesto que no es posible que alcance la repartición de esos sustentos para todos los municipios tamaulipecos.
Y es que, a ciencia cierta, lo que los gobiernos han estado creando, es una población de mexicanos, que cada día se ha vuelto más dependiente de esos apoyos, generando con esa acción que los ciudadanos, se conviertan en un pueblo sumiso, doblegado, y que se concreta solamente a recibir esas dádivas de los gobernantes en turno.
En la actualidad ese municipio, no solo está expuesto a la inseguridad, sino que la falta de empleos, de desarrollo económico en esa zona, hace necesario la creación de una planeación estructurada, por parte del gobierno del estado y que sea “aterrizada” de inmediato, en fuentes de trabajo para promover, crear y fomentar, actividades generadoras de ingresos, para producir dinero contante y sonante, y que eso les permita a sus habitantes obtener el poder adquisitivo, para vivir y tener un verdadero bienestar social, pero sobre todo de encaminarlo hacia una prosperidad para esas familias fronterizas.
No es que se esté en contra de que se otorgue algunos de esos apoyos gubernamentales, como en la salud, la educación, el deporte y la cultura, pues sí bien, también apoyan el empleo, éste es en realidad, para realizar pequeñas micro empresas familiares, que son consideradas como “artesanales”, por no decir, como lo anunciaba con “bombos y platillos”, aquel expresidente de México, “ten quinientos pesos, y haz en una olla tamales para que los vendas”.
En lo que sí difiero, es que estar basando esos sustentos con programas alimentarios, es tanto como decir que, “no basta que se les esté llevando el pescado”… sino que, lo que hace falta es, “enseñarlos a pescar”, pues quién nos puede asegurar, que más adelante, se terminen esos programas, y la gente, como ahora está sucediendo en esa ciudad tamaulipeca, tengan que emigrar a otras ciudades en busca un de trabajo mejor pagado, para mantener a sus familias dignamente.
No queremos pensar, aunque así lo digan las mayorías que, esto sea una estrategia del gobierno mexicano, para mantener sometidos a esos ciudadanos y condicionados a una raquítica donación de alimentos, y que cuando se tenga que elegir mediante el voto constitucional a nuevos gobernantes, está sea la causa principal. Pues no es justo, más bien suena hasta indignante para cualquier mexicano o tamaulipeco, que un gobierno del nivel que sea, tenga “amarrado” a todo un pueblo por el estómago, mucho menos que permanezca de rodillas ante él.